Antonio Caraveo es un músico hecho a mano que se ha autoconstruido como músico poliédrico, ha incursionado en toda la familia de los instrumentos, su mayor desempeño ha sido en las cuerdas pero también se ha aproximado a los alientos y las percusiones. Es compositor y arreglista. Y así como es multiinstrumentista, también es multiestilista, lo mismo ha participado en proyectos de rock, que de música popular urbana, blues, música de cámara, música infantil e improvisación libre. Ese largo y gozoso camino ha desembocado en el jazz, género que conocía y ejercía tangencialmente a través de la improvisación, pero hasta 2018 decidió entregarse a él en body and soul. Por si todo eso fuera poco, también es titiritero. He aquí su testimonio.

Intro

Mi nombre es Antonio Caraveo, nací en la Ciudad de México y me dedico hacer música, compongo y toco varios instrumentos: guitarras de varios tipos, piano, teclados, bajo eléctrico sin trastes, y he tocado otros instrumentos de manera más amateur, más bien para conocerlos, como clarinete, armónica, congas, batería, etcétera. Hago los arreglos de la música que compongo y los de otras personas o de temas tradicionales, y doy clases, eso es, básicamente, lo que yo hago en mi vida.
Crecí en una familia que no tenía ninguna afición especial por la música ni ningún músico profesional, a mi mamá y a mi papá les gustaba la música pero no tocaron ni cantaron ni de manera aficionada, de modo que la persona que me inspiró a tocar fue un tío político, Fernando Estévez, que ya falleció, era caricaturista pero tenía sus guitarras acústicas y tocaba y cantaba muy bonito. Le gustaban cosas como de The Doobie Brothers, Eagles, Crosby, Still, Nash and Young, ese tipo de grupos de rock acústico de los setenta. En su casa había muchos discos LP y yo exploraba su biblioteca y sus discos, entonces podemos decir que las primeras nociones de música las obtuve de él.
En mi casa había música de todo: música tradicional, José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel, Rocío Dúrcal, boleros, mambo, tango, algo de Agustín Lara y algunos baladistas como Dennis de Calaf, Mocedades, Alberto Cortez, ese tipo de cosas; también había algunos soundtracks como el de Star Wars. Eso, básicamente, era lo que había, y la influencia, que ya mencioné, de mi tío que me mostró cosas de rock suave.
Tengo un hermano mayor, cuando creció empezó a aficionarse, también por mi tío, al rock, pero al rock pesado o al rock clásico; yo escuchaba a Grand Funk Band, que no es de mi época ni nada, pero por su influencia lo escuchaba, también me gustaba mucho Led Zeppelin y ese tipo de rock.

Los cuatro puntos cardinales

Ahora me gustaría mencionar cuatro puntos que recuerdo de niño, es muy curioso: uno es que recuerdo que mi mamá me cantaba cuando era bebé y, según yo, eran cosas de Mocedades. Otro, como a los ocho o diez años fui a una biblioteca pública de esas pequeñitas que hay en algunas unidades como las del ISSSTE, era una ludoteca-biblioteca y recuerdo que entré y estaba sonando un dueto de guitarra y flauta de Bach, ¿cómo sé que era Bach?, porque muchos años después escuché algo parecido y fue como si ese momento hubiera dejado un sello en mi memoria, recuerdo muy vívidamente la música, el ambiente, supongo que me impactó mucho porque lo recuerdo todavía. Más o menos a esa edad, hicimos un viaje a Morelia, íbamos escuchando la radio y en una avenida, no sé si en El Oro o en Morelia, escuché unos coros como de gente negra y casi estoy seguro de que era un álbum de Frank Zappa, fue la misma experiencia que con Bach, después de muchos años ubiqué ese estilo. Otro recuerdo, también de esa edad, es que íbamos a Tepito porque tengo familia ahí y escuchaba a Oscar de León, no sé si con Celia Cruz o solo, pero recuerdo que me impactó. Otro de esos recuerdos es cuando llevaron a mi primaria a Los Folkloristas a dar un concierto didáctico y también me impresionó mucho. Otro es que me llevaron a ver Pedro y el lobo en la Sala Ollin Yoliztli. Por último, entre mis recuerdo está la canción de La bruja, la escuché en algún ballet folclórico.
Mucha gente ha dicho que mi música es ecléctica y quizá se debe a que capturo lo mejor, o lo que a mí más me gusta, de varias cosas, nunca he estado muy enfocado a un género, a un estilo específico y me imagino que tiene que ver, precisamente, con el espíritu de esas influencias que tuve que, como te mencioné, van desde boleros, canciones tradicionales de Veracruz, folclore latinoamericano, rock y un poco de música clásica, entonces, siempre he estado mezclado de muchas cosas, así fue mi acercamiento a la música.

