Antes que los baches, los recursos no ejecutados y devueltos a la federación, el problema urgente de drenaje pluvial, la gestión de residuos, el mantenimiento de parques, la seguridad ciudadana, las cuentas que le dejen y más; Ricardo Ahued, presidente municipal electo de Xalapa, debe dar muestra clara de que gobernará para toda la sociedad desmarcándose del actual alcalde Hipólito, el doctor.

Y alomejor exista la misma percepción en el equipo de Ahued, y en él mismo, porque nunca se les ha visto juntos, ni para la foto y como dice la máxima en política lo que parece es.

Podríamos enlistar muchas pifias que hemos padecido en la capital del estado por parte del actual gobierno municipal, pero hay una anécdota que en este mismo espacio citamos hace pocos meses que aquí volvemos a mencionar:

Era octubre de 2018, Manuel Huerta afirmaba que la “campaña de desprestigio” en contra del gobierno municipal de Xalapa se orquestaba desde Palacio de Gobierno, al grado de asegurar que tenía pruebas de que la basura en las calles era un montaje hecho para dañar la pulcra imagen de Rodríguez Herrero y su visionaria administración; y no paró ahí, con su característica sonrisa y sus ojitos entrecerrados, Huerta quiso darle un llegue a Don Richard, por criticar también las positivas acciones de Hipólito, y pidió responsabilidad en su decir. https://formato7.com/2021/01/18/texto-y-contexto-cuando-ahued-dijo-que-no-seria-alcahuete-de-morena-y-hoy-le-piden-ganar-xalapa/

Ricardo Ahued había hecho comentarios sobre algunos asuntos que tenían en descontento a las y los xalapeños, asuntos que surgían por acciones del gobierno municipal de Rodríguez Herrero y que se habían convertido en una controversia pública con el gobierno estatal, en aquel entonces encabezado por Miguel Ángel Yunes. Lo que enchiló al Doctor y a Huerta es que Ahued dijo “El que tenga la piel chinita para qué se mete. Aquí vamos a criticar nosotros lo que hagamos mal, no le pagan a proveedores, tiene problemas los constructores, la ciudad está llena de baches basura y porquería. Y si nosotros vamos a ser alcahuetes del mismo partido, entonces no seriamos honestos”.

La declaración del hoy alcalde electo está registrada en notas periodísticas, no era novedad su postura, pues se ha mantenido en la crítica constructiva hacia decisiones y estilos de gobernar de MORENA que no benefician a la ciudadanía. Si Don Ricardo es hombre de palabra, el que debe estar hoy preocupado es Hipólito, aunque hoy se desborde en sonrisas y adulaciones ante quien lo crticó duramente y le causó berrinche.

Por los números, que están al alcance de todo mundo en los sitios de transparencia del Ayuntamiento, el problema no ha sido tener recursos, sino cómo manejarlos; ha sido una administración caracterizada por ocurrencias, sin una incidencia profunda en toda la ciudad, salvo casos concretos que si valen la pena mencionar como el apoyo a los Centros de Gestión Comunitaria y lo que hizo la Dirección de Participación ciudadana. Pero de ahí en fuera ha sido igual de gris como otros gobiernos, los pilares del desarrollo y mantenimiento urbano siguen flacos, las calles se deshacen, hay quejas en la Comisión del Agua, la policía municipal ha sido señalada por abusos, hemos sido la capital nacional del secuestro y la inseguridad según estadísticas, en fin. La 4T no llegó.

Lo que si mejoró fue el bolsillo de muchas y muchos cuates académicos del exquisito Doctor Hipólito, algunos ganaban al mismo tiempo desde su plaza en la UV y cobrando como servidores públicos; sospechosamente, miembros de asociaciones civíles han sido beneficiarios de apoyos económicos directos y a la vez sus familiares o parejas trabajan en las áreas del gobierno municipal encargadas de los temas a los que las AC se dedican, todo con el pretexto de una ciudad sustentable, moderna de vanguardia, “progre”; pero que parece más bien un romántico afán de comunidad hippie.

Por el bien de la ciudad y la legitimidad de sus acciones, Ricardo Ahued debe desmarcarse de Hipólito Rodríguez, incluso proceder legalmente si fuera necesario ante irregularidades administrativas; también debería pintar raya con el séquito de legisladoras y legisladores que lo zopiloteaban en campaña. Como xalapeño él conoce y valora la capacidad de ciudadanas y ciudadanos destacados que, sin interéses mezquinos de poder, darían su tiempo y experiencia por dar un mejor rumbo a Xalapa.

Merecemos funcionarios de palabra, no alcahuetes.