La madrugada de este lunes, la llegada del último frente frío a Veracruz provocó el desbordamiento del río aguadulcita en Agua Dulce; doce colonias resultaron afectadas y hubo daños en al menos 900 viviendas; en algunos casos el agua alcanzó hasta los siete metros. En efecto, no es ni por asomo lo peor que nos ha pasado este año en materia de fenómenos naturales.
Sin embargo, con la desaparición del fideicomiso del Fonden no hay autoridad ni recursos para atender los desastres naturales, si acaso para atender de manera inmediata con la instalación de albergues, pero nada más. Las funciones que realizaba el Fondo de Desastres Naturales pasaron a la Secretaría de Gobernación, pero hasta ahora nadie sabe cómo van a operar esos programas; la Segob no lo tiene en su presupuesto y el dinero del fideicomiso se fue a la Secretaría de Hacienda.
En los últimos seis años, a causa de la gran cantidad de fenómenos naturales que se presentaron en el estado –huracanes, inundaciones, sequías, pérdida de cosechas y viviendas-, Veracruz ejerció poco más de dos mil 200 millones de pesos del fideicomiso del Fonden, es decir, en tres administraciones diferentes: Javier Duarte, Miguel Ángel Yunes y Cuitláhuac García.
En efecto, el fideicomiso padeció a lo largo de su vida de dos problemas fundamentales: la corrupción y el desorden administrativo en su ejecución, y los largos periodos para iniciar los procesos de reconstrucción cuando se suponía que la burocracia debía ser expedita. Esto provocó incluso que el estado fuera vetado por la Federación y que fueran las delegaciones federales hoy desaparecidas las que ejercieran el presupuesto.
Sin embargo, en lugar de investigar, sancionar y obligar a la reparación del daño, el gobierno federal decidió dar vuelta a la página y castigar a las poblaciones afectadas por los desastres naturales. Hasta ahora no se ha sancionado a funcionario alguno, simplemente desapareció el fideicomiso, y con ello, el mecanismo para resarcir las afectaciones que se generen por estos fenómenos.
El martes 6 de octubre, mientras en San Lázaro se aprobaba la desaparición de los 109 fideicomisos, el secretario de Hacienda y Crédito Público Arturo Herrera reconoció que en el caso del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) se tendrá que pensar cómo se van a fondear las contingencias, es decir, decretaron su extinción sin tener la más peregrina idea de cómo van a solventar una emergencia. ¿Y ahora quien va a pagar el desastre?
Herrera reconoció entonces que el Fonden sí tenía una naturaleza legítima como es generar recursos cada año para cuando surja una contingencia como ocurrió en los sismos de 2017 o con los años que golpean cada año la península de Yucatán y el Golfo de México. “Lo que sí tenemos que pensar con mucho cuidado es, cómo vamos a estar fondeando las contingencias que ocurren en un país que está expuesto a huracanes en la península de Yucatán y a terremotos en la Ciudad de México, Oaxaca, Puebla o Guerrero”, dijo un contrariado titular de la SHCP.
Ese día, la Cámara de Diputados decretaba la extinción de 109 fideicomisos al tiempo que el huracán Delta estaba entrando a la península de Yucatán y que sus efectos llegaron hasta Veracruz, donde también se tuvieron que instalar albergues.
Hasta hace un mes que decidieron liquidarlo, el fideicomiso del Fonden contaba con más de 6 mil 800 millones de pesos. En el presupuesto 2020 se aprobaron recursos para el Fondo por 3 mil 353 millones de pesos, una baja de 11.2% real frente a lo aprobado en 2019; este monto presupuestado fue el más bajo en los últimos diez años. Era claro que ya existía la intención de desaparecerlo.
El gobierno ha dicho que el dinero no desaparece, que lo entregarán directamente pero eso es falso. En 2019, se utilizaron del Fonden casi 14,700 millones de pesos cuando sólo había fondos disponibles por 9,860 millones. Este año ya se utilizaron 6,265 millones de pesos en diversos proyectos de reconstrucción. ¿De dónde va a sacar la Segob más de 10 mil millones de pesos cada año para atender desastres naturales?
El Fonden servía para eso, para no tener que sacar del presupuesto dinero para atender emergencias y que este pudiera ejercerse de manera más rápida. Han dicho que ahora la Segob se hará cargo, pero resulta que ni ellos saben cómo. Les dieron la responsabilidad pero no los recursos del fideicomiso, así que no tienen programas ni mecanismos para que estados y municipios obtengan dinero para la reconstrucción.
Si había corrupción, debieron investigarla y sancionar a los responsables, no quedarse con el dinero. La desaparición del Fonden fue un desastre.
Las del estribo…
1. Este martes los estadunidenses elegirán a su próximo Presidente. En uno de sus últimos actos de campaña, Trump utilizó la figura de López Obrador para acercarse el voto latino. Eso habla de la ascendencia del presidente de México, sin embargo, los mexicanos migrantes también harán una valoración del trato recibido por un gobierno que sólo ve en ellos una fábrica de remesas. ¿Cambiará la suerte del General Cienfuegos con un triunfo demócrata?
2. No me parece que las limpias resulten necesariamente una superchería, como acusan al Presidente; creo que es una forma de respeto a nuestras tradiciones. Sin embargo, resulta un acto de hipocresía cuando se excusa un diálogo con gobernadores para cuidar la investidura presidencial, misma que se entrega al sahumerio con copal; cuando se cree más en una limpia que en un cubrebocas.