Estados Unidos tiene a cuatro de sus ex presidentes aún vivos. Todos ellos reaccionaron a los incidentes violentos desatados durante la audiencia de confirmación de los votos que le otorgan la presidencia a Joe Biden a partir del 20 enero. Barack Obama, George W. Bush, Bill Clinton y Jimmy Carter – tres demócratas y un republicano- condenaron los hechos y criticaron a los legisladores oficialistas que se sumaron a los esfuerzos del presidente Trump para deslegitimar los resultados electorales del 3 de noviembre.

Barack Obama dijo que la insurrección, que terminó con al menos 4 personas fallecidas y 15 oficiales heridos, será recordada como “un momento de falta de honor y vergüenza” y culpó directamente a su sucesor. En otro pasaje de su declaración, el ex mandatario fue aún más allá y responsabilizó al partido republicano y la “prensa de derecha” por instalar en parte de la sociedad la idea de que las elecciones habían sido fraudulentas.

“Su narrativa fantasiosa no está en contacto con la realidad y fue construida sobre años de resentimiento. Ahora vemos las consecuencias, con esta escalada de violencia”, declaró Obama a través de un comunicado.

Igual de contundentes fueron las declaraciones de George W. Bush. Pese a pertenecer al mismo partido, no es novedad para nadie que Bush y Trump jamás se han llevado bien. Durante la primaria de 2016, Donald Trump se enfrentó al hermano del ex presidente, Jeb, y constantemente atacó a su familia. Desde entonces, el antagonismo entre el mandatario y la familia del presidente número 44 no hizo más que crecer. Y el miércoles tuvo su punto de quiebre absoluto.

“Estas imágenes enferman y rompen el corazón. Así es como se disputan las elecciones en una república bananera, no en una república democrática”, dijo Bush en un comunicado. Y agregó que “los manifestantes violentos que ingresaron al Congreso fueron fogoneados por mentiras y falsas esperanzas. Me horroriza el comportamiento de ciertos líderes políticos desde la elección y por la falta de respeto demostrada hoy por nuestras instituciones, nuestra tradición y nuestros oficiales de la ley”.

Bush no mencionó por nombre a Trump ni a ninguno de los senadores -como Ted Cruz o Josh Hawley- que apoyaron las dudas acerca del resultado de las elecciones, pero de todos modos dejó muy en clara su posición. El republicano también le pidió a aquellos descontentos con el resultado de las elecciones que por favor aceptaran los resultados por el bien de la democracia.

Bill Clinton, por su parte, calificó los incidentes de ayer como “el resultado de políticas venenosas y la proliferación de desinformación”. Con un tono más esperanzador, el ex presidente y esposo de Hillary, quien fuera la candidata que cuatro años atrás compitió contra Trump, aseguró que pese a lo ocurrido sigue creyendo en la decencia del pueblo estadounidense.

“Debemos rechazar la violencia de hoy, dar vuelta a la página y seguir hacia delante, honrando nuestra Constitución, comprometidos con un gobierno de la gente, por la gente y para la gente”, afirmó Clinton en su mensaje.

Por su parte, Jimmy Carter denunció lo ocurrido como una tragedia nacional. En un comunicado conjunto con su esposa, Rosalynn, se mostró afectado por la situación.

“Nos unimos al resto de los ciudadanos en oración para que haya una resolución pacífica, para que nuestra nación sane y se complete la transferencia de poder tal como lo hemos hecho por más de dos siglos”, señala el comunicado.

Tradicionalmente, los ex presidentes no se involucran en cuestiones políticas después de su gestión, pero los últimos cuatro años han sido atípicos en todo sentido.

INFORMACIÓN/INFOBAE

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