La política como los políticos, tiene sus tiempos, esos tiempos son en sí, un solo tiempo, porque la política, como el bien supremo del hombre para la convivencia, se construye permanentemente, y en esa construcción, se encuentra la evolución.
Las sociedades, agilizan o ralentizan la dinámica de la política, de acuerdo a sus necesidades, liderazgos o inconformidades; fenómenos de comportamientos sociales van y bien, se acomodan, se ajustan o se sostienen. Cuando se sostienen por mucho tiempo, con el mismo formato, los políticos y sus sociedades, se contaminan, se vuelven tóxicos, tanto unos como los otros, sobre todo, cuando hay un estancamiento o retraso evolutivo.
En México se aproxima ya en unos meses la toma de decisión electoral de un pueblo que se encuentra dividido en opiniones, entre los que “poseen” y los desposeídos, una buena cantidad de estos últimos, esperanzados aún, ante una propuesta que ofertó mejores oportunidades a la gente, ésta no ha visto, mucho menos sentido lo prometido, sino todo lo contrario, sienten no tan solo el peso de la adversidad económica, sino también el cerco social deprimido, acentuado por la pandemia, lo que ha provocado frustración, ansiedad, angustia, desesperación, depresión, insomnios, ello, con todas sus consecuencias de impacto emocional sobre las personas en donde el índice de felicidad se encuentra deteriorado.
El empleo y la producción catastróficamente dañados, buscan salidas emergentes, y los habitantes emigran a los EEUU, Canadá y otras latitudes, en busca de la oportunidad económica y una mejor estabilidad social; los grandes capitales del dinero, toman medidas drásticas, cierran factorías y se trasladan hacia otras zonas geográficas en donde tengan mayor certeza de inversión y producción.
Consecuencia todo ello, se ha dicho, por el deterioro en que dejaron a el país los gobiernos que antecedieron al actual, pero, anteriormente no se había llegado a estos extremos, siempre habrá a quien señalar, a quien culpar, en estos tiempos de transformación, se señala, se involucra a la pandemia y no a la incapacidad.
Los partidos políticos, sus dirigentes, su militancia y simpatizantes, se mueven ya, intentando, unos, permanecer en el poder, otros, arribar a éste; lo que se observa y se oye, es que existe decepción por lo prometido y no cumplido, lo que coloca en posibilidades de un voto razonado, sentido, en el venidero proceso electoral; la moneda, no está en el aire, está definida en su peso y valor, se escuchan voces de las masas que buscan otros rumbos, que den certeza, seguridad, tranquilidad a los bolsillos, los bolsos y carteras familiares.
Hay depreciación, no sólo de la moneda, sino del tejido social, el poder adquisitivo se encuarta extraviado, la sociedad se va organizando en islotes de rebelión ante tan ominosos hechos que tienen sometida a la moral política y de rehenes a todo un pueblo.
Sintácticas
De las recomendaciones de Don Julio Mazarino (1602- 1661):
Si pretendes destituir a alguien de su cargo, empieza por no suministrarle durante algún tiempo los fondos que necesita para ejercerlo.
No le cuentes a nadie cuánto dinero llevas encima…En cambio, ve lamentándote constantemente de andar muy escaso de recursos.
Si alguna persona, de esas que se entrometen en todo te pregunta de dónde vienes, responde con cuantas evasivas puedas…No le cuentes a nadie adónde te diriges, pero pregúntaselo tú siempre a los otros.
Habla poco: no sea que por hablar pongas en peligro tu dinero o tu vida.
En asuntos de suma gravedad y trascendencia, deja a los otros disfrutar de frivolidades, como los aplausos.
Deja a los demás la fama y la gloria, e intenta tú conseguir el verdadero poder.
Bach. Cantata Wachet auf, ruft uns die Stimme BWV 140. Van Veldhoven. Netherlands Bach Society: