En octubre del 2019, antes de que naciera el coronavirus y se convirtiera en pandemia, padres de niños con cáncer realizaron un bloqueo sobre la avenida 20 de noviembre del puerto de Veracruz, para denunciar la falta de medicamentos y equipo médico en la Torre Pediátrica.
Un aparato llamado “campana” dejó de funcionar en detrimento de la salud de los menores y por eso bloquearon la populosa avenida. Semanas después y debido a las protestas la campana se arregló, pero la falta de medicamentos se agravó.
En octubre del 2020, el oncólogo Sergio Miguel Gómez Dorantes, denunció mediante un video la falta de quimioterapias en ese hospital y dijo que el personal estaba haciendo “milagros” para atender a los menores de sus patologías.
“Ni siquiera se está dando agua destilada porque no hay quimioterapia, tenemos que hacer milagros y estar tratando de empatar frascos para ver qué medicamento es compatible con qué patología. Ayer falleció un niño, hay otro niño en recaída y lo que más me preocupa es que hay seis niños con leucemia y no tengo nada que ofrecerles” dijo impotente y lanzó la pregunta a las autoridades: “¿Se van a poner a trabajar o nos van a dejar trabajar?”
Y ni lo uno, ni lo otro.
Por fin, hace cuatro días y tras manifestar que el desabasto se debió a un “sabotaje” de las grandes farmacéuticas, López Obrador anunció que ya estaba resuelto el problema.
Pero más tardó en decirlo que en desmentirlo las madres de los niños veracruzanos.
Desde enero faltan insumos complementarios para las quimioterapias y lo más triste; más de 20 niños han muerto en los últimos meses, denunciaron. A estos hay que agregar los más de 2 mil 500 menores fallecidos por cáncer desde el comienzo de la pandemia, que obligaron a sus padres a protestar en la Ciudad de México por la carencia de medicinas.
En la actualidad hay en la Torre Pediátrica entre 75 y 80 niños a la espera de los medicamentos de los que literal, depende su vida. Pero a sus padres les siguen dando atole con el dedo.
“El gobierno miente –dijo una de las madres- Veracruz no está recibiendo los medicamentos como debe de ser, no somos complot, somos padres de familia con hijos con cáncer, no somos de partidos opositores, estamos luchando porque queremos a nuestros hijos sanos y vivos a lado de nuestras familias”.
Fue hasta que los padres de los niños irrumpieron en las salas del aeropuerto de la Ciudad de México, que López Obrador dijo que el abasto estaba asegurado, que ya había medicinas para los niños con cáncer, que ese problema estaba resuelto. Y a sabiendas que mintió lo ha repetido más de una vez porque al parecer eso lo solaza.
Hace unos días y a pregunta expresa, el escritor Francisco Martín Moreno dijo que en la historia de México ha habido presidentes traidores, corruptos y superficiales “pero nunca me había encontrado con un presidente cruel. Y López Obrador es un presidente cruel, que no le importa y le tiene sin cuidado que los pequeñitos se mueran de cáncer… es un presidente cruel que está roto por dentro”.
Y en efecto, el tabasqueño es cruel y deshumanizado, más de 2 mil 500 niños que han muerto lentamente en los brazos de sus afligidos e impotentes padres dan fe de ello.
Pero más temprano que tarde esa crueldad la tendrá que pagar, deberá responder por los crímenes de esos niños porque eso son. Y porque ni está tocado por un hálito divino, ni es invencible, ni se irá impune.