¿Qué le hicieron los médicos privados al Presidente? ¿Cuál fue la ofensa de los directivos y personal de los grandes centros hospitalarios como el ABC, Médica Sur o Los Ángeles? ¿Qué pudieron hacerle los miles de médicos que no trabajan ahí pero que tienen sus consultorios privados hasta en las ciudades más pequeñas del país, incluyendo zonas rurales?

Salvo el capricho personal del Presidente y un cálculo estrictamente electoral, no hay explicación alguna del porqué miles de médicos de instituciones privadas –y algunos del sector privado, como es el caso del Centro Estatal de Cancerología- siguen esperando a ser convocados mientras que los maestros de escuelas públicas y privadas sí recibirán a partir de hoy la primera y única dosis de vacunación.

La decisión de vacunar a los maestros sin distinción de su fuente de trabajo es una de las pocas decisiones correctas que ha tomado el gobierno durante el manejo de la pandemia. Pero este criterio de no discriminación también debe seguirse para los médicos de instituciones privadas, que a diferencia de los maestros, hasta ahora sí han estado expuestos al contagio por su labor profesional.

Como se ha comentado en este mismo espacio, el problema de vacunación del personal médico privado se resolvería con menos de un millón de dosis, sin embargo, la patológica terquedad presidencial aplica un doble rasero para ambos profesionistas. Es parte de la obsesión por mantener polarizado al país.

A los maestros se les pide volver a clases: los médicos no han dejado de estar un solo día en la primera línea de atención a pacientes con Covid19. Dice el gobierno que los médicos que faltan de vacunar es porque no tienen contacto con personas contagiadas; los maestros tampoco lo tienen, aunque el riesgo es mayor para quien trabaja en un hospital.

A los médicos se les pidió el registro de un padrón para que no haya quien se aproveche de la situación y se vacune sólo por ser médico de un hospital privado. Bastaría con su cédula profesional vigente. A los maestros no se les pidió padrón alguno, basta con que los centros educativos –públicos y privados- validen que se trata de sus profesores.

Vacunar a docentes de manera universal es un gran acierto. Discriminar a los médicos privados y negarles el acceso a la vacuna, ha sido uno de los peores errores del gobierno morenista.

Pero el problema del regreso a clases no será resuelto con la aplicación de la vacuna a profesores de escuelas públicas y privadas porque el universo de los planteles educativos no se reduce al vínculo entre profesor y maestro.

Participan lo mismo padres de familia, administrativos y el personal que presta servicios a las escuelas; además, el eventual regreso a clases justificando la aplicación de la vacuna, expondrá a los alumnos al riesgo de un transporte público saturado y la convivencia con decenas de personas que no han recibido la vacuna: vendedores ambulantes, papelerías, tienditas entre muchos otros establecimientos.

Acaso los profesores agradecerán la vacuna pero no el regreso a clases. La pandemia dejó al descubierto el abandono de cientos de escuelas en el estado; muchos centros escolares, lo mismo en zonas rurales que en urbanas, no cuentan siquiera con instalaciones sanitarias, luz eléctrica y agua potable. La oferta de un kit de limpieza resulta una burla frente a las deplorables condiciones que muestran las escuelas un año después de la suspensión de clases.

Así, mientras los maestros hacen fila para recibir la vacuna, los médicos privados preparan un alud de amparos para obligar al gobierno federal a garantizarles la vacuna, algo que el Presidente ha cuestionado como una inmoralidad de los doctores.

Apenas ayer, personal del Instituto Veracruzano de la Salud Mental y del Centro Estatal de Cancerología exigió a al gobierno estatal –aun cuando la decisión la toma exclusivamente el gobierno federal- terminar la vacunación para todo el personal de salud. En el CECAN sólo el 20 por ciento del total de la plantilla ha sido vacunado y en el Instituto de Salud Metal, casi el 50 por ciento.

¿Acaso no es una inmoralidad del propio Presidente que decida a capricho personal quien puede ser inmunizado y quién no?

La del estribo…

1. Puntuales a la cita electoral, como lo hicieron Fidel y Duarte en su momento, el gobierno morenista ha sacudido el viejo expediente del paso de Miguel Ángel Yunes por el ISSSTE para ganar algunos votos. Quienes mantienen vigente y poderoso al ex gobernador son precisamente sus adversarios. No aprenden.

2. Tiene razón el Presidente del INE Lorenzo Córdova. Quienes decidieron que una falta administrativa se convirtiera en causal para impedir el registro de un candidato fueron los partidos en el Congreso. ¿Acaso imaginó Morena ser víctima de lo que él mismo aprobó?