Brasil sobrepasó este jueves los 400.000 muertos por COVID-19 desde el inicio de la pandemia hace poco más de un año, según informó un consorcio de medios de comunicación con base en datos de los Gobiernos regionales.
El país, el más afectado de Latinoamérica por la enfermedad, ha registrado sus últimos 100.000 fallecidos en apenas 36 días, en medio de una segunda ola de la pandemia más virulenta y letal que ha llevado al sistema público de salud al borde del colapso.
Brasil es el segundo país con más víctimas mortales relacionadas con el coronavirus, después de Estados Unidos, y el tercero con más infectados, con más de 14,5 millones, tras EEUU e India.
El ritmo de infecciones y decesos vinculados a la enfermedad ha descendido ligeramente en las últimas dos semanas, aunque continúa en niveles elevadísimos, con el sistema público de salud todavía fuertemente presionado en buena parte del país.
A pesar de esa tímida desaceleración de la pandemia, el ministro de Salud de Brasil, Marcelo Queiroga, pidió este miércoles a la población no bajar la guardia y respetar las medidas sanitarias, como el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.
“Estamos todavía en un momento de mucha seriedad, con un número de fallecidos muy alto”, manifestó el ministro en una rueda de prensa.
El dato oficial del gobierno sobre el número de fallecidos e infectados de las últimas 24 horas se publicará en horas de la tarde, como ocurre habitualmente. Sin embargo, es un hecho que el país superó los 400.000 decesos por la enfermedad.
Según datos oficiales, en los cuatro primeros meses de este año Brasil ha contabilizado más fallecidos por COVID-19 que los 194.949 registrados en todo el 2020.
Esta segunda ola de la pandemia, más virulenta y letal que la primera, empezó de forma muy tímida en noviembre pasado y terminó de desatarse en los primeros meses de este año, cuando el país superó de forma sucesiva sus récords de contagios y muertes.
El máximo diario de positivos lo alcanzó el 25 de marzo, con 100.158, y el de óbitos el 8 de abril, cuando reportó 4.249 fallecidos.
Ese crecimiento exponencial vino provocado, en parte, por la circulación de variantes del virus con un mayor poder de infección, entre ellas dos de origen brasileño, las conocidas como P.1, detectada en primer lugar en Manaos, y P.2, de Río de Janeiro.
La P.1 se ha convertido en la cepa dominante en varios estados del país, entre ellos San Pablo, que contabiliza hasta la fecha casi 95.000 muertes y 2,9 millones de contagios, y llegó a tener sus unidades de cuidados intensivos con el 90% de las camas ocupadas.
Según un reciente estudio del Instituto Adolfo Lutz, un laboratorio de referencia a nivel nacional, el 90% de los casos de coronavirus registrados en San Pablo corresponden ya a esa nueva variante P.1.
Las autoridades determinaron que esa nueva cepa podría ser entre 1,7 y 2,4 veces más transmisible y capaz de evadir la inmunidad obtenida por la infección con otras cepas.
Con respecto a la vacunación, el Instituto Butantan de San Pablo inició este miércoles la producción de la Butanvac, el primer inmunizante contra el coronavirus desarrollado en el país.
“El Butantan comienza hoy a producir el primer lote de un millón de dosis de la Butanvac, que será producida integralmente” por el instituto “sin la necesidad de importar materia prima del exterior”, informó en una rueda de prensa el gobernador del estado más poblado del país, Joao Doria.
El viernes pasado, la entidad paulista solicitó a la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), la máxima autoridad sanitaria del país, permiso para empezar las fases 1 y 2 de los ensayos clínicos en humanos.
Sin embargo, Anvisa pidió este martes informaciones adicionales sobre la fórmula para poder liberar la realización del que será el primer estudio de la Butanvac en humanos, pues hasta ahora sólo ha sido probada en animales.
Aun así, las autoridades paulistas han querido anticiparse a ese análisis del órgano regulador y empezar la producción de su candidata, con la previsión de tener listas 18 millones de dosis el próximo 15 de junio más allá de la eventual fecha de aprobación.
INFORMACIÓN/EFE