Cuando declaró que el Fondo Nacional de Desastres Naturales, Fonden, se había corrompido y que en el pasado se usaba con fines electoreros, la titular de la Secretaría de Protección Civil del Gobierno de Veracruz, Guadalupe Osorno, no dijo nada nuevo.
Por años, los recursos del Fonden eran considerados como la caja chica de los funcionarios del gobierno local, que prácticamente usaban ese dinero sin comprobar.
En pocas palabras, había un uso discrecional del recurso asignado por el fondo.
La funcionaria veracruzana apuntó que entre 2011 y 2018 hubo omisiones del gobierno estatal a la hora de realizar sus aportaciones al Fondo.
De igual manera, Osorno Maldonado se refirió a uso “electorero” del programa en Veracruz; dijo que el fondo funcionaba bien en el papel, pero en la realidad los apoyos no se entregaban muchas veces a los beneficiarios legítimos, sino que tenían una intención político electoral.
Por años, no precisamente a partir de 2011, el recurso del Fonden fue asignado con criterios políticos; así lo usó el gobierno de Fidel Herrera y así siguieron las cosas en las administraciones siguientes.
El Fonden tiene su origen en un intento de apoyo a los damnificados por desastres naturales, como huracanes y terremotos, por ejemplo; se trata de recursos que desde la Federación –Sistema Nacional de Protección Civil– se asignan a los estados afectados por dichos problemas.
La idea de la creación del Fonden en 1996, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, fue destinar recursos a los estados afectados por desastres; “atender los efectos de desastres naturales, imprevisibles, cuya magnitud supere la capacidad financiera de respuesta de las dependencias y entidades paraestatales, así como de las entidades federativas”.
Esos recursos, en teoría, debieron ser canalizados para la compra de los materiales que requería la población afectada, alimentos, medicamentos, ropa y colchonetas, por ejemplo.
El problema es que, como dijo la secretaria de Protección Civil de Veracruz, el Fonden terminó por desviarse, para ser usado con files políticos; en pocas palabras –eso ya no lo dijo doña Lupe Osorno– se corrompió.
En la Cámara Baja, este miércoles los diputados mostraron el pulgar apuntando hacia abajo y con ello condenaron a 109 fideicomisos federales a su extinción; de tal manera que a reserva de lo que determinen los senadores, el Fonden y otra centena de fideicomisos pasaron a mejor vida.
En el caso del Fonden, los señalamientos a los que se refirió la funcionaria del gobierno estatal de Veracruz han sido recurrentes; uno de los más recientes derivó del uso irregular de más de 18 mil millones de pesos, durante la administración de Peña Nuevo, para atender la emergencia derivada de los sismos de septiembre de 2017.
Sin embargo, quedará la duda sobre si la desaparición del Fonden es la mejor idea para combatir la corrupción en ese fideicomiso; es decir, ¿no sería mejor una transformación que establezca candados para evitar los vicios del pasado?; a fin de cuentas, señalamientos y escándalos por corrupción hay en prácticamente todas las dependencias gubernamentales y no por eso se piensa en que sería mejor desaparecerlas.
La respuesta gubernamental a los futuros sismos y temporadas de huracanes, en materia de apoyo a la población afectada, nos dirán si la desaparición del fondo fue una buena idea, o bien un acto desesperado del Ejecutivo para disponer de más recursos.
@luisromero85