Con la sombra de una posible tercera ola de contagios, este viernes inician las vacaciones de Semana Santa. Frente al periodo vacacional, una vez más, el gobierno tiene una estrategia errática y contradictoria, con información poco confiable, que endosa la responsabilidad sanitaria al libre albedrío de millones de mexicanos ansiosos de atiborrar las playas y los centros vacacionales. Será una verdadera ruleta rusa.
Cual moderno Moisés, el responsable del manejo de la pandemia en México, el doctor López-Gatell, presentó el martes pasado los “10 mandamientos” para los vacacionistas de Semana Santa. Paseos con la familia, pero que no sea de más de ocho personas, visitar lugares al aire libre y poco concurridos, usar bloqueador, tomar mucha agua, sin olvidar el cubrebocas y el alcohol en gel son parte del decálogo de recomendaciones de la Secretaría de Salud para una Semana Santa pandémica.
Lo que tendría que ser una política pública eficaz –no necesariamente restrictiva- para prevenir la ola de contagios que ellos mismos han alertado, el gobierno decidió ponerse el chal de la abuelita y recomendar cariñosamente a sus nietos que se porten bien.
El decálogo sugiere disfrutar el paseo con la familia en un sitio cercano al de su hogar, que no sea un lugar de aglomeraciones; aprovechar la semana mayor con la familia, es decir, con los que siempre conviven entre sí y por lo tanto se registre menor propagación del virus; asistir a lugares poco concurridos; salir en grupos de máximo cinco personas y elegir lugares al aire libre con buena ventilación, ya que el riesgo de contagio es mucho menor y procurar salir a sitios donde haya menos gente y regresar a dormir a casa.
También aconseja tener encuentros seguros con familias de máximo ocho personas y que sigan las medidas de seguridad; que si participa en eventos religiosos será mejor hacerlo desde su hogar; protegerse del calor usando ropa ligera, lentes y protector solar; seguir las medidas básicas de prevención, como sana distancia, uso obligatorio de cubrebocas y lavado frecuente de manos, y como última opción, si es posible, quedarse en casa.
Es decir, no hay ninguna recomendación que tenga que ver con la responsabilidad del gobierno; sobre qué hacer en caso de un contagio y se esté lejos del lugar de residencia; de si los hospitales prestarán servicios adicionales ante la eventual demanda. Lo que suceda, una vez más, será responsabilidad de la gente y no del gobierno.
En varios países se han tomado restricciones sanitarias de confinamiento durante la Semana Santa –Alemania, por ejemplo, se tomó la decisión de imponer restricciones a la mayoría de las actividades comerciales y religiosas a partir del 1 al 5 de abril-, pero en México podremos hacer lo que nos venga en gana. Hasta ahora, el gobierno no estableció filtros en los hoteles, terminales de transporte o lugares públicos, restricciones de horarios o aforos. Absolutamente nada.
Es evidente que el Presidente no quiere molestar a los mexicanos con el confinamiento o las restricciones. No basta el ejemplo del grupo de estudiantes de Argentina que regresó a su país con el contagio adquirido en Cancún. Tampoco los casos de excesos cometidos por vacacionistas en Estados Unidos. Lo importante es que la gente salga, que haga catarsis, pero sobre todo, que salga a salvar al comercio y la economía que el gobierno ha abandonado.
Y Veracruz lo confirma. A diferencia de hace un año, cuando ya se había hecho presente la pandemia y donde se cerraron centros turísticos, este 2021 no hay restricciones alguna para acudir a cualquier lado en Semana Santa, anunció esta semana la secretaria de Turismo, Xóchitl Arbesú. Así que el virus también se puede ir de vacaciones.
En el caso de México, dos han sido los detonantes de la peor crisis sanitaria de la historia que este jueves cobrará su víctima mortal número 200 mil y más de 2.2 millones de contagios. El primero ha sido una estrategia errática y contradictoria, con información difusa y sin sustento científico, y el segundo, dejar a los mexicanos a su libre albedrío teniendo como referencia lo primero. Las vacaciones de Semana Santa son el mejor ejemplo.
¡En este tiempo de pascua, que Dios nos agarre confesados!
Las del estribo…
1. Este jueves, el Presidente insistió en que Veracruz estaría en condiciones de regresar a clases presenciales entre abril y mayo. Pero no han vacunado a maestros ni padres de familia. ¿Tanto es el temor de perder la elección
2. A contrapelo, es de reconocerse la decisión del Presidente de suspender las giras por el país. Pero el conflicto en contra del INE apenas inicia: Félix Salgado y la integración del Congreso serán el pretexto para descalificar la elección.