Cuentan quienes lo conocen y han tratado con él durante años que la fama lo nubló; que como buen “conejo lampareado” en carretera, perdió la mediana humildad que le restaba cuando subió al estrellato cortesía de la pandemia, y claro, del poder que le concedió el Presidente López Obrador.

Hugo López-Gatell cree que sus colaboradores y subalternos lo respetan. Nada más alejado de la verdad. Se han cansado de él. Me hacen saber que existe preocupación por lo que les depare cuando este gobierno finalice. Haber laborado a su lado no es buena presentación para buscar acomodo futuro.

Hugo López-Gatell confía en que sus compañeros secretarios lo apoyan. No es así. Más de la mitad de ellos han pedido al Presidente lo releve del cargo en cuando menos dos ocasiones, situaciones que adelanté en este espacio para EL UNIVERSAL. Le cortan la vuelta si se topan con él en algún pasillo, lo culpan de aquel contagio de AMLO, además, nunca lo secundaron cuando renegaba del uso de cubrebocas.

Hugo López-Gatell se considera respetado por la academia, y cree además, que al finalizar su labor en el gobierno actual, podrá integrarse como asesor o consultor internacional. Se antoja complicado, más aún cuando gente cercana a él me ha hecho saber que, varios de sus colegas y compañeros en esos ambientes, decidieron verlo sólo “como amigo y no como profesional”.

Hugo López-Gatell dice contar con el respaldo del Presidente y lo ha perdido. Si bien es cierto en más de dos ocasiones lo apoyó ante aquellos secretarios que pedían su salida, decidió ya no hacerlo en su “mañanera” cuando llamó, (increíblemente), “casi golpistas” a quienes exigen medicamentos oncológicos para sus hijos.

Se prepara el relevo de Hugo López-Gatell y no porque presente su renuncia, sino que el Presidente le ha insinuado debería pensar en otros horizontes dentro de su gobierno, “ahora que el status de la pandemia en el país ha cambiado”. El planteamiento de AMLO sigue siendo sacar al “Subsecretario consentido” por la puerta grande, aunque su labor haya sido demasiado chica.

Sin embargo, la idea del tabasqueño por colocarlo en un organismo de carácter internacional se ha tornado complicada. De hecho, buscan promoverlo a través del Dr. Juan Ramón de la Fuente, (en su calidad de Embajador de México ante la ONU), y sigue sin ser tarea fácil, pues las credenciales de López-Gatell cayeron.

La realidad es que en la actualidad casi nadie respeta a Hugo López-Gatell en Palacio Nacional, salvo su mentor, Jorge Alcocer, y ahora, en bastante menor medida, el Presidente. El juramento hipocrático exige a los médicos no permitir que en su deber se involucren consideraciones de raza, religión, nacionalidad, partido o clase; ya veremos cómo juzgan, en su momento, la historia (y las leyes) al todavía Subsecretario.

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