En su breve historia como institución educativa, la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV) ha mostrado todos los vicios posibles: falta de rigor académico, tráfico y venta de títulos, cobro de servicios a estudiantes depositadas a cuentas privadas, una irregular relación laboral con los académicos y la denuncia constante de desvío de recursos.

El utópico proyecto vasconcelista se convirtió en un próspero negocio a cuenta de las expectativas profesionales de más de 58 mil jóvenes veracruzanos. De eso no tienen la culpa los estudiantes ni sus maestros, sólo la voracidad de sus autoridades.

El último escándalo de corrupción se desató justamente en la víspera de navidad cuando decenas de trabajadores no recibieron sus prestaciones laborales debido a que no es la UPAV, sino empresas privadas, las que se encargan de cubrir las nóminas del organismo. Por primera vez sólo se pagaron 15 días de aguinaldo y se negó la percepción por prima vacacional que se paga dos veces al año.

El origen del conflicto está precisamente en que la UPAV, siendo una institución educativa de carácter público que forma parte del Sistema Educativo Nacional cubre los sueldos a través de las empresas Omnichannel Solutions and Services S.A. de C.V., (RFC: OSS170512NI3) con sede en Córdoba, y GHP Fiscal Contable S.A. de C.V., (RFC: GFC120305 J78 radicada en Santiago Momoxpan, Cholula en Puebla.

Hasta ahora, el personal de la UPAV nada conoce de las empresas de las que reciben su salario ni las razones de por qué son empleados privados y no de la Universidad. A principios de año, el personal académico y administrativo firmó su contrato laboral en el que se establecía un aguinaldo de un mes de sueldo, prima vacacional y el resto de las prestaciones. Sin embargo, en la víspera de la navidad fueron informados de que sólo recibirían 15 días de aguinaldo.

Nadie, ni siquiera el rector Ome Tochtli Méndez Ramírez, quien en su momento presumió que se mantuvo al 92 por ciento de los prestadores de servicios administrativos en la UPAV- explicó las razones de la falta de pago, a pesar de que la matrícula y los ingresos se mantienen de manera constante. La única excusa fue la falta de recursos –lo que no tendría por qué violentar el contrato firmado-, al tiempo que se ha ido engrosando la nómina de la Universidad.

De hecho, el conflicto ya se venía generando desde meses atrás. En el mes de marzo, los trabajadores de la UPAV recibieron un requerimiento del SAT porque estaban dados de alta como trabajadores de las dos empresas mencionadas. Recurrieron a la fundación encargada de administrar las aportaciones de los miles de estudiantes de bachillerato y licenciatura.

Ante la responsabilidad fiscal que desconocían, el Patronato les confirmó que serían declarados “en ceros” para evitar el pago de impuestos que ascendía a más de 2 mil pesos por trabajador; sin embargo, estos ingresos quedaron asentados en la situación fiscal de cada empleado. Al mismo tiempo, las empresas –y no la UPAV- dieron de alta en el IMSS a todo el personal bajo contrato con un sueldo menor para amortiguar las aportaciones al Instituto.

Es decir, los trabajadores de la UPAV tienen una relación laboral con empresas privadas, son derechohabientes del IMSS –deberían serlo del IPE por tratarse de una institución del Estado-, y simulan pagos para evadir impuestos ante el SAT. Alguien tendrá que explicarlo porque alguien se está haciendo millonario.

Respecto al presupuesto de la Universidad, siempre se ha señalado la enorme corrupción a su interior porque nunca se ha regulado el ingreso que pagan los estudiantes, recursos que van a parar a cuentas privadas o una Fundación que no rinde cuentas a nadie porque no se trata de recursos públicos. En nivel medio superior, la matrícula rebasa los 23 mil alumnos, mientras que en licenciaturas, maestrías y doctorados supera los 35 mil, lo que se traduce en muchos millones de pesos en cuotas de recuperación

El jueves 17 de diciembre, el rector Ome Tochtli Méndez Ramírez, realizó un convivio con el personal de la institución, a puerta cerrada y sin teléfonos celulares, en el que refirió que deberían considerarse afortunados de conservar el empleo. Para aliviar el enojo por la falta de pago, tuvo la ocurrencia de rifar algunos arcones, aparatos eléctricos y televisores, además de obsequiar una libreta a cada trabajador.

No son pocos los señalamientos en su contra sobre el vértigo de su nueva riqueza que incluye un par de propiedades, una en Acayucan y un rancho en La Gloria, en Cardel, donde se ha dicho que tiene a personas trabajando con cargo a la institución.

Seguramente el Gobernador Cuitláhuac García y su Secretario de Educación Zenyazen Escobar querrán saber de quién son esas empresas, por qué cubren el salario de burócratas y a cambio de qué, por qué se evaden impuestos, a dónde van a parar el monto de esos salarios que no paga la UPAV y qué hicieron con el dinero de los aguinaldos.

Las del estribo…

  1. “La alianza Va por México no es un asunto personal. Me preocupa que siendo un gran demócrata, el Presidente esté tan nervioso y que tenga tanto ‘pica-pica’, como decimos en Veracruz, con este tema”, dijo ayer Héctor Yunes Landa, en una información que reprodujeron los principales diarios nacionales. Hasta ahora, sigue siendo la única voz del priismo veracruzano en la escena nacional.
  2. En un post de Facebook se hace referencia al trato que da la directora del IPE, Daniela Griego, a los animales que andan de visita por la institución. A los gatos se les ha instalado bebederos mientras que las palomas gozan de casas de madera. En efecto, no todo es política; el cuidado a los animales siempre habla bien del espíritu de las personas.