En esta segunda parte de la conversación, Alan Mac Gregor habla de sus experiencias en JazzUV y en Xalapa

Segundo movimiento: … apurándose a jazzear

Vine a presentar el examen a JazzUV, pero yo no sabía que había cursos preparatorios y licenciatura; en ese tiempo estaba de director del Centro de Estudios de Jazz un trompetista español, Jordi Albert, y me dijo lo que tú quieres es entrar a la licenciatura y esa convocatoria ya se pasó, ahora lo que hay es la convocatoria para los cursos preparatorios y ese es el examen que podrías hacer ahorita. Para ese entonces yo ya había terminado el Técnico Profesional en el Conservatorio y había entrado a la licenciatura, entonces lo vi como un retroceso, dije no, ¿cómo voy a volver a cursar algo que yo ya hice? Aun con todo eso, realicé el examen y lo aprobé. Jordi volvió a llamarme y me dijo te fue muy bien, en teoría saliste muy alto y en el de instrumento también te fue bien, creo que no tendrías ningún problema para entrar pero, como te comentaba, no hay opción de que puedas entrar a la licenciatura, creo que te podría ayudar entrar a un nivel intermedio en preparatorios para que refuerces muchas cosas en el instrumento porque sí te hace falta, es un lenguaje totalmente distinto y creo que te vendría bien. Entonces yo dije, ya estoy acá, ya hice el examen y me están diciendo que sí quedé, pues vamos a hacerlo.
Hablé con mis papás, me vine a vivir a Xalapa en agosto o septiembre del 2013 y comencé mi aventura en JazzUV. Desde que llegué fue algo mágico porque, para empezar, conocí gente de todos los estados de la república, algo totalmente nuevo para mí, gente que venía de Tabasco, de Chiapas, de Guerrero, de Sonora, de Baja California, de San Luis Potosí, incluso había compañeros italianos, cubanos; eso me llamó mucho la atención y dije órale, algo importante debe pasar en esta escuela para que tanta gente de tantos lugares se concentre aquí.

Las escenas de la Atenas

Conocí un par de lugares donde había música en vivo y empecé a ver este movimiento que había en la ciudad. Conocí al maestro Édgar Dorantes, a Paquito Cruz, a Aleph Castañeda; en esos años también estaban Beto Jiménez y Frank Forke. Íbamos a conciertos a La Tasca, recuerdo también un par de eventos en Casa del Lago, empecé a meterme en este movimiento y me empezó a mover.
Justo en el semestre que llegué a la escuela se iba a realizar el sexto Festival [Internacional JazzUV], entonces me tocó ver cómo la escuela hacía y gestionada el festival, cómo era todo el movimiento alrededor de los conciertos, y algo que me impresionó mucho fue ver la calidad de artistas que venían de invitados, y verlos en los Lagos o en el Parque Juárez platicando con la gente como si fueran uno más de la escuela. A ese festival vino pianista israelí, Alon Yavnai, vinieron Dave Kikoski, Jason Palmer, Melissa Aldana, Alain Brunet, Kurt Rosenwinkel, Peter Bernstein. Fue una cartelera impresionante, yo no daba crédito de que en una ciudad pequeña, que yo no conocía mucho en ese entonces, hubiera un festival de ese tamaño, con esa cartelera; para mí fue como wow, estoy en el lugar correcto.
Me ilusionó mucho ver todo este movimiento del festival y, a su vez, conocer más gente, ver el trabajo y la calidad de los maestros, ver que además de ser maestros, también eran músicos activos que podías ir a ver el fin de semana o verlos tocar en la sinfónica, ver que viajaban y estaban en proyectos continuamente; para mí eso fue muy motivante.
En ese entonces andaba por acá un guitarrista cubano, Carlos Manzo, que armó un ensamble y me invitó, íbamos mucho a tocar a La Tasca; en ese ensamble estaba un percusionista de Chihuahua, Orlando Castillo, un contrabajista de Oaxaca, Toño, y a veces iba con nosotros la maestra Noila [Carrazana]. También hicimos un par de ensambles con otros amigos tocando un poquito más de swing. Esas fueron mis primeras presentaciones tocando formalmente esta música y tocando aquí, en Xalapa.

