Una potente llamarada solar, registrada como pulso de rayos X, ionizó la parte superior de la atmósfera de la Tierra el pasado 3 de julio, provocando un apagón de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico. Esta es la primera llamarada X del joven ciclo solar 25.
La fuerza de una llamarada solar registrada este 3 de julio derivó en una interrupción en la comunicación de radio de onda corta sobre el Océano Atlántico. La llamarada fue la primera identificada como pulso de rayos X en el nuevo ciclo solar 25, afectando al extremo superior de la atmósfera terrestre.
Las llamaradas X son el tipo más fuerte de llamarada solar. Por lo general, son responsables de los apagones de radio más profundos y de las tormentas geomagnéticas más intensas. Según un comunicado de la NASA, en el momento de registrarse la erupción el material solar alcanzó una temperatura de aproximadamente 5 millones y medio de grados Celsius.
En términos generales, una llamarada solar es una explosión en el Sol que ocurre cuando la energía almacenada se libera repentinamente. Las llamaradas producen un estallido de radiación en todo el espectro electromagnético, desde las ondas de radio hasta los rayos X y los rayos gamma.
Una liberación tan extrema de energía se puede sentir aquí en la Tierra, aunque el Sol se encuentre a más de 150 millones de kilómetros de distancia de nuestro planeta. Para tener una idea de la magnitud de la energía liberada, se puede tener en cuenta que una llamarada solar X equivale a millones de bombas de hidrógeno de 100 megatones que explotan al mismo tiempo.
Llamaradas y ciclos solares
Los científicos han establecido una clasificación de las erupciones solares de acuerdo con la intensidad medida en rayos X, en un rango de longitud de onda de 1 a 8 Angstroms. Dentro de las tres clasificaciones existentes, las llamaradas solares X son las más fuertes: pueden desencadenar apagones de radio en todo el planeta y tormentas de radiación de larga duración.
La intensidad de las llamaradas solares se relaciona con los ciclos solares, ya que algunos presentan una mayor cantidad y fuerza en las erupciones. Asimismo, dentro de los ciclos solares existen períodos de mayor o menor actividad.
Para entender estos ciclos hay que considerar que el Sol, una enorme esfera de gas caliente con carga eléctrica, posee un intenso campo magnético generado por el movimiento de dicho gas. El campo magnético solar atraviesa diferentes cambios, que se evidencian cada 11 años con el advenimiento de un nuevo ciclo solar.
Los ciclos solares afectan la actividad en la superficie del Sol: estas variaciones se observan en forma de manchas solares. Durante el llamado mínimo solar, que ocurre al principio de cada ciclo, el astro rey presenta una menor actividad. Pero aproximadamente sobre la mitad de cada ciclo se registra el máximo solar, un período en el cual se incrementa la actividad y se aprecia una mayor cantidad de manchas solares.
¿Qué nos espera durante el ciclo solar 25?
La cantidad y magnitud de las manchas solares son algunos de los factores que determinan la irrupción de fenómenos como la última llamarada X. En un ciclo solar convencional, se pueden esperar alrededor de 150 llamaradas que alcancen la fuerza de la llamarada registrada el 3 de julio. Sin embargo, pueden ocurrir alrededor de 1.500 llamaradas de menor intensidad durante el mismo período.
Actualmente estamos iniciando el ciclo solar 25, pero durante el ciclo anterior el Sol generó 49 llamaradas solares X, según un artículo publicado por la CNN. Las estimaciones en torno al ciclo solar 25 indican que es posible esperar una cantidad similar de llamaradas X que durante el ciclo anterior.
Por lo tanto, la Tierra deberá prepararse para soportar varias decenas de estos fenómenos extremos en los próximos años, que pueden poner en jaque a las comunicaciones globales. Sobre el año 2025 llegaremos al máximo solar de este ciclo, por lo tanto es posible que se registre una mayor cantidad de eventos intensos.
Foto: imagen provista por el telescopio Atmospheric Imaging Assembly / canal 94 Angstrom, que muestra material solar a aproximadamente 5 millones y medio de grados Celsius el pasado 3 de julio, durante la erupción que derivó en la llamarada solar X. Crédito: NASA / SDO.
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