Pedro Aguilar Rodríguez, investigador doctorante del Centro Tlaxcala de Biología de la Conducta de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, declaró que es fundamental proteger a los animales polinizadores, ya que de ellos depende la supervivencia de muchas plantas que forman parte de la dieta del ser humano.
El egresado de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV) impartió el 14 de julio la conferencia virtual “De día o noche, las plantas tienen a su cupido: un zoom a la polinización”, presentada en el ciclo de las “Tardes de Ciencia” organizado por la Dirección General de Investigaciones.
El investigador mencionó que estudiar la interacción de polinizaciones representa un interés de conflicto en lo que buscan las plantas y los animales: reproducirse y alimentarse, respectivamente. Existen muchas clases de animales polinizadores, tanto diurnos como nocturnos, entre los que se encuentran los insectos, las aves, los mamíferos y los reptiles.
Las mariposas son los primeros polinizadores que existieron, y que incluso preceden a las plantas con flores; son muy abundantes y transportan el polen en sus patas, espiritrompas –lenguas– y hasta en sus alas, pero las mariposas no son los únicos insectos que polinizan plantas, ya que también lo hacen las polillas, moscas, escarabajos, avispas y por supuesto las abejas.
Pedro Aguilar mencionó que las abejas son en su mayoría insectos sociales, aunque también existen algunas especies de hábitos solitarios; ellas son capaces de percibir colores que escapan a la vista humana y gracias a eso pueden visualizar en qué parte de las plantas se encuentra el polen al que deben acceder.
Explicó que algunas especies de plantas se encuentran tan integradas en la polinización con las abejas, que perciben su zumbido y son capaces de aumentar la producción de néctar en periodos de pocos minutos.
Aunque las avispas no son tan apreciadas ya que no producen miel, también son polinizadoras que tienen una gran importancia y gracias a ellas existen frutos como el higo y la yuca.
Entre las aves polinizadoras destacan los colibríes –que son endémicos de América–, que hacen uso de su lengua larga y pico fino para acceder al polen y néctar de diferentes flores.
El investigador también relató que dentro de la polinización nocturna algunas plantas como el aro gigante (Amorphophallus titanum) llevan a cabo un proceso de termogénesis –generación de calor–, en el que aumentan su temperatura hasta 20 grados más que la del ambiente y así atraen insectos que acceden a ellas para reposar y aparearse.
Enfatizó que de los polinizadores nocturnos destacan los murciélagos, que se alimentan del néctar del agave tequilero, entre otras especies.
“Algunas plantas han modificado la forma de sus hojas para atraer a los murciélagos a través de su sistema de ecolocalización”, aseguró.
Parte de los polinizadores están en riesgo de desaparecer debido a diversas causas como el cambio climático, la pérdida de su hábitat, los monocultivos y el uso desmedido de insecticidas.
Enfatizó que es fundamental promover su conservación ya que ello representa preservar a las plantas que son parte importante de nuestra dieta. “Aproximadamente un tercio de la comida que el ser humano consume depende de la polinización de las abejas”, enunció.
Por último, afirmó que una forma de ayudarlos es la creación de jardines polinizadores públicos o privados, espacios en los que se colocan plantas nativas de la región que los proveen de alimento, refugio y agua.
UV/Hugo Hermida