El lunes pasado, el Presidente López Obrador dio a conocer a través de su Secretario de Marina, la lista de las 50 ciudades más violentas del país en las que se registran más de la mitad de los delitos de alto impacto, principalmente los homicidios dolosos. Resulta que en la relación no aparece ningún municipio veracruzano. ¡Ojalá fuera cierto!
En la lista no incluyen, por ejemplo, a la ciudad de Xalapa que por varios meses se ha mantenido como uno de los primeros lugares en secuestros. De hecho, Veracruz tiene tres de las seis ciudades con el mayor número de casos en el país; las otras dos son Coatzacoalcos y Córdoba, que juntas suman oficialmente 126 en los últimos dos años, lo que confirma a Veracruz como el primer lugar en este delito.
Coatzacoalcos tampoco está a pesar de ser escenario de ejecuciones violentas y masacres que siguen sin aclararse. A finales del año pasado, la percepción de inseguridad de sus habitantes ubicaba al viejo Puerto México como la tercera en percepción ciudadana como la más alta insegura del país. Se equivocaron. Resulta que no está siquiera entre las primeras cincuenta.
En enero, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) también se refirió al historial de violencia en Veracruz, pues durante 2020 se registraron 79 al menos feminicidios. Además, se contabilizaron 92 homicidios dolosos y 144 homicidios culposos “datos que lo ubican como la segunda entidad federativa con más feminicidios en el país”, sólo atrás del Estado de México.
La única explicación posible a esta omisión es que se están contabilizando sólo los homicidios dolosos –en efecto, este delito ha tenido una disminución importante- y no el resto de los delitos, lo que nos llevaría a un trágico consuelo: aquí se cometen más delitos pero no nos matan. Pero esto no aplicaría siquiera en el caso de las mujeres, donde el feminicidio sigue siendo un lastre.
¡Ojalá las cifras sean reales! Ojalá que Veracruz esté recuperando la paz perdida. Los eventos violentos a lo largo del proceso electoral y los registrados en las últimas semanas nos roban el optimismo.
Morena gobierna en medio de balazos
De las cifras dadas a conocer por el Presidente resultan otras lecturas igualmente preocupantes para el gobierno federal. Registros del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelan que los 50 municipios más violentos concentran 48.3 por ciento de homicidios dolosos ocurridos entre diciembre de 2018 y mayo de 2021.
Pero de este medio centenar de ciudades, 31 son gobernados por Morena, 7 por el PAN, 7 por Movimiento Ciudadano, 2 por el PRD, 2 por el PRI y uno por un alcalde sin partido, según las cifras oficiales. Es decir, la violencia más cruda en el país se centra en los territorios gobernados por Morena, donde se gobierna en medio de balazos, no de abrazos.
Tijuana, Baja California, gobernado por Acción Nacional es el municipio más violento del país. En esa comunidad fronteriza, se registraron 749 homicidios dolosos que representan el 12% del total concentrado por los 50 municipios. Por estado, Guanajuato, Sonora y Jalisco son las entidades que más municipios tienen en el ranking de las 50 comunidades con mayor número de homicidios dolosos.
Ese mismo día, el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó que, a pesar de que Guanajuato concentra entre 15 y 20% de los homicidios diarios, se mantenga como al mismo fiscal general desde hace casi una década. No le falta razón al Presidente, sin embargo, tendrá que evaluar con el mismo rasero a las entidades y municipios donde Morena es gobierno.
La seguridad pública es el principal problema que el presidente no ha podido resolver; su actuación permisiva y su respeto a los líderes del narcotráfico sugiere que tampoco ha querido. Desde que inició su administración y hasta el día de ayer, en el país se han registrado 90,049 homicidios dolosos y feminicidios. Esta cifra significa que hemos vividos los dos años más violentos en la historia del país y estamos en la ruta del tercero.
Hay cifras que resultan en verdadero tiro en el pie. Hoy el país requiere de revertir la crisis de seguridad y no destinar la atención del gobierno en consultas populares; ante la imposibilidad de lo primero, el gobierno ha optado por lo segundo.
Las del estribo…
1. Con justa razón, la iglesia reclamó que el gobierno estatal no intervino para resguardar la catedral como si lo hizo con el comercio en marchas anteriores. ¿Complicidad? ¿Incapacidad? ¿Indiferencia? cuestionó el vocero de la Arquidiócesis de Xalapa, el sacerdote José Manuel Suazo Reyes.
2. El gobierno se quedó sin dinero. Una de las tres obras más importantes del gobierno, el aeropuerto de Santa Lucía, redujo el 90 por ciento de su presupuesto para este año. Parafraseando a uno de los innombrables: vamos mal y viene lo peor.