El viernes pasado, de gira por Culiacán, Sinaloa, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó que tiene la conciencia tranquila por haber ordenado la liberación, en octubre de 2019, de Ovidio Guzmán, hijo del capo sinaloense Joaquín “El Chapo” Guzmán, y defendió que su política de “abrazos, no balazos” funciona, asegurando que “vamos a demostrar que es eficaz, aunque se burlen”.
Explicó que su gobierno optó por una estrategia social, más que de guerra como en el pasado, para resolver el problema de la inseguridad y la violencia. Pero esto “a los conservadores de mentalidad autoritaria no les cuadra, no les gusta, apuestan mucho al ojo por ojo, al diente por diente, a que nos quedemos tuertos todos y chimuelos”.
“Cuando dije ‘abrazos, no balazos’, hasta se burlaron. Todavía”, recriminó.
Pero la violencia desbordada en estados como Guanajuato, Zacatecas, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Baja California, Chiapas y Tamaulipas, entre otros, donde los grupos criminales siguen disputándose sangrientamente el control de esas regiones, deja en entredicho el optimismo del Jefe del Ejecutivo federal, quien a mediados del mes pasado, se reunió en Palacio Nacional con los 16 gobernadores de su partido, en funciones y recién electos, para exhortarlos a fortalecer las acciones en esta materia, principalmente en las demarcaciones con mayor índice de delincuencia, pues les advirtió que “si no terminamos de pacificar a México, por más que se haya hecho, no vamos a poder acreditar históricamente a nuestro gobierno”.
Inclusive parece contradictorio que siga apostando a los “abrazos, no balazos”, cuando la semana pasada en su gira por Veracruz anunció que además de aumentar en 50 mil millones de pesos el presupuesto de la Guardia Nacional también se propone duplicar el número de cuarteles proyectados para este cuerpo policiaco, de 250 a 500, al que ahora pretende integrar como tercera fuerza armada a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
López Obrador, quien el viernes pasado inauguró otro nuevo cuartel en Tamazula, Durango, rechazó que la Guardia Nacional, que terminará el sexenio con 145 mil elementos, implique la militarización del país. Sin embargo, en la conferencia de prensa que horas antes había dado en el cuartel de la Tercera Brigada de Policía Militar de la capital sinaloense, el mandatario planteó que se requiere aprobar una reforma a la Constitución con objeto de que esta corporación policiaca quede integrada formalmente a la Sedena “para que no sea flor de un día ni una policía de segunda”.
Pero, mientras, en Veracruz, el jueves pasado fueron ejecutadas cuatro personas en Omealca, otra en Cosamaloapan y un oficial de la Guardia Civil en Acayucan.
Y al día siguiente, “ante la falta de la debida diligencia y respuesta de todas las autoridades responsables de buscar, localizar, identificar y entregar” a las personas desaparecidas, la Unión de Colectivos de Madres Buscadoras de Tamaulipas difundió un mensaje para suplicarle al líder de “Los Ciclones”, una célula criminal aliada del Cártel del Golfo, “una tregua de paz” a fin de que los dejaran ingresar al predio La Bartolina para buscar los restos de sus familiares.
A su vez, Armando López Moreno, alcalde del municipio tamaulipeco de Miguel Alemán, vecino con Texas, pidió mediante un video también una tregua a los distintos grupos del crimen organizado que operan en la zona conocida como “La Frontera Chica” –integrada por los municipios de Camargo, Mier, Ciudad Guerrero y Díaz Ordaz– para que habitantes de esa región puedan trabajar y vivir en paz.
“He alzado la voz en materia de la inseguridad como nadie lo ha hecho, como ningún presidente municipal de la región”, expresa el edil en el video.
“Decirle a la delincuencia organizada que ya no queremos más guerra”, termina implorando.
Como decían los ciudadanos inermes en la serie del “Chapulín Colorado”, ese popular personaje creado por Roberto “Chespirito” Gómez Bolaños: “¿Y ahora quién podrá defendernos?”