El pasado miércoles 30 de diciembre, en su penúltima conferencia mañanera del año 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador hizo una declaración que debió haber puesto nerviosos al canciller Marcelo Ebrard y al líder del Senado, Ricardo Monreal, dos destacados operadores políticos identificados con la corriente moderada de la 4T que aspiran a suceder al tabasqueño en el 2024, los cuales libran actualmente una soterrada batalla contra el grupo más radical del obradorismo en la disputa de las 15 gubernaturas que están por jugarse en las elecciones de junio próximo, las cuales incidirán indudablemente en la siguiente sucesión presidencial.
Y es que luego de ser cuestionado sobre las versiones del apagón ocurrido dos días antes, que afectó durante algunas horas a 10.5 millones de habitantes de la Ciudad de México y de otras 20 entidades del país, López Obrador respondió que se trataba de otro ataque más de los conservadores que apostaban por la privatización del sistema eléctrico nacional, y aprovechó para defender al director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett, y su labor en la paraestatal, resaltando que lo criticaban porque está revisando los contratos con la trasnacional ibérica Iberdrola y está afectando los intereses de empresarios españoles que tienen que ver hasta con el periódico El País, “y aquí en México los empresarios tienen al (diario) Reforma”.
Pero lo más sorprendente fue cuando afirmó que se han ensañado con Bartlett Díaz porque el pensamiento del ex priista poblano va muy de la mano con la de él. “No vamos a ser cómplices de la corrupción, hacen campañas en contra de los servidores públicos, no de todos, porque a los que ven moderados, ‘fresas’, a esos no los tocan, a los que ven más definidos a lo que piensa el Presidente, no les gusta”, remarcó.
Quienes registraron las palabras del mandatario obviamente enfocaron sus miradas hacia el canciller y el líder del Senado, dos fuertes aspirantes a suceder a López Obrador en el 2024, que obviamente no son bien vistos por los fundadores originales de Morena que integran el ala radical del obradorismo.
El 23 de junio del año pasado, por ejemplo, tras una amplia entrevista que concedió Monreal al periodista Carlos Loret –en la que, por cierto, el zacatecano arremetió duro en contra del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García–, el articulista y académico de la UNAM, John Ackerman, considerado uno de los principales ideólogos de la 4T, exhibió a Monreal por hacerle “el caldo gordo” al columnista más crítico del presidente López Obrador y sugirió inclusive su destitución como coordinador de Morena en el Senado.
“‘Te he leído y te sigo y en tu trabajo estás en lo correcto’. Así le dice Ricardo Monreal a Carlos Loret en esta muy interesante entrevista. ¿Qué esperan Senadores de Morena para renovar su coordinación? Ya lo dijo López Obrador: es tiempo de definiciones”, tuiteó Ackerman, haciendo referencia a lo que tres semanas atrás había dicho el Presidente en un evento en la refinería de Minatitlán, donde el mandatario expresó: “que cada quien se ubique en el lugar que corresponde, no es tiempo de simulaciones: o somos conservadores o somos liberales”, en alusión al apoyo manifestado por el historiador Enrique Krauze al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, ambos muy confrontados con AMLO.
Ahora, la pugna entre ambas corrientes de la 4T ha quedado totalmente al descubierto principalmente por la disputa actual de las candidaturas a los gobiernos de las 15 entidades que estarán en juego en los comicios de junio próximo.
Aliado con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado –alfil del secretario de Relaciones Exteriores–, el líder de la Cámara alta del Congreso de la Unión impuso como candidato en Zacatecas a su hermano David Monreal y en Guerrero al senador ex perredista Félix Salgado Macedonio, nominación que en voz de Ackerman, cuñado del aspirante desplazado Pablo Amílcar Sandoval, fundador guerrerense de Morena, consideró como un “quiebre histórico de la 4T”.
Alejandro Rojas, suplente del senador Monreal, arremetió en contra del esposo de la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, quien terminó bloqueándolo en sus redes sociales.
“El doctor fake John Ackerman me bloqueó en Twitter. Su amo: el perverso George Soros, financiero de movimientos ‘seudodemocráticos’, desestabilizador de gobiernos con la CIA. Querían Guerrero, pero se les peló. Están histéricos porque no hay un ‘quiebre histórico’. Ojo.”, tuiteó Rojas Díaz-Durán el pasado viernes 1 de enero.
Sobra decir que esta pugna entre ambos bandos ya se hizo sentir también en Veracruz durante el reciente proceso interno por la dirigencia nacional de Morena, la cual seguramente continuará en la rebatinga de candidaturas a diputados locales, federales y alcaldes.
Inclusive, los malquerientes de Cuitláhuac García quisieron “acalambrar” al mandatario veracruzano y a sus operadores político-electorales al divulgar hace un par de semanas la fake news de que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, enviaría como delegado a Veracruz al belicoso suplente del senador Monreal, lo que el propio Rojas ya desmintió.
Si así de caldeados están los ánimos entre los dos principales grupos de Morena en esta elección intermedia, ¿a cuántos grados centígrados llegará la temperatura interna en el partido gobernante dentro de tres años?