“Sólo los pendejos anuncian lo que van a hacer”. Miguel Alemán Velasco
Hace tres meses, a las 18.45 de la tarde, la familia y un servidor nos comenzábamos a poner nerviosos, todos. Y es que en punto de las 19:00 horas nos chutábamos el estelar del Subsecretario Hugo López Gatell, quien nos ponía al tanto de cómo iba la pandemia del Covid-19, pero la esperanza de mejorar siempre se esfumaba, nos quedábamos más preocupados que antes de ver al tal Gatell con toda la arrogancia que posee echando por la borda nuestras esperanzas de mejorar.
Que pandemia sería domada ni que ocho cuartos; que cálculos conservadores de muertos por la pandemia no podían pasar de seis mil; que la curva aplanada ni que la mamá de las muchachas, cada día que pasaba nos dábamos cuenta que el señor salía a vernos la cara, a tomarnos el pelo o a engañarnos con sus malditos reportes que no tenían nada que ver con la realidad, incluso llegó a decir que el uso del cubrebocas no estaba científicamente comprobado que sirviera para evitar el contagio, que por lo tanto no era necesario.
Nos fuimos dando cuenta de que las cifras oficiales de la pandemia no tenían nada que ver con la realidad porque comenzamos a tener noticias de personas, familiares, vecinos y amigos que se contagiaban, recurrían a un médico particular, se encerraban en un cuarto de su casa y ahí enfrentaban la enfermedad, esos no entraban en la contabilidad oficial porque no se hospitalizaban y, si morían, el mismo médico extendía un certificado y la funeraria encargada de incinerar el cuerpo hacía todo hasta entregar las cenizas a la familia.
En este momento en el barrio hay doce infectados que enfrentan la enfermedad en sus casas, compartiendo con su familia el mal; dos han fallecido (uno familiar nuestro) y con mucha esperanza los médicos que los atienden les dan un tratamiento muy semejante al de un asmático, con nebulizaciones, lo que ha resultado un éxito por la cantidad de personas que han recuperado su salud en estos meses y que andan en eso del examen para ver si ya dan negativo, pero ninguno quiso que lo internaran.
La cifra oficial en Xalapa hasta este jueves era de mil 948 infectados, han fallecido 247 personas y hay 219 sospechosos. ¡Nada que ver con la realidad!, lo real debe andar como por cinco veces arriba de esa mentirosa cifra; nuestro sistema de salud es completamente deficiente, carece de medicamentos y equipo para atender a los infectados y a cual más teme caer en uno de esos centros porque la experiencia ha demostrado que sí logran salir, pero en una urnita convertido en cenizas; en esos hospitales no hay forma de superar el problema, por eso es que el doctor Roberto Ramos Alor presume de que en los hospitales Covid de Veracruz cuentan con capacidad para atender nuevos pacientes, porque nadie quiere entrar. Dios nos libre de caer en uno de ellos…
Los xalapeños, como los veracruzanos y seguramente nuestros compatriotas del país, sobrevivimos con pánico, padeciendo enfermedades del sistema nervioso como daño colateral por el confinamiento y el temor a contagiarnos, todo porque el señor presidente, como lo hizo su cuate, el de los Estados Unidos, Donald Trump, menospreciaron a propósito el peligro que representaba el coronavirus. Las consecuencias se pueden calificar como exterminio deliberado o genocidio.
¿A poco no?
A los periodistas se les elimina
El 30 de marzo del presente año, María Elena Ferral, corresponsal del Diario de Xalapa, de reconocido prestigio profesional por infinidad de trabajos que hizo y publicó, gracias a los cuales la delincuencia política y organizada fue detenida por las autoridades, recibió al menos 6 impactos de bala en la calle Mina, en la zona centro del municipio de Papantla, lo que le costó la vida. Tras el ataque, la reportera -que cubría la fuente policíaca- fue llevada de emergencia a un hospital de la localidad donde dejó de existir, cumpliendo así sus asesinos con su cometido: asesinar a una comunicadora.
Al lugar del crimen llegaron de inmediato agentes ministeriales e iniciaron las investigaciones que, hasta hoy y pese a los ofrecimientos de las autoridades en el sentido de que había avances y hasta se conocía la identidad de los autores intelectuales y materiales del homicidio, como en todos los casos de crímenes que han ocurrido en la entidad, nomás no hay resultados. Los sicarios andan sueltos.
