Ni PAN, ni PRI, ni PRD, que pretenden ir aliados en los comicios de junio próximo, y lamentablemente tampoco MORENA parecen haber entendido el contundente mensaje que les mandó la ciudadanía en la concurrida elección de 2018.
A los dos primeros partidos, que ya se habían alternado en la Presidencia de la República, y al del sol azteca que desde 1997 hasta el año antepasado gobernó la Ciudad de México y algunos otros estados, el electorado los castigó de manera apabullante en las urnas por todos los abusos de poder, corrupción, acciones criminales y otros excesos impunes que en las últimas cinco décadas sumieron en la pobreza, desempleo, inseguridad y extrema desigualdad social a sus gobernados pese a la riqueza patrimonial de la nación.
Por eso, el nuevo partido en el poder logró entusiasmar al electorado que creyó ciegamente que era “la esperanza de México”. Más de 30 millones de votantes confiaron en su candidato a la Presidencia de la República, cuyo arrastre popular jaló a sus abanderados a gobernadores, senadores y diputados federales y locales, muchos de los cuales arrasaron pese a que no tenían trayectoria política y ni siquiera eran conocidos por los ciudadanos.
En menos de seis meses, PAN, PRI y PRD volverán a enfrentarse en las urnas con MORENA. Los primeros en una alianza parcial inédita, que todavía el año antepasado era inimaginable. Sin embargo, como fuerzas políticas de oposición quedaron tan menguadas que ninguno solo podrá hacerle mella al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, que coaligado formalmente con el PT y el PVEM –y de manera tácita con Redes Sociales Progresistas, Fuerza por México y PES, que obtuvieron sus polémicos registros como partidos políticos nacionales– buscará mantener su hegemonía principalmente en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, donde hasta ahora no ha tenido contrapesos para sacar sus cuestionadas reformas constitucionales e iniciativas de ley.
Aunque en el reparto de candidaturas para diputados federales no parecen tener problemas los tres partidos antiobradoristas, sin embargo, en estados como Veracruz donde también se elegirán diputados locales y ediles, la alianza tripartidista estaría a punto de fracturarse por las ambiciones de poder e intereses facciosos de algunos grupúsculos arrogantes del PAN que reclaman más nominaciones para sus militantes, aunque éstos sean políticamente impresentables dada su mala fama pública, como sería el caso del diputado local Sergio Hernández, quien no obstante que ya perdió la elección municipal de Xalapa en 2017está empecinado en volver a ser postulado a la alcaldía de la capital veracruzana solo porque su padrastro Martín Espinoza Roldán preside el Comité Directivo Municipal del partido blanquiazul.
Pero los mismos vicios que están tambaleando localmente la coalición PAN-PRI-PRD también se están repitiendo en MORENA, al pretender postular a personajes como Félix Salgado Macedonio, su virtual candidato a gobernador de Guerrero pese a que el senador con licencia tiene un expediente penal por violación sexual que sospechosamente no se ventiló en el proceso electoral del año antepasado ya que data de 2016.
Vamos, hasta el partido Fuerza por México, con registro condicionado, se está aventando el tiro de nominar a Rogelio Aboyte Limón para que repita como alcalde de Bácum, en Sonora, cargo que ganó como candidato de MORENA pero del cual fue destituido al ser detenido en 2018 por elementos de las Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos por cruzar la frontera norteamericana con documentos falsos, delito por el que fue sentenciado en 2019 a 15 meses de prisión en EU.