Si el Presidente López Obrador –fundador y ex dirigente de Morena- honrara su palabra, tendría que renunciar al partido y cambiarle el nombre. Como él mismo lo presagió, el partido se echó a perder, se corrompieron sus dirigentes y no han sido capaces de elegir a su presidente nacional luego de un año de vanos intentos que ni siquiera el INE ha logrado resolver.
En agosto del año pasado, en medio de las disputas internas en Morena por cargos en el Senado y por el proceso de sucesión de dirigencia nacional, el tabasqueño aseguró que “si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder, no sólo renunciaría a él, sino que me gustaría le cambiaran de nombre, porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública del país. Entonces, no se debe de manchar ese nombre”.
Y fue más allá. Advirtió que si ese partido desvirtúa sus principios, renunciaría a su militancia y hasta pediría que le cambien el nombre. El 2 de octubre, él mismo dio la respuesta y aceptó que esto ya sucedió:
“Es mucho pueblo para tan poco dirigente, con todo respeto; no hay dirección, hay un desbarajuste; sin embargo, el pueblo tiene otra idea, ojalá y los dirigentes estén a la altura del pueblo, eso sería mejor, pero también porque lo digo, para que no estén pensando que son indispensables, insustituibles, afortunadamente Morena es pueblo” dijo el presidente en abierta crítica al proceso interno del partido, y en particular, contra Porfirio Muñoz Ledo que está a punto de arrebatárselos.
En realidad, el partido de la cuarta transformación, el de la democracia del pueblo, nunca pudo –ni quiso- realizar un proceso interno confiable para elegir democráticamente a su dirigente nacional. Tampoco lo ha podido hacer en los estados, como sucede en Veracruz. Y aunque las encuestas lo favorecen rumbo a la elección del próximo año, el canibalismo de sus tribus amenaza con su extinción.
Este fin de semana los dos principales aspirantes a la presidencia nacional de Morena, Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado intercambiaron insultos y descalificaciones luego de que el INE decretara que la segunda encuesta para elegir al dirigente nacional arrojó un salomónico empate, por lo que irían a una tercera consulta para definir al ganador.
Muñoz Ledo, a quien todas las encuestas habían favorecido por amplio margen, se autoproclamó dirigente legítimo y calificó de “graves y estúpidas” las declaraciones de Mario Delgado quien lo acusó de querer utilizar el partido para quitar del poder al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Durante un conversatorio con militantes y simpatizantes de Morena en Puebla, Muñoz Ledo recordó que desde sus orígenes la visión de López Obrador fue clave para el partido y que él colaboró con él desde la década de los 80, por lo que su “línea de lealtad” data desde la primera dirigencia del PRD con Cuauhtémoc Cárdenas. “ellos son los oportunistas” acusó a Mario Delgado.
En la víspera de la encuesta, el propio Muñoz Ledo acusó a su adversario de haber realizado una campaña como en los viejos tiempos del PRI: con la cargada a su favor y utilizando recursos públicos para recorrer el país y contratar espectaculares en las principales ciudades.
Luego de un año, la elección del Presidente nacional ha fracturado al partido. Un día después de que el Instituto Nacional Electoral (INE) declaró un empate técnico entre Porfirio Muñoz Ledo y Mario Delgado, en la segunda encuesta levantada por tres empresas para definir al líder nacional, senadores y diputados —federales y estatales— se manifestaron a favor o en contra de alguno de los aspirantes.
Un grupo de 41 diputados federales pidió a Delgado que aceptara el triunfo de Muñoz Ledo y se retire de la contienda. A través de una carta, expresaron su descontento con el INE por definir que existió un empate. Mientras, en el otro bando, un grupo de 37 senadores, 162 diputados federales y 68 locales recriminaron a Muñoz Ledo declararse ganador y exigir la dimisión de Delgado, pues a su juicio nadie ha ganado ni perdido.
También en el Senado, el ex presidente de la Cámara Alta, Martí Batres, aseguró que Muñoz Ledo es el triunfador. En tanto, la senadora Citlalli Hernández, quien en la misma encuesta obtuvo la secretaría general, llamó a Delgado a asumir una actitud demócrata y aceptar que no ganó la presidencia.
¡Hágase la democracia en la yunta de la oposición”, arengan los aspirantes a presidir el partido en el poder.
Las del estribo…
1. Si frente a los problemas de la ciudad, a la diputada federal Dorheny García lo mejor que se le ocurre es ir a la Plaza Lerdo para formar un corazón con las iniciales de López Obrador –porque “amor con amor se paga”-, ya nos podremos imaginar lo que sería de su administración municipal. Pasará lo inaudito: ¡extrañaremos a Hipólito!
2. “No puedo dar ningún comentario sobre eso –la desaparición de los fideicomisos-, solamente decirle que nosotros como Comisión Especial (para el Seguimiento a la Problemática de la Desaparición de Personas en el Estado de Veracruz) vamos a velar porque el recurso realmente llegue”, dijo su presidenta la diputada local Elizabeth Cervantes de la Cruz. La desaparición de algunos fideicomisos es indefendible hasta para Morena.