Hace poco más de una semana que gozamos en Veracruz del privilegio del color verde, gracias a los otros datos de las autoridades federales en salud, en el hoy intrascendente semáforo epidemiológico nuestra entidad está en estado de gracia; la realidad no demuestra lo mismo, basta con asomarse a los hospitales, preguntar a las familias de enfermos, ver la movilidad a tope en zonas urbanas.

Más que certidumbre, aquel anuncio generó lo contrario y puso a correr a medio mundo, pues inmediatamente en redes sociales y en la precepción general vino el tema del regreso a clases. El Secretario de Educación Federal Esteban Moctezuma, próximo a convertirse en representante de Grupo Salinas ante la Casa Blanca, salió a los medios para decir que en los estados con color verde el regreso a clases sería inminente, con una visión poco objetiva de la realidad que se vive en las distintas regiones de Veracruz; extrañamente, al otro día, cambió su determinación, ahora ajustando el discurso en otro sentido y explicando que el regreso al que se refería era para un esquema distinto al convencional, en el que la figura de centro de educación comunitaria sería viable.

Igual que pasa con la Secretaría de Salud Federal, dan sus versiones y echan la bolita a las autoridades estatales, entonces en el caso del magisterio y comunidad escolar quedamos en manos del titular de la SEV Zenyazen Escobar y su equipo. La prudencia, y no la complacencia, paró el tema y las especulaciones que ya se generaban. Apenas el pasado jueves, el profesor Escobar declaró ante los medios lo siguiente: “Tenemos que empezar a trabajar, tener las reuniones pertinentes y a partir de ahí dar una respuesta, no me gustaría dar un dato que no es, no me gustaría confundir al pueblo veracruzano”.

Hubiera sido fácil, como es costumbre en los aliados del presidente, seguir la corriente ante una determinación del gobierno federal que estaba fuera de contexto; pero al saber que el riesgo no es el mismo en cada uno de los 212 municipios, y que el Consejo Estatal de Salud es la autoridad local que debería tomar una desición al respecto, Zenyazen dejó tranquilas a maestras y maestros, a todas las familias que tienen hijas e hijos dentro de la comunidad educativa, pues la preocupación que todos tenemos sobre los riesgos de contagio él la comparte.

No todos pueden estar conformes con la estrategia local de educación a distancia, es una realidad; pero en lo que seguramente hay concenso es que la idea de regresar a clases en enero sería arriesgar a niñas, niños y adolescentes; arriesgar a maestras y maestros, además de poner al filo de la navaja a abuelas y abuelos que apoyan con la crianza y educación de las generaciones más jóvenes. Haberlo aceptado hubiera significado poner en las espaldas del Gobierno de Veracruz una cifra mayor de contagios y muertes, entonces en alguien debía caber la prudencia, y así sucedió.

Esteban Moctezuma se aceleró, imaginamos incluso que hasta hubo descontento de su parte por lo sucedido acá en Veracruz, pero hoy es más importante la objetividad; la realidad ahora lo pone fuera del país, fuera del ámbito educativo, mientras acá en la SEV siguen trabajando, para adaptarse ante escenarios cambiantes sin arriesgar la salud y la continuidad educativa.