Hace cuatro días, al referirse al proceso de elección en Morena, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a los aspirantes a la dirigencia a no confundirse “porque el pueblo es el que manda”, recordándoles que se debe luchar por ideales, no por cargos, ya que una organización política sin una plataforma sólida “se convierte en una franquicia”.
“Ya basta de eso (de las disputas). Afortunadamente es la gente que está empujando la transformación. El motor del cambio es el pueblo. Que no se confundan los dirigentes; es el pueblo el que manda y decide y se le debe respetar. Al carajo con el oportunismo. Hay mucho pueblo para tan poco dirigente”, recriminó.
Sin embargo, dijo muy ufano: “En Morena hay un desbarajuste, lleva más de un año sin dirigencia, pero está hasta arriba en las encuestas. Están enfrascados en pleitos. Se hacen encuestas preguntando a la gente y ese partido está hasta arriba”.
Y, en efecto, según reveló la última encuesta nacional realizada por Alejandro Moreno con patrocinio del diario El Financiero, la intención de voto por el partido del presidente López Obrador subió sorprendentemente 20 puntos entre mayo y septiembre, al pasar de 19 a 39 por ciento en ese periodo, y 7 puntos en el último mes; mientras que el porcentaje de indecisos e indefinidos bajó de 48 a 31%.
Con este rebote en las preferencias del electorado, Morena vuelve a recuperar los niveles que tuvo durante la segunda mitad de 2019, con poco menos de 40 por ciento de apoyo.
Se deduce que el avance de Morena podría estar ligado tanto a los aumentos que ha registrado la aprobación al Presidente en los últimos tres meses, que de junio a septiembre subió de 56 a 62%, así como al cambio en las percepciones sobre la situación económica, pues de acuerdo con la encuesta, la opinión negativa sobre la economía personal y las perspectivas laborales era por lo menos 50% en abril, al inicio del cierre de la actividad económica por la pandemia. Sin embargo, en agosto-septiembre disminuyó el pesimismo económico, con 41 y 36% en la valoración de la situación personal y las perspectivas laborales. Y si bien el estado de ánimo económico sigue siendo pesimista, la valoración de las condiciones económicas ha cambiado en una dirección favorable: el 61% de los encuestados aún la considera mala o muy mala, pero en julio la calificaba así el 70%.
Además, la imagen del partido obradorista ha mejorado, al pasar la opinión favorable de 31 a 48 por ciento entre marzo-septiembre. En cambio, las preferencias por el PAN y PRI se mantienen estables: 11% para el blanquiazul y 10% para el tricolor. Empero ambos cuentan con una imagen en su mayoría desfavorable: PAN con 18% de opinión favorable y 58% en contra, mientras que el PRI registra 12% de opinión positiva y 71% negativa.
Por supuesto, todavía faltan ocho meses para las elecciones intermedias en las que se elegirán diputados federales y locales, 15 gobernadores y centenares de alcaldías en Veracruz y otros estados del país. Y habrá que ver, además, qué tanto afectarán a Morena no sólo las crisis sanitaria, económica y de seguridad, sino también la pugna interna de los grupos de poder que, como nunca antes había ocurrido, anticiparon más de cuatro años la encarnizada lucha por la sucesión presidencial.
En la entidad, por ejemplo, es muy obvia ya la confrontación cada vez más ruda entre el grupo del gobernador Cuitláhuac García y el del coordinador de los programa federales de Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, al que le siguen pegando hasta con la bacinica.