En los últimos días he visitado algunos pueblos y colonias de todo el estado y la gente me ha dicho que, en los últimos dos años, por ningún lado se ven obras de beneficio colectivo para toda la población, que transformen las condiciones materiales de vida de las personas.

No se están haciendo drenajes sanitarios ni pavimentando calles, electrificaciones, ni construyendo sistemas de agua potable, ni hospitales o centros de salud, carreteras y puentes, centros deportivos y culturales.

Critican que los gobiernos morenistas no han formado reservas territoriales para dotar de lotes de interés social a quienes no cuentan con un lugar para vivir; en el campo, desaparecieron los programas de fertilizantes y semillas subsidiados para elevar la productividad, ni obras de infraestructura de riego. Obras de impacto que transformen las regiones.

La construcción de obras de beneficio colectivo es de suma importancia, pues transforman las condiciones de vida de las familias, generan progreso permanente en las comunidades.
También me han comentado de los apoyos de dinero que el gobierno federal entrega a la gente, a través de tarjetas, como las Becas Bienestar, Benito Juárez, Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro o Sembrando Vida.

Sin embargo, la gente considera que dichos programas no son suficientes para sacarlos de la pobreza ni para hacer que las colonias y pueblos progresen, pues con dichos apoyos no se pueden construir las obras indispensables para una vida digna.

Sostienen que deben de hacerse ambas cosas: los apoyos en dinero más las obras de beneficio colectivo, porque no se puede vivir sin drenaje o sin agua.
Pero el actual gobierno de la Cuarta Transformación desapareció el ramo 23 del Presupuesto de Egresos de la Federación, que era el fondo de donde se sacaba dinero para la realización de dichas obras.

El otro problema que la gente está resintiendo es la falta de empleo y el encarecimiento de los productos de consumo. La gente no tiene trabajo y, por tanto, no tiene ingresos y no puede resolver los problemas elementales en sus hogares, situación que se ha visto agravada por el mal manejo que le gobierno ha hecho de la pandemia del covid-19.

Otra preocupación, es el aumento de la inseguridad que se vive en el país y la falta de atención por parte de los funcionarios estatales hacia las quejas de la gente.

La gente percibe que las cosas van mal en el terreno de la economía del país y que hace falta un cambio de rumbo.

Se necesita impulsar un proyecto que haga de México una nación rica y próspera, productora de mercancías con alto valor agregado y no solo materias primas, fortalecer el mercado interno, apoyar a la inversión nacional en lugar de ahuyentarla para que se creen empleos para la mayor cantidad posible de mexicanos.

Una política en donde se paguen mejores salarios, que le permitan a una familia vivir cómodamente.

Se necesita modificar la política fiscal, para que cada sector de la sociedad pague impuestos según su capacidad económica.

Y reorientar el gasto público: que se destine más dinero para la salud, la educación, la vivienda, el combate a la delincuencia, las obras de infraestructura social y los servicios urbanos tan indispensables para tener una vida digna.

Un proyecto económico que no solo se centre en regalar dinero a los más pobres, sino que además atienda el resto de necesidades básicas de la población y que, sobre todo, se proponga desarrollar al país y producir mucha riqueza, para que a todos los mexicanos nos vaya mejor.

AUTOR: Samuel Aguirre Ochoa | Líder Antorcha Campesina