Hace un par de días, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) confirmó que la cancelación de Texcoco costará al país al menos ¡331 mil millones de pesos! como consecuencia de la terminación anticipada de los contratos, la recompra de bonos y los costos adicionales que se derivan de obligaciones pendientes para la cancelación, eso sin contar los juicios de amparo y dos demandas de arbitraje internacional.

El Presidente combatió la corrupción pagando tres veces más el costo del aeropuerto. Lo mismo podría suceder con la reforma energética.

Una de las primeras cosas que hizo Andrés Manuel López Obrador como Presidente electo fue incorporar a Jesús Seade como su representante en las negociaciones del nuevo Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Con la anuencia del hoy Presidente, el gobierno de México pactó los términos de la relación comercial en materia energética, enmarcada dentro de la reforma impulsada por Peña Nieto.

Dos meses después de la victoria de López Obrador, su representante dio garantías al gobierno de Estados Unidos y reconoció que los contenidos y contratos incluidos en la reforma energética formaban parte en el tratado, algo que el Presidente electo respetaría. El acuerdo venía precedido de una serie de amagos de Donald Trump se romper el acuerdo comercial debido a que lo consideraba ventajoso para México.

Desde entonces, López Obrador ya se había planteado una relación bilateral apegada a los intereses políticos y económicos de Trump; siempre supo de los alcances del Tratado y las obligaciones de los tres países. De hecho, la única visita que ha hecho el Presidente mexicano al extranjero fue precisamente a la Casa Blanca para celebrar la entrada en vigor del acuerdo comercial, lo que fue interpretado como una muestra de apoyo a la reelección de Donald Trump.

El día en que cerraron las negociaciones de nuevo tratado de libre comercio (T-MEC), Seade insistió en que el entonces Presidente electo Andrés Manuel López Obrador se comprometió a no echar atrás la reforma energética.

El representante lo dijo así: «El Presidente electo ha sido muy claro desde toda su campaña y desde que ganó las elecciones -en público y en privado, en todas las formas, casi cada tercer día- ha enfatizado que él no va a echar para atrás la reforma energética, que él no piensa cambiar la Constitución; él respeta el marco legal como lo tenemos y eso incluye por supuesto los contratos como los tenemos».

Pero Trump perdió la Presidencia y todo cambió. La celebración de la entrada del Tratado en los jardines de la Casa Blanca pasó a ser un abierto desafío al nuevo Presidente Joe Biden. López Obrador ahora estaría dispuesto a ir a tribunales internacionales para desconocer lo que él y su representante aseguraron que no cambiarían.

Seade incluso reconoció en Washington que hubo modificaciones impulsadas por López Obrador, pero que se mantuvieron los mismos contenidos en el capítulo sobre energía. «No fue en ningún momento un ejercicio de negociar contenidos, en absoluto, no hubo negociación de contenido; ni con mis amigos (los negociadores del Gobierno de Enrique Peña Nieto) ni mucho menos con Estados Unidos», confesó Seade. López Obrador no sólo sabía de su contenido sino que intervino en sus términos.

En realidad, el único cambio que pidió el entonces presidente electo fue el lenguaje, que no fuera una copia fiel de los términos de la reforma energética peñista, porque para él implicaría un conflicto ideológico. Los ajustes sólo fueron cosméticos, sólo en los textos, nunca en el contenido de los contratos.

Pero resulta que este martes, la mayoría morenista en la Cámara de Diputados estaría votando una contrarreforma energética que pondría en entredicho los términos del T-MEC y llevaría a nuestro país a pelear en tribunales internacionales el incumplimiento de los acuerdos que en calidad de Presidente electo se comprometió a respetar.

Ayer, de gira por La Paz, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a los legisladores a que “actúen pensando en el pueblo y no en las empresas” y aprueben mañana martes su iniciativa de reforma en materia energética, pues aseguró que esto garantizará que no haya apagones, que no haya crisis de energía eléctrica y no haya alza en las tarifas de luz.

No se le cambiará ni una coma ha dicho el Presidente. Por ello, la reforma a la ley de la Industria Eléctrica que se aprobará mañana podría tener un costo de casi 400 mil millones de pesos, pues es el monto al que ascienden inversiones comprometidas en proyectos eléctricos bajo la legislación vigente y que habría que indemnizar. Eso es precisamente lo que se peleará en tribunales.

Mientras, no hay dinero ni para vacunas. 

Las del estribo…

  1. Ayer se conoció que entre los fallecidos del accidente del Lear Jet de la Secretaría de la Defensa Nacional se encontrarían un Capitán de la Fuerza Aérea Piloto Aviador (FAPA) y un copiloto Tte. F.A.P.A. También un Mayor, un Capitán y un Teniente de Infantería. Oficialmente no se ha informado sobre las identidades, ni las circunstancias del accidente ni las tareas que realizaban los elementos militares.
  2. Alguna vez, la hoy senadora Gloria Sánchez gozó de simpatía y respeto. Hoy asegura que sólo Morena ha dado recursos para comprar la vacuna contra el Covid-19 pero que no están haciendo politiquería, ni se trata de una trampa electoral o manipuladora. De un golpe se convirtieron en lo que tanto aborrecieron y se enorgullecen de ello.