Recientemente, en alguna noche de estos largos meses de pandemia, ví en Netflix un extraordinario documental sobre unos jóvenes con diferentes discapacidades y la larga lucha para lograr su reconocimiento, inclusión y derechos en diversos ámbitos en Estados Unidos. Estos jóvenes se conocieron en 1977 en un campamento “especial” de verano al que sus padres los habían enviado porque en los campamentos convencionales de entonces no tenían cabida o capacidades para su atención.

El documental de Netflix, cuyos productores ejecutivos son Barack y Michelle Obama, está nominado a un Oscar para este 2021.  “Crip Camp” o “Campamento Extraordinario” nos abre la mente y el espíritu a quienes no hemos estado cerca de personas con discapacidad.

Recomiendo mucho que la vean no sólo para acercarnos a una realidad que viven muchas personas, sino para reflexionar sobre los retos y pendientes en diversos ámbitos para la inclusión y la no discriminación de personas con discapacidad.

En esta liga podrán acceder al filme de Netflix: https://www.netflix.com/mx/title/81001496?trkid=13747225&s=a&t=wha, y recomiendo también muy ampliamente el reportaje que sobre este documental hizo la cadena Al Jazeera, que pueden encontrar en la siguiente liga: https://www.youtube.com/watch?v=F-uUgbPf4VM.

En México y en Veracruz hemos avanzado poco en esta materia, y así lo muestra el Diagnóstico Nacional que realizó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). Ahora este organismo nacional ha establecido el Mecanismo para el monitoreo de los derechos de las personas con discapacidad establecidos, derivados de la Convención internacional del mismo nombre.

En Veracruz ya también se instaló un Mecanismo homólogo estatal por parte de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), que está trabajando con presencia de los tres poderes del estado y con representantes de organizaciones sociales dedicada a la defensa de las personas con discapacidades.

Sin embargo, es en una política pública bien diseñada y aplicada donde se debe trabajar para tener resultados tangibles en la inclusión, y también en la prevención y eliminación de la discriminación.

El ejemplo del Mecanismo impulsado por las comisiones de derechos humanos puede ser el inicio de una mesa o mecanismo interinstitucional para el diseño, implementación y evaluación de la política pública y social en esta materia.

En este tema, como en otros, el papel del Sistema Estatal para la Integración de la Familia, el DIF, es fundamental. El DIF debe transformarse, de una vez por todas, de una institución asistencialista y proteccionista a la institución del estado más importante en materia de promoción, prevención, protección y garantía de los derechos de las personas con discapacidad, de la prevención y atención de la violencia familiar, de la prevención y eliminación de la discriminación, y convertirse en la institución pública que encabece una política publica moderna de la garantía de derechos para las poblaciones, personas, grupos, más vulnerables.

Estamos viviendo a nivel mundial situaciones de violencia y discriminación racial o de otros tipos que han llegado a situaciones inimaginables. Después de que la humanidad pasó por el siglo XX siendo testigo del Holocausto, de guerras fratricidas como en Camboya o en Ruanda, este comienzo de siglo XXI nos recuerda una y otra vez que la humanidad sigue siendo, a pesar de tratados internacionales y otros avances legales, el peor y más cruel y salvaje animal sobre la tierra.

Los seres humanos no hemos cambiado nuestra conciencia, y el mundo nos está cobrando muy caro nuestro atraso “civilizatorio” (sic). Quizá haya llegado el momento de regresar a una espiritualidad universal que parta de lo que hemos escrito aquí recientemente, de un velo de ignorancia o de la posición original, que nos permita llegar a una nueva teoría de la justicia esbozada por John Rawls.

Estamos en el parteaguas, como hace cien años, donde las naciones y sus líderes vuelven a hablar, por un lado, de dominar al mundo, de protegerse, de superioridades, etc., y por otro lado, a nivel nacional vuelven a aparecer odios y luchas entre creencias y formas de vida como en Francia con los musulmanes y yhijadistas, lenguajes que creíamos ya superados. El nuevo contexto mundial no es nada alentador y sólo demuestra que los humanos seguimos comportándonos igual que a lo largo de toda la historia, una y otra vez.

Ante ello, se necesita reconstruir lo existente, volver a nuevos acuerdos mundiales entre las naciones y entre las sociedades, nuevos consensos que remplacen a los consensos del siglo XX. Nuevas conciencias, nuevas religiones, nuevas espiritualidades, donde sigamos persiguiendo los anhelos humanos de libertad e igualdad para todos y todas.

Porque finalmente, ante esta nueva realidad donde descubrimos que nuestra humanidad sigue siendo una humanidad caída, una humanidad idiota, una humanidad mundana y muy terrenal, todas y todos somos personas y seres humanos con muchas discapacidades, y que necesitamos integrarnos para llegar a ser iguales, para llegar a ser libres.