Si en Veracruz se procurara justicia pronta y expedita y se hiciera respetar el Estado de Derecho, no ocurrirían manifestaciones grotescas de grupúsculos violentos como la que acaba de tolerarse este lunes en Xalapa, o como la registrada la semana anterior en Tatahuicapan por la muerte de una joven atropellada por un funcionario ebrio de la SEV, o como la ocurrida en febrero pasado en Ciudad Isla, donde pobladores cansados de los abusos policiacos atacaron una base de la Guardia Nacional.
En el caso de Xalapa sorprendió la ausencia de las fuerzas de seguridad del estado y del municipio, las cuales jamás aparecieron para evitar que no más de 50 mozalbetes encapuchados que “protestaban” por el homicidio de Carlos Andrés Navarro –un serigrafista de 33 años de edad que a principios de mayo murió a golpes al ser detenido por la policía– pintarrajearan y causaran destrozos impunemente en establecimientos comerciales y sucursales bancarias en las céntricas avenidas xalapeñas.
El colmo fue que el secretario de Seguridad Pública del estado, Hugo Gutiérrez Maldonado, ni siquiera intentó impedir que vandalizaran el edificio de la dependencia estatal a su cargo.
No obstante que hay videocámaras en los principales cuadros de la ciudad, y que además algunos diarios digitales estaban transmitiendo en vivo la manifestación, mostrando los actos de vandalismo que se venían cometiendo, ninguna autoridad estatal ni municipal reaccionó oportunamente para impedirlo.
El alcalde Hipólito Rodríguez Herrero apareció públicamente horas después en la conferencia de prensa que dio el gobernador Cuitláhuac García. Pero no dijo ni pío, pese a que tres meses antes, en marzo pasado, aprobó la aplicación de más de 80 millones de pesos para seguridad pública provenientes de varios programas y fondos federales.
Inclusive, el secretario técnico de la Dirección de Seguridad Ciudadana y Tránsito Municipal, Oswaldo Espinoza Solórzano, presumió que durante el ejercicio 2020 invertirían más de 20 millones de pesos para adquirir motocicletas equipadas para patrullaje, municiones, cargadores, armamento corto, equipo de radiocomunicación, tabletas y capacitaciones.
“Buscamos reforzar el crecimiento de la Policía Municipal, se busca capacitar a 75 policías y cursos de capacitación continua, cursos con derechos humanos. Invertiríamos en equipos de localización, también un proyecto de fibra óptica, armamento, cargadores y municiones”, informó a los miembros del Cabildo, mencionándoles también que se realizarían capacitaciones para la prevención de la violencia, fomentar la perspectiva de género, otorgar becas y realizar evaluaciones a integrantes de la Policía Municipal.
Además, para “garantizar la seguridad de los ciudadanos”, la directora de Obras Públicas, Sulekey Citlalli Hernández Garrido, anunció que rehabilitarían la red de alumbrado público en las céntricas calles Allende, Hermenegildo Galeana, Miguel Palacios y en otros puntos de la capital. Habló de 11 mil 94 luminarias con un monto de 62 millones de pesos que serían instaladas en un plazo de 120 días.
Pero los hechos vandálicos de este lunes sucedieron a plena luz del día, sin que nadie hiciera el menor intento por impedirlos.
Iglesia: vandalismo impune
Por cierto, ¿qué avance tendrá la denuncia que recientemente interpuso la Arquidiócesis de Xalapa ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por la vandalización de algunos de sus templos?
Y es que ante la lentitud mostrada por la FGE, la propia Iglesia Católica ha tenido que realizar las pesquisas por su cuenta.
Hace una semana, por ejemplo, presentó videograbaciones en las que “aparecen algunas mujeres escribiendo mensajes parecidos a los que se han hecho en manifestaciones de feministas radicales”, se dio a conocer en un comunicado de la Dirección de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, que encabeza el presbítero José Manuel Suazo Reyes, quien informó que estas evidencias obtenidas “se han puesto ya en manos de la Fiscalía.”
“Lamentamos realmente esta acción vandálica que ofende y lastima a nuestros feligreses pues se atenta contra un espacio sagrado y sólo abona a la descomposición social”, expuso el sacerdote, refiriendo que el pasado primero de junio algunas iglesias del centro de la ciudad de Xalapa amanecieron grafiteadas.
“Quienes llevaron a cabo esta acción delincuencial lo hicieron durante la madrugada, aprovechando la oscuridad y con el rostro cubierto. Con ello manifiestan una actitud de odio hacia la Iglesia católica que abiertamente y a la luz del día ha manifestado siempre un mensaje a favor de la vida en todas sus etapas.
“Condenamos todas estas expresiones propias de la cultura de la muerte; lamentamos además que se altere la tranquilidad y la paz social y que la reacción, ante estos delitos por parte de quienes deben guardar el orden, sea de una cierta indiferencia como si no pasara nada”, afirmó el presbítero hace siete días.