La actual Legislatura es la primera en alcanzar la paridad de género en la historia de Veracruz.
Quizá la presencia de 25 talentosísimas compañeras legisladoras ha sido la clave de muchos de los éxitos en nuestro mandato en el Poder Legislativo: su visión, empuje, inteligencia y compromiso ha impregnado todos quehaceres parlamentarios de nuestra asamblea.
Ese carácter de Legislatura paritaria ha sido un fin por sí mismo, pero también un punto de partida para demostrar un compromiso profundo con la incorporación de más mujeres al poder público.
Por eso, en octubre del año pasado escribimos un capítulo más de la historia al designar a nueve talentosas mujeres (en aquella ocasión, junto con cuatro hombres no menos capaces) para ocupar magistraturas del Poder Judicial.
Con el nombramiento de ellas inició un proceso de revertir la permanente sobrerrepresentación masculina en el máximo tribunal veracruzano.
No sólo eso: en mayo de este 2020 entró en vigor la reforma Constitucional aprobada en nuestra Legislatura para la paridad de género sea un mandato legal supremo en el Poder Judicial.
Y ayer jueves, este ordenamiento se cumplió: con el nombramiento de cinco magistradas y un magistrado por parte del pleno del Congreso.
Fue una excelente forma de cerrar nuestro periodo ordinario de sesiones: brindarle a las y los veracruzanos su primer Tribunal Superior de Justicia con paridad de género.
De esta manera no sólo la Legislatura, sino también el Tribunal Superior de Justicia han cruzado un punto de no retorno, porque el logro de hoy no podrá ser revertido en el futuro, por tratarse de un mandato Constitucional.
Así como el debate y las prácticas parlamentarias ganaron con la presencia de un número equitativo de mujeres, estoy seguro de que las decisiones judiciales del futuro también se verán positivamente influenciadas con la visión de las talentosas juristas que ahora forman parte del Tribunal.
Fue una gran jornada para la fuerza femenina en el Poder Judicial en la que ganamos todas y todos los veracruzanos.