Los sonámbulos pueden encontrarse en estado de vigilia y bajo los efectos del sueño profundo al mismo tiempo, gracias a las características únicas de su sistema nervioso autónomo. Esta extraña patología incide solamente en el 4% de la población del planeta, pero puede ser peligrosa e impedir un buen descanso.
El sonambulismo afecta solamente al 4% de la población adulta a escala global, pero puede ser especialmente peligroso en ciertas situaciones, además de impedir un descanso verdaderamente reparador. Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montreal, en Canadá, ha descubierto que, en comparación con los adultos sanos, el sistema nervioso autónomo de los sonámbulos presenta características únicas: los sonámbulos pueden presentar evidencia tanto de vigilia como de sueño profundo al mismo tiempo.
Los resultados indican la presencia de un sistema nervioso autónomo alterado durante el sueño profundo de los sonámbulos, que generaría los eventos típicos de la enfermedad. Los hallazgos podrían servir para utilizar nuevas terapias farmacológicas destinadas a regular este fenómeno.
De acuerdo a un artículo publicado en Frontiers, aunque el sonambulismo es un tema ampliamente trabajado por los neurólogos y otros especialistas, sus causas más profundas siguen siendo todavía un misterio.
Se cree que puede tener un origen genético, pero se lo relaciona habitualmente con la fatiga, la ansiedad y la falta de sueño. También puede estar motivado por el consumo excesivo de alcohol y sedantes.
El sonambulismo y sus peligros
Se trata básicamente de interrupciones anormales del sueño, en las cuales la persona se levanta de la cama, camina sin rumbo y hasta puede realizar acciones sumamente peligrosas, como escapar por una ventana.
Junto a los perjuicios que genera en términos de pérdida del descanso diario, se debe intentar solucionarlo porque puede derivar en lesiones y accidentes. En ocasiones, los afectados pueden volverse agresivos contra otras personas.
Se manifiesta durante la fase del sueño de movimientos oculares no rápidos (NREM), que ocupa alrededor del 75% del tiempo de sueño total y está compuesta por diversas etapas de sueño progresivamente más profundo.
En contraposición con su baja incidencia en la población adulta, el sonambulismo se presenta en mayor medida en los niños y niñas menores de 10 años.
Vigilia y sueño al mismo tiempo
En el nuevo estudio, los especialistas analizaron cómo el sistema nervioso autónomo, monitoreado mediante la frecuencia cardíaca, influye en el sueño profundo de los sonámbulos.
Para obtener los resultados buscados, trabajaron con participantes sonámbulos que fueron sometidos a una polisomnografía, que en términos generales es una prueba de múltiples parámetros utilizada en el estudio del sueño.
Los resultados muestran que el sistema nervioso autónomo de los sonámbulos presenta condiciones muy especiales: se concretan extrañas interacciones entre el sueño profundo y la vigilia.
Esto significa que la persona puede mostrar indicadores corporales de actividad normal, como si estuviera activa y despierta, y al mismo tiempo evidenciar los procesos relativos a una etapa de sueño profundo.
Los científicos creen que estas anomalías nerviosas pueden ser las que motivan los episodios de sonambulismo, en los cuales los afectados realizan actividades físicas típicas de una persona en estado de vigilia, como caminar o abrir puertas, pero de igual modo se mantienen profundamente dormidas.
Relajación durante el sueño profundo
Sin embargo, el punto llamativo de las conclusiones a las que llegaron los investigadores es que en la faceta de sueño profundo de los sonámbulos se registra un mayor nivel de descanso y reposo de las funciones fisiológicas de lo pensado previamente.
Se creía en principio que los sonámbulos no alcanzaban esas condiciones durante el sueño profundo y que, por el contrario, estarían predispuestos a una mayor actividad y nivel de excitación, incluso durante el sueño profundo.
Aunque las alteraciones del sistema nervioso autónomo incluyen en los sonámbulos ese «doble estado» de vigilia y sueño, ahora se sabe que también pueden desarrollar los niveles de relajación inherentes al sueño profundo.
Más allá de las incógnitas que suscita este descubrimiento en torno al origen del sonambulismo, al mismo tiempo podrá ser utilizado para desarrollar nuevas estrategias de control y tratamiento.
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