Investigadores españoles han identificado las instrucciones genéticas clave para la construcción del esbozo ocular, gracias al empleo de técnicas de secuenciación masiva que permiten caracterizar el programa genético que regula la formación del ojo en el embrión.
Los científicos pertenecen al Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD) y al Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM), quienes han trabajado en colaboración con otros centros como el Centro Andaluz de Biología Molecular y Medicina Regenerativa (Cabimer), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la Junta de Andalucía, la Universidad de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide (UPO), y el Institute of Medical Research de Sydney, en Australia.
“En este trabajo combinamos técnicas de secuenciación masiva (ARN-seq y ATAC-seq), para interrogar ambas redes genéticas en nuestro organismo modelo, el pez cebra. Nuestros estudios se centran en la bifurcación temprana de las dos redes a partir de una única red, la presente en precursores inmaduros. Entre los resultados más notables destaca la caracterización de los motivos principales de unión al ADN que dirigen la diferenciación del epitelio pigmentado reprimiendo la de la retina neural y viceversa”, han dicho los científicos, cuyo trabajo ha sido publicado en la revista ‘Nature Communication’.
Además, han descubierto que la identidad del epitelio pigmentado depende de dos ondas consecutivas de regulación transcripcional. Especialmente relevante es el hallazgo de que la misma lógica regulatoria puede extrapolarse a células humanas en diferenciación a pigmentario. “Esta observación abre la puerta a la optimización de este tipo de cultivos para su uso en terapia celular paliativa de las enfermedades neurodegenerativas del ojo”, han enfatizado.
Del mismo modo, prosiguen, el estudio proporciona mucha información que nos permitirá estudiar en profundidad similitudes y también diferencias entre los mecanismos genéticos que regulan el crecimiento del ojo entre distintas especies. “El ojo de un pez crece durante toda la vida y esto podría proporcionar más claves sobre cómo recuperar esta capacidad en caso de enfermedades neurodegenerativas”, ha detallado.
Esta investigación proporciona una gran cantidad de información genética que podrá ser explotada no solo en vista de posibles terapias ante cegueras hereditarias progresivas, sino también como fuente de información para buscar genes que puedan ser causa de enfermedades genéticas con un fenotipo ocular y que todavía carezcan de un diagnóstico molecular preciso.
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