Casi cinco meses después de tomar posesión de su cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, volará el miércoles a Reino Unido, primera parada de una gira europea repleta de cumbres que concluirá con un encuentro cara a cara con su homólogo ruso, Vladimir Putin.

Acompañado por la primera dama, Jill Biden, el mandatario demócrata asistirá a la cumbre del G7 en Cornualles, donde la pandemia de covid-19 y el cambio climático serán algunas de las prioridades.

El avión presidencial Air Force One despegará a primera hora de la mañana del miércoles de la base militar de Andrews, en las afueras de Washington.

La primera parada será la Base Aérea de Mildenhall, en el este del Reino Unido, donde el presidente se dirigirá a miembros de la Fuerza Aérea estadounidense.

El jueves está prevista una reunión individual con el primer ministro británico, Boris Johnson. El domingo, Biden visitará a la reina Isabel II en el castillo de Windsor.

“Mi viaje a Europa es una oportunidad para que Estados Unidos movilice a las democracias del mundo”, aseguró Biden, quien repite desde su llegada al poder que Estados Unidos ha vuelto (“America is back”) y pretende implicarse plenamente en los asuntos mundiales.

Sin embargo, tras el mandato de Donald Trump, los aliados “recibirán estas palabras tranquilizadoras con un poco de escepticismo”, señala Suzanne Maloney, del centro de reflexión Brookings, con sede en Washington.

“La voluntad de Biden de volver a conectar con ellos tendrá que superar no sólo las cicatrices de los últimos cuatro años, sino también las preguntas persistentes sobre la salud de la democracia estadounidense”, escribe.

El inquilino de la Casa Blanca irá también a Bruselas y mantendrá numerosos encuentros bilaterales en un exigente viaje de ocho días.

“Lleva 50 años preparándose para ello”, dijo su portavoz, Jen Psaki, en alusión a la larga carrera política del presidente de 78 años, que entró al Senado por primera vez en 1972.

“Conoce a algunos de esos dirigentes, entre ellos el presidente Putin, desde hace décadas”, añadió.

80 millones de dosis

Muy criticada por su retraso en compartir sus vacunas contra el covid-19 con el resto del mundo, la Casa Blanca intenta ahora tomar la delantera en este asunto.

“Estados Unidos se ha comprometido a trabajar en la inmunización internacional con el mismo sentido de urgencia que hemos mostrado en casa”, dijo Biden.

Washington acaba de anunciar que el 75% de los 80 millones de dosis de vacunas prometidas a los países extranjeros para finales de junio se distribuirán a través del sistema de reparto Covax. Este último se creó para garantizar una distribución equitativa de las vacunas, sobre todo en los países de bajos ingresos.

La cumbre con Putin, prevista para el 16 de junio en Ginebra, será el punto culminante de este primer viaje, que se produce en un momento en el que Biden tiene problemas en casa, con tensiones entre sus propias filas demócratas.

Con asuntos como Ucrania, Bielorrusia, el destino del opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni y los ciberataques, los debates se prevén duros y difíciles.

La Casa Blanca, que alterna mensajes conciliadores y advertencias, insiste en que sus expectativas son modestas. El único objetivo avanzado es hacer que las relaciones entre ambos países sean más “estables y predecibles”.

“El problema es que Putin no quiere necesariamente una relación más estable y predecible”, afirma Alexander Vershbow, exdiplomático estadounidense y antiguo número dos de la OTAN.

La presidencia estadounidense dio pocos detalles sobre el desarrollo del cara a cara con el mandatario ruso. Sólo dejó entrever que, a diferencia de lo que ocurrió con Trump en Helsinki en 2018, no estaba en la agenda una rueda de prensa conjunta de ambos.

INFORMACIÓN/UNI2NOTICIAS

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