El gobierno federal anunció que a partir de este martes 20 de abril se iniciará el proceso de vacunación de los docentes veracruzanos, con el propósito de volver a las clases presenciales a mediados del mes de mayo.

Hasta ahora, no hay un solo argumento que lo justifique, salvo la desesperación de crear una falsa percepción de normalidad, con el único objetivo de evitar el voto de castigo en contra de Morena a causa del pésimo manejo de la pandemia. Los niños no deben regresar a clases presenciales sólo para satisfacer un afán político-electoral.

En su esquizofrenia mediática, el doctor López-Gatell ha decidido ignorar un estudio elaborado por un grupo de especialistas a petición del panel independiente que la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el que se asegura que si México hubiera tenido un mejor desempeño al gestionar la pandemia se habrían evitado en 2020 alrededor de 190 mil muertes a causa del Covid19 y otras enfermedades.

A cambio, ha dicho que los estudiantes veracruzanos deben volver a las aulas, lo que ha generado el rechazo colectivo de médicos, maestros, padres de familia y los propios estudiantes debido a que no se ha cumplido con la vacunación a toda la población docente, tampoco en padres de familia, alumnos y personal administrativo de los planteles escolares, además de que no se cuenta con protocolos de seguridad e higiene.

El gobierno federal muestra, además de su ignorancia, su perversidad. El entorno escolar no se construye sólo de alumnos y maestros, sino que representa un universo exponencial de personas que serán expuestas al riesgo del contagio: transporte público, papelerías, cafeterías escolares, entre muchos otros.

Cuando no se termina aún el proceso de vacunación de los médicos del sector salud y los médicos privados, los maestros veracruzanos recibirán apenas su primer vacuna del 20 al 27 de abril para que entre el 15 de mayo –día del maestro- se reabran las primeras escuelas, es decir, tres semanas antes de las elecciones. No es casualidad.

Esto ha provocado un rechazo inmediato. Según la sociedad de Pediatría de Xalapa que preside Daniel Chan Vázquez -cirujano pediatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)-, aún no hay condiciones de salud pública para el regreso a clases presenciales en el estado de Veracruz debido a que se desconoce el estado de salud de niñas y niños que llegarán a los planteles educativos.

Los niños, señalan los especialistas, pudieron estar expuestos al virus, sin embargo, sus condiciones de aislamiento evitaron que se convirtieran en una cadena de contagio; la convivencia con otros niños sin el conocimiento previo de su estado de salud podría provocar nuevos brotes de la pandemia como ya sucedió en países de Europa y Estados Unidos, donde los planteles educativos se han vuelto a cerrar.

La mayoría de los maestros tampoco quieren volver a clases. Luego del anuncio del inicio del proceso vacunación y de probable retorno a clases presenciales, los líderes sindicales han dicho que muchos profesores que ya tienen los años de servicio o la edad suficiente para jubilarse, lo harán para evitar posibles contagios.

Además, los maestros no serán vacunados en su lugar de residencia o donde se encuentra su centro de trabajo. Cada docente que desee inmunizarse deberá sufragar sus gastos para trasladarse a las ciudades de Xalapa, Boca del Río, Tuxpan, Orizaba o Coatzacoalcos, es decir, sólo en cinco de los 212 municipios del estado donde están diseminados más de 135 mil docentes.

De acuerdo al protocolo, los docentes deben ser revacunados 21 días después de recibir la primera dosis; el máximo potencial de inmunidad lo alcanzarán casi 50 días después, es decir, cuando el ciclo escolar prácticamente haya concluido. Pero si el gobierno opta por las vacunas de una sola aplicación, su nivel de inmunidad es mucho menor que Pfizer y Moderna, lo que pondría en riesgo a maestros, alumnos y a sus familiares.

Lo más grave es que las autoridades educativas han delegado toda la responsabilidad del cuidado de la salud de los alumnos a los propios maestros. Según la Secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, el regreso presencial a clases será voluntario, pero cada jefe de familia deberá firmar una carta-compromiso para aceptar que su hijo retorne a la escuela. Con ello, la responsabilidad de la salud de los estudiantes recaerá en sus padres y no en las autoridades educativas.

Pero eso no es todo. La pandemia dejó al descubierto el abandono de cientos de escuelas en el estado. Muchos centros escolares, lo mismo en zonas rurales que en urbanas, no cuentan siquiera con instalaciones sanitarias, luz eléctrica y agua potable. La oferta de un kit de limpieza resulta una burla frente a las deplorables condiciones que muestran las escuelas un año después de la suspensión de clases.

Con casi 24 mil escuelas, Veracruz es el segundo estado del país con más planteles y personal educativo. Para poder regresar a las clases presenciales es necesario que todos hayan recibido la vacuna. Los votos tendrán que esperar.

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