A estas alturas de las campañas electorales para elegir a los 212 presidentes municipales y sus respectivas comunas, cuando ya casi se encuentran en la mitad del mes, que tienen para convencer a los votantes de que sufraguen a su favor el próximo domingo 6 de junio, cada quien está haciendo sus tareas políticas, como dios les dio a entender y de acuerdo con los recursos de que disponen.

Los hay que ya tienen experiencia en el tema de las campañas electorales y por eso siguen aplicando las formas y acciones que en el pasado les dieron resultados.

Aunque también es cierto, que luego del sunami político que resultaron las pasadas elecciones presidenciales, en donde MORENA y Amlo arrasaron con las votaciones, no tanto por las campañas que hicieron, sino por el descontento de la gente hacia los otros partidos tradicionales.

Para algunos observadores del proceso electoral de este año, el fenómeno puede repetirse en buena parte, no tanto por el descontento o desacuerdo con la política actual del gobierno en el poder, sino por los beneficios repartidos ahora en los mal llamados programas sociales de bienestar, que entregan dinerito constante y sonante a todos los sectores de la población, desde los adultos mayores hasta los jóvenes que ni estudian ni trabajan, pero que reciben sus becas.

Tenemos el caso del municipio de Tuxpan, en donde Alberto Silva El Cisne, ya fue presidente municipal con el PRI del 2011 al 2013 y ahora pretende volver a ocupar la silla palaciega bajo las banderas del Verde Ecologista, haciendo campaña en base a videos y reuniones masivas como en el pasado, cuando no estábamos viviendo en la pandemia de Covid 19 y se podían hacer reuniones de grupos.

Ahora su slogan de campaña es ¡Que vuelva la felicidad a Tuxpan! Y el otro lema es “Vamos a poner Orden en Tuxpan”!

Solamente que se refiera a la tristeza que dejó en sus paisanos, en la anterior ocasión que gobernó el municipio, al que dejó con una deuda multimillonaria que todavía no se termina de pagar.

¿Vamos a poner orden? A menos que pretenda volver a poner orden con otro crédito millonario para cubrir el desorden que dejó.

Y es que ese slogan de ¡Que Vuelva la Felicidad! Nos recuerda aquel librito de “Merezco Abundancia” a cuya autora están a punto de regresar de Londres, para que enfrente los cargos por el desvío del presupuesto del DIF hacia empresas fantasmas y si empiezan a jalar hilitos, van a encontrar que uno de los operadores, favoritos de Javidu, que recibían esos dineros era quien ahora quiere ir a poner orden en su terruño.

Y ahora que en la Cuatro T no están buscando culpables, sino quien puede ser acusado, no sería raro que apuntaran hacia el norte del estado, nuevamente.

Pero volviendo al tema de las estrategias electorales, hay que recordar que desde hace tiempo, la propaganda, el proselitismo y la comunicación política se han vuelto predominantemente digitales.

Las redes sociales, los medios, los canales y las diversas plataformas son los escenarios más relevantes de contienda, debate, control, persuasión y manipulación de las voluntades electorales.

Por un lado, el imparable desplazamiento de los medios tradicionales y por el otro las secuelas y efectos de la pandemia de Covid-19, obligan al replanteamiento de las tácticas de proselitismo.

Aunque en estas elecciones estamos viendo lo de siempre: acarreos, compra del voto, mítines, despensas, recorridos y discursos; será imprescindible que los candidatos recurran a las herramientas tecnológicas de punta en materia electoral.

El enorme flujo de datos que se pueden obtener de los medios digitales nos permite construir una estrategia muy directa y simplificada. Hoy podemos detonar, orientar, estimular e influir sobre las emociones, intereses y demandas sociales, económicas y políticas.

Hasta ahora, uno de los mayores temores a los que se exponen los candidatos son las revelaciones, crisis y escándalos en Internet. Te puede llevar años y mucho esfuerzo construir una percepción positiva entre los electores, sin embargo, las redes sociales, los Influencers, un video, una foto o un post pueden hacerla pedazos en tan solo unos segundos.

Los aspirantes a puestos de elección, hacen de todo para construir una imagen valiosa y positiva, editan sus historias, resaltan sus cualidades y virtudes; pero tanto tus rivales como las audiencias digitales prefieren indagar, fiscalizar, encontrar y exponer las debilidades, vicios, defectos, mentiras y exageraciones en las que incurras.

Tenemos una vida real pero también otra digital y -para tus audiencias clave- la segunda suele prevalecer sobre la primera.

En nuestros días, cualquier ciudadano armado con un celular se vuelve potencialmente un riesgo. Saber cuidar las palabras, los movimientos, las actitudes, los gestos y cada una de las señales que emitas es fundamental, no todos soportan la presión, no todos saben y se exponen de manera irresponsable e impreparada a estas arenas.

Todo -absolutamente todo- lo que hagas en campaña es susceptible de sátira, parodia, meme, ocurrencias o deformaciones, las audiencias consideran que todo es auditable y criticable.

Salir a hacer campaña te expone a que salgan a la luz pública las anécdotas, propiedades, excesos, chismes, conflictos, fiestecitas, rumores, relaciones y negocios vergonzosos, censurados, privados o de dudosa procedencia en los que podrías estar involucrado. Si son ciertos o no -eso no importa- la cuestión es que puedan ser usados en tu contra, capitalizados en las urnas y que, sobre todo, se hagan virales.

Para reclutar, convencer y difundir tus propuestas, no hay nada mejor que ir conforme a lo que es tendencia, las redes sociales te permiten acceder a públicos enormes de manera fácil, simple y económica, saber usar estas plataformas te da una ventaja comparativa contra otros candidatos.

Hacer campaña hoy requiere de contar con un manejo excelso de todas las plataformas, no caigas en el ridículo, si no sabes cantar, bailar o no eres simpático, busca los elementos de tu personalidad que puedan servir a una estrategia electoral, en los medios digitales si existe la publicidad negativa, mala, mordaz y alterada.

Los periodistas auténticos Influencers, dictan tendencia, marcan, alinean y despliegan su peso entre sus seguidores, a ningún aspirante le conviene pelearse o quedar mal ante ellos, no quieres acarrear a comunidades enteras en tu contra, acuerda, concilia, demuestra, ponte en orden si no quieres arrastrar el peso de detractores y críticos altamente tecnologizados.

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