El ex dirigente estatal del PRD, Rogelio Franco Castán, resultó ser un pésimo alumno del ex gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, pues parece no haberle aprendido nada al maquiavélico ex mandatario panista que lo hizo secretario general de Gobierno en su administración.
Franco, por ejemplo, olvidó que en política no se puede pecar de ingenuo, cándido o inocente y que tampoco se debe subestimar a los adversarios, máxime si éstos están en la plenitud del poder y buscan aferrarse a él a costa de lo que sea.
El ex funcionario yunista, quien este sábado 13 fue detenido en el puerto de Tuxpan, su terruño y feudo electoral, desatendió las alarmas que a nivel nacional han alertado sobre la cacería que Morena ha desatado desde el gobierno federal y de algunas entidades contra operadores políticos y gobernantes de la oposición. Los casos más recientes son los del gobernador panista de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca; el ex dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el ex líder del partido tricolor en la Ciudad de México, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre; los dos primeros investigados por presunto lavado de dinero, mientras que el llamado “Príncipe de la Basura” es perseguido por asociación delictuosa y trata de personas, en las modalidades de publicidad engañosa y explotación sexual agravada, en grado de tentativa.
Franco, quien en la sucesión estatal de 2016 fue un factor clave para que por primera vez en el estado se diera la alternancia en el poder al pactar la alianza del PRD con el PAN que llevó a Yunes Linares a la gubernatura, era actualmente el principal promotor de la coalición “Va por Veracruz” que conforman el partido del sol azteca, Acción Nacional y el PRI. Inclusive encabezaba la lista plurinominal perredista como candidato a diputado local por el principio de Representación Proporcional.
Pero al ex secretario de Gobierno se le olvidaron las denuncias que su ex esposa Guillermina Alvarado González, una abogada egresada de la Universidad Veracruzana y ex lideresa en el municipio de Lerdo de Tejada del PRD –partido al que renunció en enero de 2020–, hizo públicas desde 2017 denuncias por violencia intrafamiliar, a las que obviamente no se les dio trámite en la Fiscalía General del Estado (FGE) en la pasada administración.
Ahora la FGE, encabezada por Verónica Hernández Giadáns –ex directora Jurídica de la Secretaría de Gobierno que sustituyó desde septiembre de 2019 al fiscal yunista Jorge Winckler, quien inicialmente fue separado de manera temporal por los diputados de Morena y sus aliados en el Congreso local–, ejecutó contra el ex titular de la SEGOB una orden de aprehensión derivada casualmente de la carpeta de investigación UIPJ-1/DXI/FE2/522/2021 del índice de la Fiscalía Especializada en la Investigación de Delitos de Violencia Contra la Familia, Mujeres, Niñas, Niños y Trata de Personas.
Correligionarios y amigos de Franco acusan que todo se trata de una artimaña política de los gobernantes de Morena en contra de su adversario, pero las imágenes del rostro golpeado de su ex esposa obligan a dirimir si existe delito que perseguir.
PVEM y PT, lastres para Morena
Trascendió que desde a mediados de la semana pasada, la dirigencia de Morena en Veracruz baraja la posibilidad de “romper” la alianza con el Partido Verde y, en un descuido, hasta con el Partido del Trabajo (PT) en algunos municipios de la entidad.
Y es que se dice que los números de las mediciones entregadas al delegado en funciones de presidente, Esteban Ramírez Zepeta, revelan que en algunos casos les resultará contraproducente ir en alianza, máxime cuando los y las abanderadas emanados de estas fuerzas políticas simplemente no levantan.
Pese a los números tan raquíticos, el Partido Verde se ha empecinado en impulsar candidaturas perdedoras que obviamente le restaría adeptos a la 4T, por lo que Ramírez Zepeta y compañía están considerando seriamente seguir aquél sabio dicho popular de que “más vale solos que mal acompañados”.
Entre los municipios donde se tomaría sana distancia se encuentran Boca del Río, Alvarado, Ignacio de la Llave, Tlalixcoyan y Medellín de Bravo, entre otros.
Cada caso con su particularidad, pero bajo el común denominador de evitar una derrota cantada.
Veracruz no es el único estado donde Morena enfrenta este tipo de problemas con sus aliados. En la Ciudad de México también tiene fuertes jaloneos con el PVEM por el reparto de candidaturas.