Conmigo aprendí…

Como a los diez años me metieron a clase de piano clásico con una maestra cubana que, curiosamente, estaba viejita y era monja. Me enseñó piano y di mi primer recital, después de eso fui a vivir a provincia, en la escuela había una estudiantina y ahí empecé a tocar la guitarra, como aprendí muy rápido a tocar la guitarra, el maestro me ponía a tocar el contrabajo, fue el primer acercamiento que tuve al contrabajo. También tocaba mandolina, como que se me daba naturalmente tocar instrumentos. Es toda la formación académica que tuve, casi toda mi vida he sido autodidacta, en parte por falta de recursos, en parte porque me gusta aprender lo que haya, además de tocar, leía libros, revistas, lo que me encontraba.
Cuando estaba en la secundaria, no había recursos y, como estábamos en provincia, no había maestros, no había nada, entonces tomaba mis libros de piano y trataba de adaptar esas cosas a la guitarra. En esa época, tuve un par de amigos, Javier y René, que me llevaban muchísimos años, tocaban la guitarra y en especial Javier, me ubicó, me dijo las notas del piano, en la guitarra están aquí, si tocas un fa aquí, en la guitarra está acá. Eso me abrió el mundo y de ahí empecé a traducir muchas cosas, y agarraba un libro de teoría que tenía, también de mis clases de piano, y me ponía a tratar de entender, a repasar, a ubicarme en la música. Esa fue, básicamente, mi formación, mucho de ese tiempo fue aprender por experiencia, aprender tocando en vivo.
Después de muchos años tuve la oportunidad de tomar clases con Enrique Neri, el pianista de jazz que falleció hace algunos años, y fue otro mundo aprender de una persona tan talentosa, tan buen conversador, también. Esa fue otra etapa de mi formación, aunque, repito, básicamente soy autodidacta, no tuve la oportunidad, ni económica ni por el lugar donde vivía, de estudiar una carrera formal, académicamente hablando, de música.

… a ver el blues del otro lado de la luna

Dedicarme a la música no fue una decisión, fue más bien una cosa bastante fortuita porque yo estaba estudiando la carrera de comunicación en la Ciudad de México pero tuve que regresar a provincia y lo único que se me ocurrió hacer fue comunicarme con amigos y decirles que me dieran trabajo tocando, y sí me lo dieron, entonces empecé a tocar en grupos de eventos, de fiestas, y a dar clases, porque, curiosamente, desde que aprendí a tocar, compañeros de la secundaria y mucha gente siempre se me acercó para pedirme una ayuda en eso; fue fácil para mí eso de que me pidieran que les enseñara, entonces, casi toda la vida he dado clases. Empecé a tocar en esos eventos por necesidad económica y porque era lo que había, pero no tuve mucho apoyo de mi familia, mi mamá quería que yo hiciera algo más estable, que tuviera un trabajo en el que me dieran prestaciones, pero no era lo que yo quería, pero si bien no le hacía mucha gracia, tampoco no hubo mucho rechazo, ella quería lo mejor para mí y pensaba que un trabajo fijo era lo mejor.

 

 

(CONTINÚA)

 

SEGUNDA PARTE: Jazztás
TERCERA PARTE: Paisajes Mexicanos

 

 


 

 

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