Ayer estuvimos en el centro de la ciudad, rompiendo seis meses de confinamiento por la pandemia, para sumarnos a la exigencia de justicia por otro asesinato de un colega, el del reportero Julio Valdivia Rodríguez, ocurrido el jueves en el municipio de Tezonapa, el gremio reporteril se manifestó frente a palacio de gobierno bloqueando por unos minutos la calle Juan de la Luz Enríquez.
Reporteros, reporteras, fotógrafos, fotógrafas, camarógrafos se unieron para levantar con las manos cartulinas en las que escribieron las palabras “Justicia para Julio Valdivia” y colocaron la fotografía del reportero.
La compañera reportera Norma Trujillo Báez, activista y defensora de la libertad de expresión, declaró que del 2010 al 2020 se han registrado 24 asesinatos de reporteros y reporteras, y hay seis más desaparecidos, sin que haya resultados en las investigaciones de la Fiscalía General del Estado (FGE). Expuso que Julio Valdivia y otros compañeros de la región cañera de Tezonapa habían expuesto con anterioridad que es una zona “peligrosa” para ejercer el periodismo, porque ha fallado la protección hacia el gremio.
Indicó que aun cuando fue creada la Comisión Estatal de Atención y Protección a Periodistas (CEAPP), en diciembre del 2012, los crímenes y agresiones contra periodistas continuaron… Yo insistiría en afirmar que se han acrecentado, que el trabajo del periodista cada día resulta más peligroso, que la CEAPP, la Fiscalía del Estado y la carabina de Ambrosio son lo mismo. Lamentablemente, desde la Presidencia de la República se alienta, todos los días, un odio hacia los trabajadores de los medios de comunicación, el cual se refleja en los estados en términos de tragedias como las que aquí les contamos.
¿Qué hacer…? No sabemos. A los correos de los periodistas nos llegan a cada rato amenazas y, a diferencia de otros tiempos, cuando interponías una queja y eras atendido, hoy recibes a cambio la burla, la descalificación y hasta la ofensa. Son los nuevos tiempos de la 4T de intolerancia, irresponsabilidad, arrogancia y peligro para quienes informan ejerciendo un periodismo crítico.
Carpetazo a lo de Peña Nieto
Lo dice la organización Mexicanos Contra la Corrupción: Desde el 16 de mayo de 2017, Marcelo Odebrecht confesó ante funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) que la constructora brasileña que lleva su apellido había aportado fondos a la campaña electoral de Enrique Peña Nieto en 2012, pero esa declaración fue ocultada a la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE), con lo que se evitó la posibilidad de que los involucrados –incluido el expresidente- fueran enjuiciados.
“Ahora el delito electoral cometido en la campaña de Peña ya está prescrito”, lamentó Santiago Nieto, a quien la PGR le ocultó el expediente cuando él fue el titular de la FEPADE en 2017. Si la confesión de Marcelo Odebrecht se hubiera compartido con la FEPADE, hubiera existido la posibilidad de, en ese entonces, llevar la investigación ante un juez penal, para su judicialización, dijo Nieto, quien actualmente es titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
En su confesión realizada en mayo de 2017, el máximo directivo de Odebrecht hizo referencia en múltiples ocasiones al apoyo otorgado a la campaña presidencial de Peña, aunque aclaró que quien conocía los detalles de cuánto se pagó y en qué forma, era el director de la compañía en México, Luis Weyll.
“La única cosa es que él (Weyll) sí me mencionó, es que había dado un apoyo a la campaña presidencial y Emilio Lozoya me agradeció el apoyo, en una oportunidad que estuve allá (en México) antes de que el Presidente (Peña Nieto) asumiera su cargo. Entonces, yo sé que fue dado este apoyo”, dijo Marcelo en su declaración, la cual realizó en Curitiba, Brasil. Pero eso ya prescribió.
Y todavía hay ingenuos que van a pedir, a los módulos de consulta pública, que se enjuicie a los expresidentes. ¿Anotarán los delitos por los que quieren que se les enjuicien, con pruebas y todo para que valga la pena? No, hombre, son víctimas de la manipulación de un presidente que sí puede ordenar a la Fiscalía que haga investigaciones sobre asuntos determinados, concretos, de corrupción y enjuiciar a los responsables, ex Presidentes, pero lo que quiere nada más es dar circo.
Reflexión
Tuve el honor de conocer al maestro Filemón Arcos, y disfruté de su periódico “El Debate”. Efectivamente, él sí era periodista, sabía escribir y tenía muy claro el compromiso social del comunicador. Eran los tiempos de los Luna Gómez y el inicio de la carrera de otro gran periodista, Rafael Zúñiga Martínez. Buenos recuerdos de grandes periodistas.
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