Están en la primera fila de la información.
Son auténticas guerreras, que ganan batallas a diario.
Ya son la mayoría, en los medios de comunicación.
Todas las mujeres periodistas que hemos conocido, son verdaderas guerreras, que con coraje y valor, salen todos los días a luchar para librar y ganar las batallas por obtener la mejor información para los distintos medios de comunicación.
Pero además, muchas de ellas, son también madres solteras, que tienen que atender las labores de su hogar.
Por eso, merecen el más amplio y profundo reconocimiento de toda la sociedad.
No es casualidad, el hecho de que hoy en día, en las redacciones de los medios de comunicación, lo mismo se trate de canales de televisión, estaciones de radio, periódicos y revistas impresos -que todavía han logrado sobrevivir a la crisis económica- ahora también en los portales de noticias en internet, la mayoría del equipo de periodistas sean mujeres.
Son las benditas mujeres periodistas.
Y son mujeres que se ganan todos los días su lugar en la primera fila, en las batallas por conseguir -y en no pocas ocasiones, hasta crear las noticias, para mantener informada a la opinión pública.
A lo largo de los cincuenta años -que este mes de febrero estamos cumpliendo, en el ejercicio de lo que el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez definió como el mejor oficio del mundo- hemos podido conocer y tratar a muchas valientes y valiosas mujeres periodistas.
Desde nuestros años mozos, en la heroica Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, allá en el puerto jarocho, en la esquina de Arista y Zaragoza, en el año de 1971, tuve la fortuna de tener de compañeras y amigas en las aulas a mujeres notables como Irene Arceo quien posteriormente me invitó a trabajar en Comunicación Social de la UV, Ana Cristina Pelaz quien hizo carrera en los medios electrónicos nacionales de radio y televisión cubriendo la fuente política y la presidencial; Guadalupe López Espinoza, corresponsal acá en el estado de Veracruz de la Jornada, por mencionar algunas de ellas.
También otras compañeras mujeres periodistas como María Elvira Santa María -tan inteligente y capaz, que cursó al mismo tiempo las carreras de Periodismo y Derecho, con promedio de diez en las dos profesiones y luego fue subdirectora del Diario del Istmo hasta su jubilación, otra inolvidable amiga Mariela Cházaro Argudín, quien falleciera recientemente por la maldita pandemia, compañera de generación de otras más como Rosa Aurora Torres, Abigail Hernández Gasca, Ema Galván compañera en los inicios de Notiver y luego reportera del canal 13, Yolanda Sosa y Rosa María Ahuja por mencionar solo algunas de las mujeres periodistas.
Otras de las mujeres egresadas de la Facultad de Periodismo que alcanzaron proyección nacional por su desempeño profesional son Isabel Zamorano reportera de primera plana y ocho columnas en el periódico Excélsior, en tiempos de Julio Scherer García, que junto con Ada Hernández Delfín en El Heraldo de México cubrieron la presidencia de la república.
Ya en el desempeño profesional, no podemos dejar de mencionar y recordar a Regina Martínez en la redacción del periódico Política, donde también compartió espacios con Guadalupe Mar y Guadalupe López.
No podemos dejar de recordar a otra aguerrida e inteligente reportera, Martha Meza quien pasó por las redacciones de todos los diarios de Xalapa, hasta que finalmente la lucha -que libró en silencio- se la llevó.
Hace unos días, otra aguerrida reportera -maestra de profesión- Ara Bonilla nos recordaba cuando trabajamos en la dirección de El Diario de Tuxpan, hace ya más de 30 años, cuando en su orden de trabajo del día, le comisionamos ir a entrevistar a un personaje al que iría a encontrar en un salón de la escuela Miguel Lerdo, en un mesa banco, -ya casi al final del día, en el puerto delos bellos atardeceres- lo encontró y platicó con él, quien le dio el mismo discurso que ahora siga predicando en contra de los corruptos, los malos gobiernos de los conservadores, pero con la circunstancia de que ahora lo hace desde el Palacio Nacional.
Ojalá y ahora su familia le crea, que Ara Bonilla entrevistó al mismísimo presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, en aquellos años en que todavía no había celulares ni fotos de selfis, pero que cumpliendo con la tarea asignada, platicó ampliamente con quien apenas era un pregonero que recorría las plazas públicas de este país, con el mismo mensaje que lo llevaría a alcanzar el cargo político más anhelado y de mayor responsabilidad en el país.
Porque al final de cuentas, esas pequeñas o grandes satisfacciones que solo puede brindar el ejercicio diario del periodismo, son las mismas que motivan a ese ejército de mujeres guerreras y luchadoras en las primeras filas de la información, las que hacen que sin lugar a dudas, esta sea la mejor profesión que podamos vivir…para contarla.
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