En un país de un solo hombre como el nuestro, resulta kafkiano pensar que con las estrategias concebidas por un político sea posible mantener el poder en un país de 130 millones de personas, por el hecho de haber ganado una elección con el voto favorable de 30 millones. Imposible, ilusorio, o perverso, pero un asunto así solo se puede concebir en el marco de acuerdos con los grupos más violentos o peligrosos que actúan dentro del país, el apoyo de las fuerzas armadas y la colaboración de mentes enfermas de poder dispuestas a ganarse una posición o un bien material importante a cambio de localizar a los principales adversarios, ponerlos en la lista de “innecesarios” y actuar en contra de ellos usando toda la violencia que se pueda a fin de desaparecerlos o convencerlos de no participar en un enfrentamiento electoral a riesgo de jugarse la vida y la de los suyos.
Si los integrantes de las directivas estatales de Morena hubieran actuado con eficiencia en estos dos años y meses que llevan como autoridades, ofreciendo resultados positivos y cumpliendo las promesas que su jefe hizo en campaña, sería fácil convencer al electorado de la ventaja que representa mantener en el poder a estos eficaces funcionarios. El ciudadano solito vuelve a apoyar el proyecto político que le ha dado certidumbre, seguridad, mejores condiciones para tener acceso a la salud, más empleo, los cimientos de una nueva infraestructura carretera, mejor educación, un proyecto serio de promoción de los centros turísticos, apoyo al deporte, y la solución del mayor número de problemas que enfrentamos como ciudadanos, pero no. Con el gobierno de la 4T las cosas se invirtieron, ahora estamos peor que con los gobiernos anteriores, y ante eso, teniendo en la mano el arma para volver a cambiar lo que no sirve, que es una credencial de elector, a echar lo que no funcionó. Por eso es que la violencia se ha desatado por todos los rincones del país, por eso es que el Presidente violando las leyes se ha metido a perseguir y encarcelar a quienes sabe que le arrebatarán poder en las urnas, y sus pandillas de sicarios de la política hacen lo propio en cada entidad, como en Veracruz, eliminando a los adversarios que consideran de peligro, que saben que les van a ganar. Por eso cuando decimos que vienen con todo es literal, cuestión de hacer un recuento de los hechos de violencia de los que hemos sido testigos en las últimas semanas: cuidado.