De entrada la respuesta al título es NO, para no caer en cuestiones discriminatorias, pero nos guste o no, debería ser SI. Salvo penosos casos, como el del Doctor Rodríguez Herrero convertido a político de la noche a la mañana, la formación académica de las y los servidores públicos puede hacer la diferencia en su desempeño, la academia abre puertas, genera una visión más amplia del desarrollo de los diferentes sectores, da herramientas de conocimiento que se pueden llevar a la práctica en favor de una comunidad, un estado o un país.

Esa falacia del líder del pueblo surgido desde el fondo de la sociedad, como el vengador de los oprimidos, sin escuela pero honrado, trabajador y leal, es un cuento vendido desde los estereotipos de caudillos nacionales. Hoy el contexto y la dinámica de la sociedad obliga a elevar la formación de las y los ciudadanos para poder sobresalir, en la medida de lo posible. Esa situación aplica, con mayor razón, a quienes se hacen responsables de un gobierno, del rumbo de una ciudad, de la administración de millonarios recursos que deben canalizarse de manera positiva. Esa no es la constante en el México de la transformación, pues en el pasado proceso electoral casi cualquiera, con el membrete morenista, pudo ganar una elección; las consecuencias de su falta de experiencia y preparación estamos viviéndolas hoy en carne propia, pasa en San Lázaro, en el Senado, en las mañaneras, porque su grado no es académico sino de doctrina.

El tema viene a colación por el próximo cambio de gobierno municipal en Xalapa, las opciones que tendremos en la boleta electoral todavía no han sido definidas pero hay caras y nombres que todos asumimos como próximos candidatos. Las dos fuerzas políticas más importantes, en tamaño, parecen haber definido a Ricardo Ahued por MORENA y David Velasco Chedrahui por la alianza PRI-PAN-PRD, aunque no baja la mano Sergio Hernández como la opción panyunista para el proyecto Va por Veracruz.

Si hoy tomáramos en cuenta la preparación académica de Ahued y David, nos daríamos cuenta que estamos frente a dos personajes con escasa formación si se mide en proporción al cargo por el que competirían. Don Ricardo, uno de los más grandes empresarios plastiqueros de Veracruz, de lo que una enorme huella ecológica se genera, únicamente terminó la preparatoria; su trayectoria política publicada en la página del Senado de la República refiere que ha sido presidente municipal, en lo legislativo diputado local y federal, y como experiencia administrativa se establece que tiene más de 30 años como Director General de una empresa de artículos para el hogar. Al señor Ahued lo encarreraron a la política, explotaron su calidad humana conocida desde el mostrador de su empresa para convertirlo en alcalde y legislador; la formación de valores familiares que él tiene es lo que lo ha mantenido a flote, haciéndolo destacar en la actualidad por desenvolverse en un ámbito donde lo que más falta son valores cívicos y cualquiera con poquita decencia hace contraste.

David ya fue alcalde también, además de diputado; es licenciado en administración de empresas, comerciante con título; tiene algunos cursos que posiblemente le dieron como capacitación de recursos humanos en Grupo Chedrahui, que integran habilidades de alta dirección, mercadotecnia y ventas. Ya vimos que ser buena persona no basta, ni para gobernar un estado ni para ser presidente, ser honesto se confunde con ser un inocente ignorante y de eso en Xalapa ya estamos hasta el copete, la Atenas Veracruzana merece altura de miras y objetividad de parte de su gobierno municipal, en honor a esa ciudad que ha sido referente cultural, académico y político a nivel nacional.

El único personaje que tendría las credenciales suficientes para tomar las riendas de la ciudad de las flores es Raúl Arias, si comparamos su carrera con Ahued y David se los lleva de calle. Ya sabemos que se trata de un exrector de la Universidad Veracruzana, es doctor en economía, académico de las más importantes instituciones públicas de educación superior como la UNAM, fue presidente de la Organización Interamericana de Universidades, miembro de la Academia Mexicana de Economía Política, doctorado honoris causa de la Université de L’Havre en Francia, director de muchas tesis y autor de textos sobre economía internacional, el desarrollo económico, la economía ecológica, el desarrollo regional sustentable y, por supuesto, los temas de la educación superior. De qu sabe, sabe; y más que los citados comerciantes juntos.

Pero David y Ahued tienen algo que Raúl Arias no, una institución política como respaldo; aunque eso estará por cambiar si el Arias acepta la invitación del partido Movimiento Ciudadano para sumarse en favor de Xalapa. ¿Se imaginan? algunas de las mentes políticas más acreditadas en el estado y la ciudad, trabajando para las y los xalapeños; actores políticos que construyeron un legado útil y tangible hasta nuestros días para la entidad y su capital, Armando Méndez y Dante Delgado caminando con Raúl Arias en campaña, agreguen a ese capital político la comunidad universitaria que se ha pronunciado en favor del proyecto de su exrector. Política de verdad.