En esta parte final de la conversación, David Pang habla del nacimiento, desarrollo y planes para su proyecto Pang Trío.

Cimientos y nacimientos

El mismo semestre en el que entré a la licenciatura, llegó Charly [Rodríguez] a Xalapa, lo conocí por las jam que se hacían en la casa y fue ahí donde hicimos clic. Teníamos tiempo libre porque todavía no empezaban las clases y le decía vámonos a la calle a tocar el repertorio que tú tienes y el repertorio que yo tengo, esos fueron los inicios de lo que después sería Pang Trío.

Jacobo de Santiago tenía quince meses más que yo en Xalapa, tomábamos algunas clases juntos pero realmente nunca nos habíamos organizado para tocar, un día el maestro Paquito [Cruz] tenía una fecha en La Culpa y nos dijo quiero que toquen conmigo, Jorge Gamboa va a estar en el bajo. Yo me sentí muy halagado porque alguien como Paquito me estaba invitando a tocar con él y yo en ese momento no me sentía a su nivel, todavía no me siento a su nivel pero en ese momento menos, y la manera en que trabajamos en esa fecha fue muy formativa porque nos dijo no hay ensayo, vamos a llegar a montar la música ahí, y era música que yo no conocía. Llegamos dos horas antes de la hora del evento y teníamos que sacar las piezas de oído y que hacer sonaran en el momento, yo siento que ahí di un paso muy grande porque ya estaba en un ámbito profesional en el que tenía que dar todo y tenía que sonar bien, no había excusas.

Ahí empezamos a congeniar Jacobo y y yo. Otra vez que también tuvimos tiempo libre, Charly y yo dijimos estaría chido ir otra vez a tocar a la calle pero ahora invitar un baterista, llamamos a Jacobo y él siempre con la actitud de sí, vamos a tocar y vamos a seguir aprendiendo. Ahí fue donde tocó por primera vez el trío, todavía no le poníamos nombre, solo estábamos tratando de sacar algo para no morir de hambre porque cuando uno es estudiante, a veces la ve difícil en el aspecto económico.

Pang Trío

Empezamos a tocar y se empezó a hacer una constante, tres o cuatro días a la semana nos juntábamos a tocar porque teníamos tiempo. Ahí fue donde empezó a generarse el ensamble, ya podíamos tocar cosas que no planeábamos, empezaban a salir cosas improvisadas, ya teníamos un montón de temas bajo nuestra manga, ya podíamos estar tres horas seguidas tocando sin repetir un tema. Nos empezamos a dar cuenta de que estábamos construyendo algo y empezamos a sacar fechas ya con el nombre de Pang Trío. Nos poníamos a tocar en la escalera del Parque Juárez y siempre pasaba Tim Mayer por ahí después de sus clases de JazzUV, llevaba el sax y se ponía tocar con nosotros, eso sucedió muchas veces y también invitábamos amigos y maestros a tocar con nosotros. Así fuimos armando ese diálogo que no es verbal sino de tocar y hacer que todo fluya, y no aburrirnos, primero, nosotros mismos porque yo siempre he sentido que eso es lo más importante, desde que empecé a tocar decía voy a tocar sin aburrirme yo mismo porque si yo estoy tocando aburrido, la gente que me escuche se va a aburrir, ni me va a poner atención, entonces hay que lograr que sea dinámico todo. Así fue como comenzó el Pang Trío.

Eso fue en el 2017, cuando entré a la licenciatura, y empezamos a tocar súper seguido y sacábamos fechas para tocar aquí, para tocar allá, y siempre nos poníamos retos: vamos a tocar nueva música, vamos a llegar al ensayo con nuevas propuestas; siempre evitábamos caer en la rutina porque la rutina era la tocada, lo que seguía era desarrollar algo nuevo a partir de eso, hacer un ensamble en el que se sintiera que eran tres personas pensando en una misma línea.

