Cuentan en el círculo cercano de López Obrador que durante su gira por Quintana Roo, este fin de semana, uno de los temas más manoseados, (y que tiene molesto al tabasqueño), es la accidentada elección para renovar la dirigencia de Morena. “Estamos igual que nuestros adversarios”, dijo.

Me hacen saber que si bien el candidato de AMLO es Delgado, el Movimiento no se vería disminuido con Muñoz Ledo, pero su injerencia en las decisiones se observaría disminuida. “El Presidente sabe que con Mario no encontraría resistencia alguna, mientras que con Porfirio podrían darse un tú a tú”.

López Obrador esperaba que la elección en su partido se diera de forma tersa, pero el crecimiento de Muñoz Ledo dejó claro que pase lo que pase, gane quien gane, Morena quedará fracturado y la “operación cicatriz” no será sencilla.

Hay varios en Palacio Nacional que consideran la llegada de Muñoz Ledo una amenaza para el obradorismo, pues “si hay alguien que no se sometería a una decisión desde Palacio sería Porfirio”. Lo que más desea AMLO en este momento es que acabe la elección en Morena.

“Porfirio y Andrés trabajaron a la par, ambos se respetan y se ven de igual a igual; mientras que Mario observa a López Obrador como lo que es: su jefe y mentor; el trato sería, sin lugar a dudas, distinto”, me dijo una persona que convive hombro a hombro con el de Tabasco.

“Morena no tiene riendas, bueno, tampoco digo que deba tenerlas”, me comentó Muñoz Ledo en una charla que sostuvimos. “Nunca planteé que quería ser Presidente, a mi me buscaron los compañeros, apelaron a mi conciencia y yo estuve de acuerdo”.

“Lástima que la Presidencia me impide dirigir también Morena, sería lo más benéfico para el Movimiento; yo lo haría mejor que cualquier otro”, dijo AMLO en el trayecto de su gira a Quintana Roo.

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