Las gigantescas impresoras 3D construyen edificios de manera automática y con una mínima intervención humana, depositando –una sobre otra– decenas de capas de materiales maleables que después se solidifican. Estas máquinas pueden ayudar a que la vivienda sea más asequible en muchos lugares y a construir barrios impresos con singular rapidez y a un costo bajo.

De hecho, se están multiplicando en todo el mundo los proyectos con la denominada tecnología aditiva, que permite construir grandes estructuras tridimensionales sólidas a partir de un modelo digitalizado con materiales como el hormigón. Ha sido propuesta como el método ideal para construir las futuras viviendas espaciales en la Luna y el planeta Marte.

Ahora, dos firmas italianas –una de arquitectura y otra tecnológica– están experimentando con una nueva forma de conseguir que el proceso de impresión en 3D sea todavía menos costoso y más sostenible para el medioambiente. Estas utilizan un material de construcción económico y fácilmente disponible: el suelo de la zona donde se ha construido.

Esta “casa de aspecto salvaje” –como la describe la revista de tendencias Fast Company– se denomina Tecla (sigla derivada de technology and clay, es decir, tecnología y arcilla, en inglés) y es “el primer modelo de casa ecosostenible impresa en 3D completamente a partir de tierra cruda local”, según sus diseñadores y constructores.

La casa Tecla ha sido completada en Massa Lombarda, cerca de la ciudad de Rávena (Italia), por la firma de arquitectura Mario Cucinella Architects, MCA (www.mcarchitects.it), y la compañía de impresión en 3D Wasp (www.3dwasp.com/en).

Inspirado metafóricamente en una de las ‘ciudades invisibles’ de Italo Calvino, la ciudad en continua construcción, el nombre Tecla evoca el vínculo entre el pasado y el futuro al combinar la materia y el espíritu de las antiguas casas atemporales con el mundo de la producción tecnológica del siglo XXI, según MCA.

Sostenible y ecológica

Esta casa responde a la emergencia climática cada vez más grave, a la necesidad de viviendas sostenibles para el medioambiente y la economía. También atiende a la emergencia habitacional que habrá que afrontar, en el contexto de crisis generadas por grandes migraciones o desastres naturales, según sus creadores.

Para Mario Cucinella, fundador y director creativo de MCA, la estética de esta casa no fue solo un enfoque estético, “sino el resultado de un esfuerzo técnico y material, transformando un material antiguo (la tierra cruda) con las tecnologías que tenemos disponibles hoy (impresión aditiva en 3D)”.

Para Massimo Moretti, fundador de Wasp, “Tecla demuestra que se puede construir una casa hermosa, saludable y sostenible con una máquina, dando la información esencial a la materia prima local”.

“El sistema de construcción de la carcasa o estructura de esta casa compuesta por edificios en forma de cúpula conectados entre sí, así como el uso de un material enteramente local, permite reducir los residuos y las emisiones de gases de carbono a la atmósfera”, indican sus creadores.

“Su diseño abovedado, la composición de la mezcla de tierras y los materiales de relleno, así como el aislamiento térmico y la ventilación, han sido cuidadosamente estudiados para responder a las condiciones climáticas locales y adecuarse a la latitud geográfica de la zona”, añaden.

La casa Tecla se compone de dos elementos integrados en una edificación continua, basados en la forma geométrica de una sinuosa e ininterrumpida curva sinusoidal.

Inspirado en las avispas

“Su forma atípica, considerando desde su geometría hasta sus rebordes externos, ha permitido el equilibrio estructural de la construcción, tanto desde la fase de impresión 3D como una vez finalizada dicha cubierta, dando vida a un diseño orgánico, en armonía con el mundo natural, y visualmente coherente”, según MCA.

Con una superficie de unos 60 metros cuadrados, Tecla comprende una zona de estar con cocina y una zona de noche que incluye servicios. Sus muebles han sido en parte impresos en tierra local e integrados en la estructura de tierra cruda y en parte diseñados para ser reciclados o reutilizados.

La casa ha sido impresa en el transcurso de 200 horas con una nueva tecnología denominada Crane Wasp, en la que colaboraron múltiples impresoras 3D. La unidad de impresión básica de este sistema utiliza simultáneamente dos brazos de impresora sincronizados y controlados por un programa informático que optimiza sus movimientos, evita que colisionen y garantiza un funcionamiento ágil.

Además, cada unidad de impresión tiene un área de impresión de 50 metros cuadrados, lo que permite construir módulos de vivienda independientes en pocos días, según Wasp, cuya tecnología se inspira en la avispa alfarera (potter wasp), que construye con barro sus nidos con forma de ánfora o vasija.

Finalmente, en la impresión se emplearon 7.000 códigos código G –lenguaje de programación informático usado en el control numérico de máquinas–, 350 capas superpuestas de 12 milímetros de espesor, 150 kilómetros de extrusión, es decir, material moldeado por presión, y 60 metros cúbicos de materiales naturales, con un consumo medio inferior a 6 kilovatios de electricidad.

eltiempo.com

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