A partir de eso empezamos a tener más seguridad en nosotros mismos y empezamos a buscar la manera tocar fuera de la ciudad, Charly encontró conexiones en Michoacán y fuimos a tocar varias veces allá. En 2019 fuimos a Michoacán a un concurso de ensambles que se llama Jazztival y ganamos, fuimos sin ninguna expectativa, lo que tocamos ahí fueron cosas que ya veníamos tocando de mucho tiempo y cosas que salían en los ensayos como arreglos que iban surgiendo, y nos dimos cuenta de que realmente teníamos algo bueno, que estábamos construyendo algo muy bien porque, al menos en mi experiencia y en la escuela, no me he encontrado con un trío de guitarra que ya tenga muy sentadas las bases y que siempre esté tocando, es algo muy curioso, quizás ahorita que voy de salida estén surgiendo cosas nuevas de las que yo no me doy cuenta, pero al menos en el momento en el que estaba yo en JazzUV, sentía que éramos el único trío de guitarra que estaba siempre aferrado.

Tres trabajos tridimensionales

Hace dos años surgieron otros tríos: Culichi Rhythm Section —que es de mi amigo Alonso Sotelo, pianista, con Gerardo Rubio en la batería y Carlos Rubio en el bajo— y el Parzz Trío —de Sebastián Verduzco, el saxofonista, con César Betancourt, el bajista, y Rodrigo González, el baterista—, se me hace muy curioso porque Alonso, Sebastián y yo tuvimos un ensamble antes de que el trío se consolidara y la idea era la misma, tener ese compromiso con la música, y al final, cada quien hizo su propio grupo y surgieron esos tres tríos que antes de la pandemia estaban sonando en todos lados.

Susana Distancia

Justo antes de la pandemia estábamos terminando una gira que abarcó Xalapa, Morelia y la Ciudad de México, estábamos muy emocionados por lo que estábamos logrando y justo el último día de esa gira, el 19 de marzo del año pasado, cuando estábamos terminando de tocar en la Ciudad de México nos mandaron un comunicado de la escuela que decía que ya no iba a haber clases, que se cerraban todas las actividades por el coronavirus. Nuestro plan era que terminando de esa gira íbamos a regresar a la escuela a seguir con las actividades normales y a seguir planeando cosas con el trío, pero Charly se tuvo que regresar a Michoacán porque ya no tenía caso para él seguir en Xalapa, yo me quedé en la Ciudad de México porque tenía que estar con mis papás y Jacobo es de San Luis Potosí pero se regresó a Xalapa un tiempo por pendientes que tenía, entonces ya tiene un año que no tocamos los tres juntos y yo, la verdad, me siento muy raro.

La nueva normalidad

Este semestre me toca terminar la escuela y estoy clavado en hacer los arreglos, los trabajos escritos y todo lo que conlleva la titulación, pero ya está agendada la grabación del disco para mediados de mayo, lo vamos a hacer en un estudio de Coatepec, ya está todo planeado, ya están las fechas, ya está la música, lo único que estamos esperando es que llegue Charly a Xalapa porque Jacobo sigue allá. Es muy raro que vayamos a grabar un disco después de un año sin tocar, pero yo lo compararía con andar en bici, no se te olvida; quizás tendremos que afinar algunos detalles pero todo ese trabajo que hicimos ya está asimilado y solo tenemos que retomar la rutina.

Realmente me ilusiona mucho lo que sigue porque la escuela es una etapa muy pequeña de la vida profesional de uno, son solo cuatro o cinco años, es muy poco tiempo y hay que aprovecharlo al máximo fuera y dentro del aula, porque si bien todos los maestros que he tenido a lo largo de la carrera me han ayudado bastante y he aprendido mucho de ellos, al final, el verdadero desenvolvimiento de uno como profesional está afuera. Hay muchas otras formas de desenvolverse en este medio, pero yo quiero ser ejecutante y músico de escenario, y no hay otra forma de lograrlo que estar allá afuera.

 

PRIMERA PARTE: Chilangas bandas
SEGUNDA PARTE: Noches de luna en Xalapa

 

 

 

 

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