Con una población que supera los 200 mil habitantes, el municipio de Córdoba enfrenta una la paradoja de ser un polo de desarrollo en la zona centro de Veracruz y, al mismo tiempo, un lugar en el que el 46 por ciento de la población enfrenta condiciones de pobreza.
Hasta 2010, este punto de la geografía veracruzana tenía más de 63 mil habitantes en pobreza; aun así tiene mejores cifras que la mayoría de los municipios de la entidad.
Lo mismo ocurre con indicadores como el referente al nivel de escolaridad: en Córdoba, el promedio es de 9 años; en todo el estado, 7.7.
Por cierto, el rezago educativo afecta al 18 por ciento de la población cordobesa; más de 24 mil personas mayores de 15 años no terminaron su educación básica.
No es todo: 54 mil habitantes del lugar carecen de servicios de salud; y casi 80 mil no cuentan con seguridad social.
Un estudio realizado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, establece que 27.2 por ciento de los cordobeses reportan habitar en viviendas sin disponibilidad de servicios básicos.
Por otro lado, más de 22 mil personas enfrentan carencias por acceso a la alimentación.
Más de 10 por ciento de las viviendas no cuenta con agua entubada de la red pública; el cinco por ciento tiene piso de tierra; y casi tres de cada cien carecen de drenaje.
Es Córdoba una tierra de enormes contrastes, porque así como enfrenta condiciones de pobreza, también es considerada un polo de desarrollo y un importante corredor industrial –sectores del plástico, metalúrgico y embotelladoras–; cuenta, además, con una actividad agroindustrial que envidiaría la mayoría de los municipios de Veracruz, gracias a la industria azucarera; de igual manera, toda la cadena productiva del café da vida a esta región.
El problema para Córdoba es que por su ayuntamiento han desfilado todo tipo de políticos, panistas y priistas, que ha pasado de noche. La actual alcaldesa, Leticia López Landero, por ejemplo, es un claro ejemplo; de gris desempeño en el cargo, la presidenta municipal simplemente no se nota y el descontento es evidente; de lo contrario, no habría avanzado tanto la opción encabezada por Juan Martínez Flores.
El abanderado de Morena, arropado por el Partido Verde –que ubicó en la candidatura a síndica a Vania López González– ha dejado muy atrás al aspirante de la alianza PAN-PRD-PRI, Guillermo Rivas Díaz, quien ya está desfondado en la campaña, y con mínimas posibilidades de levantar.
Así, de ganar la contienda, Morena ocuparía por primera vez el ayuntamiento en este lugar, que antes era considerado el corredor azul de Veracruz; y llegaría con el enorme reto de superar las carencias de los cordobeses, sobre todo en lo que se refiere a obras y servicios básicos.
En la campaña de Juan Martínez, por cierto, de mucho apoyo ha sido el trabajo que realiza el PVEM en las colonias, donde ese partido lleva casi una década haciendo lo que otros olvidan: mantener el contacto con la población.
@luisromero85