La Tercera Guerra Mundial no es una guerra militar, lo que no es óbice para que las categorías y conceptos de la teoría militar y de la historiografía de las guerras, nos sean útiles para definir la nueva naturaleza bélica que vive la humanidad.
La pandemia nos está permitiendo cerciorarnos (mediante el terror ciertamente, como ha sido el antecedente y la práctica de los regímenes imperiales), que somos una composición humana planetaria cuya unidad (antes que racial, política o cultural) es biológica.
Los acontecimientos más recientes donde compartimos esta misma certeza la tuvo la humanidad cuando en 1965 estuvo a punto de estallar la guerra nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética en el trance cubano de los misiles.
Ya estaba bien argumentado y difundido lo que sucedería después: el invierno nuclear.
Ahora la amenaza de la guerra no es militar en el sentido que, como ya se ha citado a Harari, los ejércitos están en retirada y la tecnología cibernética, robótica, de inteligencia artificial, y la propiedad de estos medios y los de la comunicación masiva, por una ingente minoría, nos convierten a la mayoría de los animales humanos en carne de la informática que actúa electrónicamente como biológicamente un virus.
La Tercera Guerra Mundial es el tránsito que va de la violencia física (contra los cuerpos y las ciudades) a la violencia que tiene lugar en la mente y las sensaciones de los ciudadanos en Red, o sea, la violencia virtual.
Harari plantea que la tecnología digital no tiene una correspondencia en la conciencia de lo que suponen para nuestra vida presente y futura estas tecnologías que caracterizan la transhumanidad o el tecnohumanismo.
Si pensamos en la revolución industrial nos percatamos que produjo, naturalmente, el movimiento obrero y, después, la religión del comunismo, el fascismo y el liberalismo.
La revolución tecnológica en cascada…¿qué producirá? ¿Habrá una reacción libertaria, de oposición internacional organizada contra el dictado del capital global y la depredación planetaria que comete a partir del siglo XX?
El fraticidio que ha hecho el homo sapiens de las especies animales en el planeta tiene la frontera en la que ahora estamos viviendo después de ingentes décadas de destrucción en la guerra contra la naturaleza y a su medio ambiente.
Jonh Gray nos proporciona este dato:
Las agresiones al medio ambiente incluyen una de las extinciones masivas de otras especies animales más rápidas de la historia. Hace 50 años, alrededor de 180.000 ballenas desaparecieron de las aguas que circundaban la Unión Soviética. En una muestra extraordinaria de vandalismo medioambiental, la industria ballenera soviética acababa con estos mamíferos con la simple finalidad de cumplir los objetivos de producción fijados por los planes quinquenales. Apenas al 30% de las ballenas masacradas se les dio algún uso económico. Era normal que los barcos regresasen con animales en estado de putrefacción inservibles como alimento. Cumplir con el plan quinquenal solo dependía de cuántas se matase. Las tripulaciones que no alcanzaban la cuota eran penalizadas con descensos y despidos, mientras que las que superaban las exigencias del plan recibían gratificaciones. Aparte de los equipos que igualaban o excedían la cuota, nadie obtenía provecho de la matanza. Algunas especies de ballenas quedaron al borde de la extinción, y los efectos del sistema sobre las poblaciones de cetáceos son visibles aún hoy. (Ver Charles Homans, The most senseless environmental crime of the twentieth century [El crimen medioambiental más absurdo del siglo XX], Pacific Standard, 14 de junio de 2017).
Para comprender la Tercera Guerra Mundial debemos aceptar que abarca, este concepto, no solamente al humano, como había sido hasta la Segunda Guerra Mundial. La destrucción se hizo invisible una vez que las economías funcionaron sin despedazarse y se instaura el globalismo del capital sin fisuras. Por eso no es posible imaginar una vez más a lo militar como territorio de las disputas económicas y nacionales, una vez que todo funciona en el reloj del capital mundial y se instaura la sociedad de la vigilancia, de la transparencia, de la claridad donde todos en Red nos aceptamos en nuestra nueva inmovilidad, confinamiento, prisión.
Una vez que estamos por exterminar a la mayoría, primero y a la totalidad, más tarde, de las especies animales silvestres y marítimas, y de consumir en fábricas de carne el ganado que en su crianza y sacrificio es un emblema de la destrucción de los cuerpos y del clima, somos la siguiente línea en el frente de la economía de guerra que priva en el planeta en la actual Edad Transhumana.
Bibliografia:
Cambio climático y extinción del pensamiento. John Gray. El país. España. 8 de junio 2019.