Empecemos por los pésimos resultados que obtuvo la delegación mexicana que asistió a Tokio 2020 y que participó en la máxima justa deportiva a nivel mundial, los Juegos Olímpicos. La cosecha de solo 4 medallas de bronce por parte de la delegación más numerosa que ha asistido en la historia de estos encuentros, que ubicó a México en el lugar número 84 del medallero general, mostró al mundo entero el poco apoyo e importancia que el actual gobierno da a la actividad deportiva y comprobó lo que ya se ha dicho con antelación, la corrupción que priva en la CONADE; es una vergüenza, pues países más pequeños y con menor desarrollo económico hicieron mejor papel que el nuestro por ejemplo: Cuba, Jamaica, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, Ecuador y Bahamas. Pero ni Ana Guevara ni el presidente han dicho nada al respecto, pues la derrota no tiene madre ni padre.
Para completar el infortunio, las grandes transnacionales de la comunicación compraron los derechos de transmisión de los Juegos, pudiéndoles ver solo aquellos que tienen acceso a la televisión de paga o al internet, dejando a la inmensa mayoría de la población sin el conocimiento de tan importante evento deportivo.

Seguimos por lo anunciado por el Consejo Nacional de Población de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en su informe del pasado 5 de agosto, en que se informa que en México el número de pobres creció en 3.8 millones de personas y el de aquellos que se encuentran en pobreza extrema en 2.1 millones de mexicanos. Datos que el presidente Andrés Manuel López Obrador cínicamente niega, con la simple afirmación de que él tiene otros datos, pero sin presentar evidencia que refute lo afirmado por el Coneval. El gobierno de la “Cuarta Transformación” está fallando en la promesa de combatir la pobreza a pesar de las mentiras del presidente.

Nos encontramos con la tercera ola del Covid 19, que tiene azolada a la población mexicana, pues el pasado 3 de agosto hubo 20,685 contagios en un solo día, cifra que estuvo muy cerca de rebasar el récord de contagios de todo el periodo que va de la pandemia. Una verdadera catástrofe para el país, ya que ahora no hay distingos en las edades de los afectados por la enfermedad, pues son miles los niños y jóvenes afectados por ésta. Pero el presidente López Obrador, en lugar de hablar de la gravedad del problema y de las medidas a tomar, se puso a organizar una consulta ciudadana inútil que a muy pocos interesó pero que sí sirvió de distractor; fue a visitar la tierra natal del Chapo Guzmán, Badiraguato, Sinaloa y se aventó la puntada de denunciar a las principales empresas fabricantes de armas en los Estados Unidos de Norteamérica, medida falsa, engañosa que le sirve para ganar votos y el aplauso fácil, y también anunció el retorno a clases presenciales para el próximo 30 de agosto «llueva, truene o relampaguee».

El gobierno de la Cuarta Transformación cierra los ojos ante le aterradora realidad e inventa distractores.

Sabemos que, ha caído la producción de gas licuado de petróleo en PEMEX y las importaciones de dicho combustible se han incrementado, situación que ha traído como consecuencia el aumento del gas de uso doméstico. Esta situación llevó al presidente López Obrador a poner un tope al precio del gas y a anunciar la creación de una empresa de gas, “Gas Bienestar” que, a su decir, lo distribuirá por todo el país. Pero dicha medida viola las normas de los tratados comerciales internacionales y los compromisos de México con el libre comercio con otros países, por lo que las gaseras seguramente se irán al amparo y los ganarán, o el gobierno tendrá que subsidiar el gas con dinero de los impuestos, al igual que lo hizo Carlos Salinas con los torti bonos. Lo previsible es que se venga un desabasto de gas al país, tal como ocurrió con la gasolina, y que el mercado negro se apodere de la venta de gas (ahí va el huachicol).

Por último, nos encontramos con la renuncia de Arturo Saldívar a la extensión de mandato para presidente de la Suprema Corte, que se pretendía imponer por parte de Morena como parte de un plan preconcebido por la 4T para la reelección presidencial. Este hecho ahonda la confrontación entre el Poder Ejecutivo y el Judicial, pero desde mi punto de vista, esto beneficia el equilibrio de los poderes. Es predecible que López Obrador se vaya en contra del Poder Judicial y del INE, con el propósito de controlarlos, acción que nadie sabe a dónde vaya a parar.