El viernes pasado, mientras la mayor parte del estado de Tabasco se encontraba bajo el agua, el Presidente López Obrador publicaba el decreto que formalizó la desaparición del fideicomiso para la atención de desastres naturales (Fonden). Cosas del karma: la primera consecuencia de la irresponsable decisión del mandatario federal se dio precisamente en su tierra natal: Macuspana y Tabasco.

Lo que pasa en Tabasco no es ni por asomo un acto de insensibilidad o falta de solidaridad del Presidente con sus paisanos. Se trata de la expresión más diáfana de que el gobierno se ha quedado sin dinero y que se resiste a suspender sus obras emblemáticas y el financiamiento de sus programas sociales. Sabe que sin eso, no tendrá nada que ofrecer a los electores en el 2021.

También es una mentira que se trate de las peores inundaciones en los últimos 50 años. En el 2007 las lluvias provocaron que quedara bajo el agua casi el 80 por ciento del territorio tabasqueño; los daños materiales alcanzaron los 50 mil millones de pesos (casi diez veces más de lo que tenía el Fonden al momento de su extinción) y una buena parte de la población de quedó sin nada. Por desgracia, la misma experiencia se repitió hace un par de años.

En ambos casos llegó la corrupción de la mano del fondo para la atención de desastre naturales: se rescató a las personas afectadas, se instalaron decenas de albergues, se dio atención alimentaria a la población y luego de semanas en que el agua recuperó su nivel, se iniciaron las labores de reconstrucción. Eso se recuerda muy bien porque hasta el gobierno de Fidel Herrera intervino para auxiliar a los tabascruzanos.

Hoy el Presidente ha garantizado que no habrá más corrupción, pero resulta que sus paisanos están en el completo abandono, aferrados a sus viviendas inundadas tratando de rescatar lo poco que les queda, sin albergues, sin alimentación y sin un plan de emergencia, mientras López Obrador los observa desde la comodidad de un helicóptero de la fuerza aérea. Hoy la honestidad valiente de su paisano ha provocado que no haya recursos disponibles absolutamente para nada.

Las inundaciones en Tabasco también demostraron que el dinero del Fonden no fue a parar a la Secretaría de Gobernación para la atención de desastres naturales sino a la licuadora del gobierno federal para la atención de sus prioridades. La visita de López Obrador resultó una burla a sus paisanos ya que no llevó absolutamente nada, sino la excusa de que Tabasco siempre ha estado expuesto al desbordamiento de sus ríos.

Curioso que los tabasqueños empiecen a extrañar a Calderón y a Peña Nieto, mientras expresan su furia en contra del único presidente que han tenido originario de ese estado.

La marea púrpura está de regreso

Todas las autoridades –federales, estatales y municipales- se desmarcaron casi de inmediato de la actuación que tuvo la policía municipal de Cancún para dispersar a balazos a las manifestantes de la marcha feminista realizada para exigir justicia por el crimen de Alexis, una joven de 20 años originaria de Quintana Roo, quien resultó ser la décimo segunda víctima de feminicidio en lo que va del año en este estado.

Hasta antes de la pandemia, la marea púrpura había puesto contra la pared a un gobierno federal omiso e insensible que trataba de criminalizar la protesta en lugar de garantizar justicia a las víctimas. Las violentas manifestaciones resultaron amorfas e indescifrables para el gobierno: no había una líder visible, no se trataba de un sólo crimen y las marchas se multiplicaban en las principales ciudades del país. No las podía acusar de conservadoras o estar financiadas por sus opositores porque en efecto, las cifras de mujeres asesinadas han ido en un aumento alarmante.

En medio de la pandemia, las mujeres han vuelto a salir a las calles a exigir justicia. Y aunque el Presidente insiste que se trata de movimientos donde participan infiltrados para desestabilizar a su gobierno, lo cierto es que se trata de la oposición más caóticamente organizada en contra de su gobierno.

De acuerdo con las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de enero a septiembre de 2020, sólo en Quintana Roo se cometieron 58 asesinatos de mujeres, de los cuales sólo nueve se investigan como feminicidio. En tanto la Fiscalía General del estado, registró en el periodo de enero a agosto de este año, la desaparición de 79 mujeres, de las cuales, 59 fueron localizadas con vida, 3 sin vida y 17 continúan pendientes de localizar.

Una de las pesadillas de la cuarta transformación está en las calles nuevamente, justo en el momento que está por iniciar el proceso electoral.

Las del estribo

1. El bronceado que lucen los magistrados del Tribunal Superior de Justicia no es porque se hayan ido de vacaciones al mismo destino, sino que resulta que la nueva magistrada presidenta, Isabel Romero Cruz, dispuso sacarse la foto oficial justo al mediodía; sin embargo, hizo esperar a sus pares por casi una hora mientras le daban una manita de gato en su oficina. A la buena vida se acostumbran muuuuy rápido.

2. El mandatario tabasqueño Adán Augusto señaló que la CFE reconoció que “le abrieron demás a la presa” por lo que se afectó a miles de viviendas, plantaciones e infraestructura en los municipios afectados. Manuel Bartlett, director de la CFE, asegura que le “da risa” la presunta demanda por mal manejo en desfogue de la presa Peñitas. “Hay gente que anda buscando a ver a quien le echa la culpa de sus torpezas, es todo lo que voy a decir”. Así el trato amistoso del morenismo.