En cuanto el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el viernes pasado que iba a proponerle a Rosa Icela Rodríguez, actual coordinadora de Puertos y Marina Mercante, ocupar la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en sustitución de Alfonso Durazo, de inmediato corrieron versiones de que este nombramiento parecía ser una concesión del mandatario a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, luego de que el grupo del canciller Marcelo Ebrard, otro fuerte presidenciable, le había ganado con su alfil Mario Delgado la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional de Morena a la corriente partidista afín a la gobernante capitalina.
Y es que antes de reemplazar a Héctor López Gutiérrez en la coordinación portuaria dependiente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Rodríguez Velázquez se venía desempeñando al lado de Sheinbaum como secretaria de Gobierno, cargo que ocupó del 5 de diciembre de 2018 hasta julio pasado.
Sin embargo, la periodista potosina, quien desde hace 20 años dejó el reporteo para dedicarse al servicio público, colaboró también en el gobierno capitalino en las administraciones de López Obrador, del propio Ebrard y hasta con la del actual senador del PRD, Miguel Mancera.
Entre 2006 y 2009, por ejemplo, trabajó como coordinadora general del Gabinete de Gobierno y Seguridad Pública y también estuvo a cargo de las 71 Coordinaciones Territoriales de Seguridad Pública y Procuración de Justicia de la Ciudad de México. Luego, de 2009 a 2012 dirigió el Instituto para la Atención de los Adultos Mayores; de 2012 a 2015 fue secretaria de Desarrollo Social, y de 2015 a 2018 se desempeñó como secretaria de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades en el mismo gobierno capitalino.
Empero, desde hace 24 años Rosa Icela es una soldadera incondicional de López Obrador, por el que inclusive ha estado dispuesta a dar la vida.
Por ejemplo, en el libro “La lucha continúa”, escrito por Jorge Gómez Naredo y prologado por el académico obradorista John Ackerman –esposo de la actual secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval– se narra que un sábado de febrero de 1996, acompañado de un colaborador, el presidente del Consejo de Administración del diario La Jornada, Rodolfo F. Peña, viajó a Villahermosa para visitar a López Obrador, quien en ese momento encabezaba el bloqueo de accesos a pozos petroleros en Tabasco, protestando contra los daños causados por Petróleos Mexicanos.
“Años atrás, él y Carmen Lira Saade, la actual directora de dicho diario, habían apadrinado en una modesta ceremonia religiosa a los dos hijos mayores del tabasqueño. Peña quería estar con su compadre en aquella hora aciaga.
“Se hospedó en el hotel Calinda Viva y pasado mediodía, cuando se disponía a salir hacia la casa de López Obrador, en el vestíbulo intercambió saludos con una mujer acompañada de dos niños: Lourdes Galaz y dichos hijos del político tabasqueño. Ella dijo que los llevaría de compras y luego al cine.
“La tensión por el problema en los pozos era grande; cientos de activistas del partido de la revolución Democrática atiborraban las cárceles; López Obrador había sido herido en un enfrentamiento con la policía y los medios repetían que la Procuraduría General de la República estaba por capturarlo. Lourdes Galaz, que también trabajaban en La Jornada, estaba en Villahermosa expresamente para cuidar a los pequeños.
“Se despidieron y Peña marchó al Fraccionamiento Galaxias, donde está la casa de López Obrador (en Villahermosa). Junto a la sala, en un rincón, una joven morena comía apresuradamente, muy encorvada y silenciosa: Rosa Icela Rodríguez, entonces reportera de La Jornada (…). Al ver entrar a Peña se puso en pie de un brinco, saludó y explicó: ‘Pues aquí estamos, al pie del cañón; no queremos que se lleven a Andrés Manuel; a ver cómo, pero no podemos permitirlo’.”
Como se recordará, AMLO, a la sazón dirigente del PRD, había bloqueado durante 12 días los accesos a 51 pozos petroleros y la Procuraduría General de la República (PGR) había iniciado la averiguación previa AP/28/96, solicitando orden de aprehensión en su contra por daños a la paraestatal estimados en 63 millones de pesos.
Por eso, a nadie sorprendió que Rodríguez Velázquez dejara hace poco más de tres meses la Secretaría de Gobierno de la Ciudad de México en cuanto López Obrador le pidió hacerse cargo de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante, que por decisión presidencial pasarán a ser controlados por la Secretaría de Marina con el objetivo de eliminar el tráfico de drogas y armas.
Casualmente, el nombramiento de Rodríguez Velázquez lo hizo público el 26 de julio el propio mandatario, luego de que López Gutiérrez y el ex titular de la SCT, Javier Jiménez Espriú, renunciaron en desacuerdo con la militarización de esas instalaciones