Para Yuyultzin Pérez Apango, egresada de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV), las músicas tradicionales están en constante reactualización, son un patrimonio inmaterial de los pueblos, pero también –y más en estos tiempos marcados por una pandemia– son una medicina para curar el alma.
La historiadora recientemente publicó en el “Blog de los Jóvenes” de la Revista de la Universidad, adscrita a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el texto “Hacer llover” que da cuenta de su quehacer como investigadora: la narración oral, cosmovisión, ritualidad y música tradicional de la Huasteca (https://blog.revistadelauniversidad.mx/hacer-llover/).
En sí, ella es originaria de Tepetzintla, en el norte de Veracruz, y desde los 11 años se dedica al son huasteco –toca la quinta huapanguera. “Mi encuentro con la música también fue mi encuentro con el México profundo”, compartió en entrevista con Universo.
Yuyultzin, cuando niña, fue más allá de tocar sones y se encontró –primero en libros– con personas dedicadas a investigar y escribir sobre la región Huasteca, lo cual le resultó inspirador.
Citó a Román Güemes Jiménez, poeta, músico tradicional e investigador del Instituto de Antropología de la UV, autor de una vasta obra de aquella región –Cultura desocupada (Tirada para el solar huasteco), por citar una.
Ese interés por conocer la historia de la región Huasteca, pero también el descubrir y ver que hay otras formas de ver el mundo, la condujeron por la disciplina histórica.
En la UV se tituló con la tesis “Música y danza a Chikomexóchitl. Memoria histórica de una comunidad nahua de la Huasteca veracruzana, 1983-2014”. “Trabajé el concepto de memoria histórica relacionado al tema de los archivos agrarios de la Comisión Agraria Mixta y lo relacioné con la tradición oral de los pueblos en función de los rituales agrícolas, los mitos fundacionales, los relacionados a la deidad del maíz, cómo han cambiado las narrativas, y que sin embargo siguen en la memoria colectiva y son los que dan sentido y explican una parte de la historia”, explicó.
Enseguida, Yuyultzin se integró a la Maestría en Estudios Mesoamericanos en la UNAM, donde estudió en la línea de investigación “Historia y antropología de los pueblos indígenas”.
Ahí la tesis fue “Tepahtianih, mujeres especialistas en los rituales terapéuticos y agrícolas contemporáneos de la Huasteca meridional”. “Trabajé siempre desde una mirada de los procesos históricos y la evangelización en esta región, para poder explicar y entender cómo este sistema de religiosidad y de creencias está conformado”, expuso.
Esas facetas de música tradicional, investigadora y una mujer “fascinada con las otras formas de curar”, hoy las combina con la docencia en la Facultad de Historia, de donde egresó.
Recientemente Yuyultzin –y dada la naturaleza del proyecto, la agrupación de son huasteco de la que forma parte, Tlacuatzin– resultó beneficiada por el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico con el proyecto “Del llano hasta la montaña: música huasteca desde la diversidad”, en la disciplina “Música y especialidad interpretación”.
Se trata, explicó, de la interpretación de sones de carnaval de la cañada de Zontecomatlán, que están en riesgo de desaparecer –también nombrados sones zonteños.
En ese tenor, Yuyultzin sugirió a la comunidad universitaria que los proyectos académicos que emprendan les satisfagan no sólo en el plano profesional, sino también en el personal.
UV/Karina de la Paz Reyes