En algunas ciudades del mundo, la inteligencia artificial (AI) permite predecir delitos hasta 10 minutos antes que sucedan; además, empiezan a expandirse los supermercados sin área de cajas. Mientras en México seguimos sumidos en la inmundicia política y la pobreza social, con una regresión tecnológica de tres décadas, en otros países el futuro ya es cosa del pasado.
Varias urbes del mundo –lo mismo en Estados Unidos, China, Reino Unido o Japón, las empresas y los gobiernos ya trabajan con tecnologías para prevenir delitos antes de que sucedan mediante un sofisticado software que pueden identificar a sospechosos e incluso anticipar situaciones de peligro. Literalmente, es la matrix.
Por ejemplo, Vaak es una startup japonesa que ha desarrollado un software de inteligencia artificial que busca posibles ladrones de tiendas, utilizando imágenes de cámaras de seguridad para detectar gestos de nerviosismo, inquietud u otro lenguaje corporal potencialmente sospechoso.
Resulta que la IA es bastante buena para detectar conductas extrañas. Los algoritmos analizan las imágenes de las cámaras de seguridad y alertan al personal sobre posibles ladrones a través de una aplicación para teléfonos inteligentes. La meta es la prevención: si se aborda al sospechoso y se le pregunta si necesita ayuda, existe la posibilidad de que el robo nunca ocurra.
Con éxito probado en establecimientos, los servicios han salido a las calles y las carreteras de muchos países. El sitio iProUp, especializado en tecnología del futuro, relata como en California, la policía emplea un sistema que a partir de datos históricos es capaz de determinar, hora por hora, las zonas –incluso en carreteras- en las que crece la posibilidad de que ocurra un asalto o una agresión.
Los datos biométricos de un delincuente, la información sobre su modus operandi, las personas con las que se relaciona y sus hábitos de conducta, permiten predecir donde cometerá su próxima fechoría. El problema es que esto también lo estarían aplicando los gobiernos desde la clandestinidad para mantener vigilados al ciudadano común.
En China, el gobierno acaba de presentar en sociedad su «sistema de reputación social». Según el proyecto, todos los habitantes del país podrán ser clasificados en «peligrosos o no peligrosos» gracias a sofisticados algoritmos matemáticos que procesarán la información de cada ciudadano obtenida de las redes sociales, tribunales y juzgados, departamentos de policía y afiliaciones a diferentes organizaciones sociales o sindicales. Incluso, confeccionarán los identikits correspondientes.
Otro ejemplo es el de la policía del Reino Unido, que emplea un sistema denominado National Data Analytics Solution (NDAS) –una combinación de software de inteligencia artificial y estadísticas– para evaluar el riesgo de que una persona cometa un hecho delictivo, según ha difundido el mismo sitio de iProUp.
Y pensar que en Veracruz hacemos lo mismo sin gastar millones de pesos en tecnología. Basta con reformar la ley e inventarse el delito de “ultrajes a la autoridad” para detener a alguien antes de que cometa el delito.
Pero la Inteligencia Artificial ya aplica en una de las actividades más cotidianas de las personas que viven en las ciudades: las compras en el supermercado. Desde hace más de un año, el gigante Amazon echó a andar en la ciudad de Seattle, la nueva meca tecnológica en Estados Unidos, una tienda de autoservicio sin cajas para realizar el cobro a los clientes.
Basta con contar con la aplicación, darse de alta en el sistema, ingresar el QR al momento de visitar la tienda –una especie de llave digital- y tomar los productos que se van a adquirir. El proceso una vez adentro de la tienda no tiene nada de extraordinario. Se toma una bolsa reutilizable -el propio establecimiento las ofrece de forma gratuita- y se carga con los productos que se desean adquirir, nada más.
La variedad de la mercadería tampoco sorprende, ya que apunta exclusivamente a productos comestibles muy snob: comida envasada, viandas, snacks y bebidas. Todo lo demás lo hace la aplicación: el registro de las compras, el cobro vía tarjetas de crédito. Los comercios sin cajeros ya son habituales y se están convirtiendo en la regla: el cliente pasa sus compras por el escáner, ingresa su tarjeta y se marcha.
Mientras el mundo no se detiene, en México seguimos intentando superar la edad de las cavernas en la política. Para nosotros, el futuro es cada vez más lejano; para otros, es cosa del pasado.
Las del estribo…
1. El Presidente López Obrador ha ofrecido a los Ministros de la Suprema Corte la opción del cielo o el infierno. “Si los ministros de la SCJN no avalan la extensión de dos años de la presidencia del ministro Arturo Zaldívar serán cómplices de la corrupción”, dijo. No importa su trayectoria y su prestigio, lo único importante es la indulgencia del sumo patriarca.
2. ¿A quién despidió Cuitláhuac? Ayer tuvimos a un gobernador irreconocible. Durante su conferencia de prensa dijo que el reclamo de los médicos por recibir la vacuna es justo -contrario a lo que ha dicho el Presidente- y que el Congreso –donde su partido es mayoría- deberá responder y asumir la responsabilidad de sus errores, tras las decisiones de la SCJN. ¡Muchos días de estos, aunque le haya costado la chamba a algunos de sus consejeros!