El 23 de marzo, en el primer día de la jornada de sana distancia, el periodista Salvador García Soto (El Universal) relató así la reunión de gabinete que había convocado el Presidente López Obrador días antes para evaluar la situación de la pandemia:
“El escenario más crítico de la pandemia de Covid-19 en el país, le fue presentado al presidente Andrés Manuel López Obrador el jueves pasado en la reunión de gabinete legal y ampliado a la que convocó el mandatario en Palacio Nacional. Ahí, frente a todos los titulares del gobierno federal, el equipo coordinador de la estrategia contra el coronavirus, encabezado por el subsecretario Hugo López Gatell y su equipo de epidemiólogos, junto con el ausente secretario de Salud, Jorge Alcocer, y el titular del Insabi, Juan Ferrer, le informaron al presidente, que la cifra estimada de mexicanos que morirán por este nuevo virus va de los 400, la cifra más optimista, hasta los 2 mil fallecimientos, que es la proyección más alta.”
Cuatro meses después, y luego de dos días consecutivos en que el país rompió el récord de contagios -primero el viernes con 8 mil 458 y este sábado con 9 mil 556, lo que representa más de 18 mil nuevos casos en sólo dos días-, se confirma que López-Gatell falló en su pronóstico acaso por 50 mil muertos, cifra que alcanzaremos esta misma semana.
Aunque se ha intentado culpar a los hábitos alimenticios y las morbilidades de los mexicanos, así como su poca disciplina para atender las medidas de protección, sólo se pone en evidencia que ninguna de estas variables fue considerada por el grupo de “expertos” epidemiólogos. Ni siquiera la incapacidad del sector salud para dar protección a su personal médico y de enfermería. Los expertos confundieron brote con pandemia.
López Gatell advirtió al Presidente de que habría cielos nublados cuando en realidad se aproximaba un huracán de categoría 5 cuyo vórtice se estacionaría por meses en el corazón de nuestro país.
De acuerdo con fuentes directas que participaron en esa reunión, continúa la versión de García Soto, “al presidente le presentaron detalladamente las proyecciones de cuántos mexicanos de contagiarán del virus, cuántos se estima que desarrollarán síntomas, cuántos de esos requerirán hospitalización y cuántos de los hospitalizados tendrían que estar en terapia intensiva.”
“Con base en esas cifras se estimó la capacidad hospitalaria y se determinó que, además de los hospitales de Alta Especialidad y los Institutos Nacionales de la Secretaría de Salud, 11 en total que requieren reconversión, se añadan la red de hospitales del IMSS, ISSSTE, Pemex y los de las Fuerzas Armadas, tanto Marina como la Sedena, a las que se les dará un papel protagónico en el esquema médico de la fase de emergencia por el coronavirus.”
Y así sucedió con la habilitación de los hospitales, pero con ninguno de los pronósticos de los expertos. La cantidad de mexicanos con Covid19 ha sido infinitamente mayor –incluso sin considerar el sub registro que reconoce la propia autoridad-, no hay una proyección confiable sobre los pacientes que han desarrollado los síntomas, tampoco cuántos requerían de hospitalización –miles han muerto sin saber que eran portadores del virus-, y menos aún, la demanda de servicios en terapia intensiva.
Según el gobierno sigue habiendo camas disponibles, sin embargo los hospitales han colapsado en las áreas de terapia intensiva, ya que la inmensa mayoría de los pacientes con Covid19 intentan llevar su recuperación en casa y asisten a los hospitales cuando su cuadro clínico es sumamente grave.
“En ese reporte, los especialistas del gabinete de salud le comentaron al presidente que ‘por un tema de genética, la raza mexicana tiene mayor resistencia a este tipo de virus que otras razas como la europea’ y argumentaron que tiene que ver con el genoma mexicano y con el mestizaje por lo que esperarían que eso influya en el impacto que tenga el nuevo coronavirus entre la población mexicana. Además, mencionaron que otro factor que ayudaría a detener la curva de contagios sería el verano próximo, para cuando, según las estimaciones oficiales, descenderá el nivel de contagio en el mes de agosto, pues habrán pasado las 20 semanas que estiman como máximo de duración de la epidemia en el país”, cita el columnista.
En todo fallaron. No prevaleció la genética de los mexicanos sino su morbilidad; no tenemos más resistencia: hoy somos el tercer país con más muertes en el mundo –incluso por encima de otras siete naciones con una población mayor-. La curva de contagios no se ha detenido con la llegada del verano, y en el mes de agosto, cuando los expertos calculaban que descendería el nivel de la pandemia, seguimos rompiendo récords de contagios. La epidemia tampoco durará “máximo” 20 semanas como dijeron entonces al Presidente.
Esa es la razón por la que López-Gatell se tiene que ir, no porque así lo pidan los Gobernadores. Con su exigencia, sólo lo ratificaron en el cargo.
Las del estribo…
1. Regresa la paz pero no el orden al Tribunal Superior de Justicia. Por si a la Presidenta Sofía Martínez Huerta le quedaba alguna duda, el viernes pasado fue citada en Palacio de Gobierno donde le explicaron con manzanas lo que no había querido entender: sólo será una figura decorativa dentro del Tribunal. No tendrá ninguna influencia sobre el manejo administrativo, ni sobre las decisiones relevantes al interior del Tribunal. Fue el propio Gobernador quien hizo público el encuentro; los detalles se conocieron durante el fin de semana.
2. Absolutamente indignante la muerte de dos policías de la Fuerza Civil, desaparecidos el viernes pasado y cuyos cuerpos aparecieron en la carretera Papantla-Gutiérrez Zamora. Se debe garantizar castigo a los responsables, por supuesto. Lástima que no pongan el mismo empeño al esclarecimiento de medio centenar de feminicidios, convertidos acaso en carpetas de investigación que se empolvan en algún rincón de la Fiscalía.