La curva del olvido es pronunciada en cuanto pasan un par de días y es habitual que no quede rastro de lo memorizado.
Seguro que conoces la sensación de haber estudiado y olvidar en cuestión de un par de días gran parte de lo que volcaste en el examen. Esto suele ocurrir cuando se trata de memorizar algo en vez de asimilarlo, pero no solo pasa estudiando, también con direcciones, nombres o información a la que no damos demasiada importancia.
La curva del olvido surgió de los experimentos que realizó en 1885 el filósofo y psicólogo alemán Hermann Ebbinghaus, quien trató de investigar cuánto se tarda de media en olvidar las cosas y cómo de pronunciada resulta esta pérdida según pasan las horas o los días.
Antes de detallar el experimento hay que entender que para investigarlo utilizó 2.300 sílabas sin significado, no información que resultase de interés para los participantes en el estudio. Igual que ocurre cuando memorizas algo solo para repetirlo después, no porque te vaya a ser útil.
En los experimentos realizados por Ebbinghaus, los participantes tenían que aprender listas con 13 sílabas y repetirlas sin cometer ningún error en dos ocasiones. A partir de ahí, fue comprobando la retención que mantenían minutos y días después. Los resultados mostraron que lo normal era que más de la mitad de los participantes olvidasen sus sílabas en el primer día.
El segundo día se había olvidado casi el 80 % de lo aprendido, pero a partir de ahí se reducía la curva, aunque en ningún momento se detenía la pérdida de esta información y 7 días después se recordaba de media un 3 % de las sílabas estudiadas.
Es cierto que también se averiguó que con el repaso volvía gran parte de la información con rapidez, pero los resultados fueron claros con la información que no tenía mayor valor para los participantes en el estudio: la curva del olvido es imparable si solo se memoriza sin asimilar ni conectar con otra información.
computerhoy.com