Los consumidores de gas doméstico (LP) nos hemos convertido en rehenes de la estafa de las empresas y en el objetivo del nuevo engaño del gobierno morenista frente al aumento desmedido del precio del combustible. Los distribuidores actúan con absoluta impunidad mientras que el gobierno promete una nueva empresa –“Gas Bienestar”- para regular un precio que está determinado por el mercado internacional, como también sucede con la gasolina.

Esta es una historia de tantas que se viven a diario. De manera intencional, ante el aumento continuo de precios, dejamos en casa que el tanque estacionario se vaciara a cero. No había gas ni para encender un cerrillo. Entonces recurrimos a la empresa que siempre ha surtido, Gas Nieto, quien en un par de horas estaba en nuestra vivienda.

Acompañé al operador hasta la azotea y verificamos juntos que el gas estacionario de 300 litros estaba completamente vacío. Póngale 150 litros le pedí, mientras tomaba una fotografía al medidor. Así lo ordenó al chofer, quien desde la pipa programó la carga. Y en eso estábamos, viendo el ir y venir de la pequeña aguja roja, cuando de pronto la carga se detuvo. La flecha siguió moviéndose hasta que se quedó fija en el 46% de la capacidad del tanque.

De inmediato hizo la operación para destrabar la manguera y cerrar la válvula. -¡Oiga, le pedí 150 litros, es decir, que lo llenaran al 50 por ciento!, le dije. Ese es el 50 por ciento, es lo que marca la pipa, me respondió. ¡Pero este tanque dice que no está a la mitad!, repliqué sacando nuevamente fotografías.

De manera amable intentó darme una explicación. “Por el calor, el gas se expande y la medición no es exacta”, me dijo. – Pero si se expande, entonces el tanque estacionario marcaría más del 50% aunque su carga sea menor, respondí. Buscó rápidamente otra salida. “Tiene razón. Entonces debe ser el gas que se quedó en la manguera”, insistió. –Si es el gas que se quedó en la manguera, ¿entonces por qué me lo cobran, si ese lo van a regresar a la pipa?, le dije.

Sin respuestas, me dijo que ellos no programaban las pipas y que eso era un tema que tenía que resolver en la planta, cosa que técnicamente era cierto. Para entonces, el operador ya tenía lista mi factura por los 150 litros que yo había solicitado pero que no surtieron.

Fue entonces que tomé la iniciativa: -Voy a pagarles el 46% que me están cargando; si quieren que les pague los 150 litros, llenen mi tanque a la mitad. Para entonces ya estaban molestos y a la defensiva; me insistieron que debía pagar por el servicio. -No me niego: pagaré lo que me surtieron solamente. “Entonces hable usted a la planta”. Me negué.

Hablaron ellos y explicaron la situación. Desde la empresa, les preguntaron si efectivamente el tanque estacionario estaba completamente vacío. Dijeron que sí. Entonces les dieron la orden y el operador colgó. “Vamos a surtirle hasta la mitad del tanque y nos firma una factura por ese excedente”. Si claro, les dije.

A la sazón, como publiqué entonces en mis redes sociales, el 4% de 300 litros significan 12 litros de gas LP; entonces, el litro estaba a $12.65, lo que significa que me estaban birlando al menos ¡$150 pesos en una sola carga! Desde entonces, estoy boletinado en la empresa y muy pocas veces recibo el servicio.

Repetí la operación con otras empresas con los mismos resultados. Sin autoridad que las vigile y sancione –en Xalapa ya no hay oficina de Profeco- y amparados en que nadie sube con ellos a las azoteas a verificar el sobrante de gas y la carga que se hace, cada tanque de gas LP significa una ganancia extra de unos 300 pesos.

El Presidente fundará una nueva empresa estatal para distribuir gas sólo con propósitos populistas. Si en verdad estuviera preocupado por el costo del gas doméstico, haría una vigilancia férrea a las dos o tres empresas que controlan todo el mercado y que de manera cómplice establecen los precios del combustible.

Ojalá una empresa estatal fuera la solución y no un engaño. El propio Presidente ha reconocido que no ha podido cumplir su promesa de mantener los precios del gas doméstico, uno de sus principales compromisos de campaña. Desde el inicio de esta administración, el kilogramo (tanque) pasó de $19.55 pesos a $26.16 (33% de aumento), mientras que el litro para gas estacionario pasó de $11.52 a 14.42, es decir, 25% más. Ambos indicadores muy por encima de la inflación acumulada.

Según dijo ayer antes de concluir su gira por el estado, se beneficiará a las ciudades de Veracruz y Xalapa, donde se establecerán instalaciones del “Gas Bienestar”, donde se venderá el combustible a precios accesibles. Pero el gobierno no regula el precio del gas, como tampoco el de la gasolina; por eso utiliza los subsidios.

Lo que urge es que haya un verdadero control sobre el robo que realizan las empresas gaseras a miles de consumidores, todos los días, en nuestras narices.

Las del estribo…

1. Verdadera consternación causó la partida del diputado federal, ex líder nacional del PRI y ex Gobernador de Guerrero, René Juárez Cisneros. En medio de la polarización política, no hubo una sola voz que no expresara su sentir y reconocimiento a su persona. René Juárez fue un ejemplo de la cultura del esfuerzo, algo que destacó hasta por el propio Presidente en sus condolencias. Descanse en paz.

2. “Estamos en una situación especial, hay una especie de rebrote, una tercera ola de contagios, no es tan grave, es menor (…) dijo ayer el Presidente López Obrador. En cuanto se fue, el Gobernador de Veracruz emitió un nuevo decreto para restringir actividades y reabrió el Autódromo ante el incremento de contagios. ¿A quién le hacemos caso?