Tercer movimiento: Con los libros bajo el brazo / va todo el mundo del jazz

Seguí mi transcurso en la escuela y llegó el momento de las admisiones a la licenciatura, estaba muy nervioso porque al haber una demanda tan alta en el Centro de Estudios de Jazz, y sabiendo que viene mucha gente de fuera hacer el examen, sabíamos que nadie tenía su lugar seguro, que la matrícula era baja porque es una escuela pequeña, entonces había pocos lugares y había mucha gente que iba a hacer examen; para mí eso era motivante, pensaba yo ya estoy acá y ese era el objetivo, entonces tengo que entrar a la licenciatura.
Llegaron los exámenes, afortunadamente me fue muy bien y logré quedar en la licenciatura en el 2015, dos años después de que había llegado a Xalapa. Yo estaba súper contento porque para entonces ya conocía cómo era el movimiento la escuela, conocía mucha gente, conocía a los maestros, los espacios y ya estaba más empapado no solamente de la música, sino de otras artes, ya tenía compañeros de danza, de teatro, iba mucho al Encuentro Nacional de Danza Contemporánea que se hace cada año aquí en Xalapa, participaba con compañeros de la Facultad de Música, entonces, cuando entré a la licenciatura ya tenía cierto bagaje de lo que sucedía en la ciudad y ya conocía a mucha gente.
Entré a la licenciatura y continué con este camino de juntarme con mis compañeros a tocar, ya con más bagaje, y se empezaron a dar las agrupaciones, los conciertos, mis primeras salidas a participar más formalmente en festivales; tuve la oportunidad de ir a tocar a Boca del Río y a otros estados: a Puebla, a Morelia, a Querétaro, a Ciudad de México y dos veces al Jazztival de Morelia. Fui desarrollándome de manera más profesional, participé en ensambles de la escuela, formé mis primeros proyectos personales —tríos, quintetos— con amigos y tuve la oportunidad de participar en un Festival JazzUV y en el Primer Congreso Latinoamericano de Educación en el Jazz, y puede participar, incluso, con gente que venía de otros países: República Dominicana, Puerto Rico, Cuba, Perú. Todo eso me abrió la visión, sabía que pronto iba a terminar mi etapa como estudiante y ya tenía en mente que quería desarrollarme en esta música, en este ambiente, entonces empecé a pensar un poco más en esa cuestión de arreglar música, de componer, de probar con distintos formatos, de tocar más.

De la butaca al pizarrón

Mi época como estudiante terminó en el 2019, me titulé en junio del año pasado. En ese entonces, unos amigos habían empezado un proyecto de hacer una escuela en Guadalajara y me habían invitado a formar parte de este proyecto y a coordinar temporalmente la escuela porque iban a salir de viaje. Tenía yo ese compromiso, pero unas semanas antes de mi titulación, me mandó a llamar el maestro Chucho [Jesús Rodríguez Alarcón], actual coordinador del Centro de Estudios de Jazz:
—Hola, Alan, ¿cómo estás? Me comentan que ya estás próximo a salir y que estás organizando tu concierto de titulación, ¿cómo te va?
—Bien, maestro, ya está todo, estoy esperando la fecha y con toda la actitud para cerrar este ciclo
—Muy bien, oye, ¿tienes algún plan?, ¿te regresas para Puebla?
—Me invitaron a participar en un proyecto en Guadalajara y estoy esperando hacer mi concierto de titulación para poder moverme
—Mira, te mandé a llamar porque se abrió una plaza para maestro de piano y los maestros de la academia pusieron tu nombre sobre la mesa, hubo un consejo con las demás academias y todos están a favor; si te interesa, la propuesta es que te unas al Centro pero ya como parte de la plantilla docente
Me dio muchísima emoción porque, aunque ya tenía la propuesta de irme a Guadalajara, para mí tenía un significado más profundo poder participar en esta ciudad y en esta escuela que tanto me han dado, pero ahora desde otra perspectiva, la brindar un poco de este conocimiento y de este bagaje que he adquirido en estos años, de compartirlo con toda la gente que ahora está en el camino de ser estudiante, entonces le dije al maestro:
—Sí, maestro, nada más déjeme platicar con este amigo con el que tenía el compromiso, pero sí estoy dispuesto y encantado de trabajar y colaborar aquí con ustedes
Regresé a la casa y le hablé a este amigo:
—Oye, me da mucha pena y, de verdad, espero que me entiendas, yo sé que ya habíamos quedado en algo pero es que me acaba de salir la oportunidad de integrarme a la plantilla de docentes del Centro de Estudios de Jazz y pienso que es algo que no puedo dejar pasar
—Hermano, no te preocupes, estoy muy contento por ti, me da muchísimo gusto y no pasa nada, al contrario, dale, ya habrá más oportunidades en un futuro de hacer algo juntos.
¡Imagínate!, se puede decir que ya tenía trabajo antes de titularme.
Llegó el día de mi concierto, fue el miércoles 19 de junio. Después inicié con el proceso del título, la cédula y todo esto, y ese mismo mes ya estaba trabajando en JazzUV, empapándome de los procesos administrativos y de cómo funciona la escuela desde adentro, y en pláticas con la academia de piano para saber cómo funciona, los programas, los exámenes y todo eso.
En JazzUV, mis maestros de piano fueron Édgar Dorantes, Paquito Cruz y el maestro Luis Rodríguez Dorantes, también me tocó tomar clases con Rafa Alcalá, Tim Mayer, Aldemar Valentín, la verdad fue una experiencia bien bonita porque hoy en día te puedo decir que ellos son mis héroes, son mis ídolos aquí en la ciudad.

 

 

(CONTINÚA)

 

 

PRIMERA PARTE: Pequeñas serenatas diurnas
TERCERA PARTE: El jazz en los tiempos de la covid

 

 

 

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